CONVERSACION CON SR CESAR RENGIFO

CONVERSACION CON SR CESAR RENGIFO

 

 
Cesar Rengifo
La Molina, 07 de Febrero de 1989
 
 
de la región del río Ucayali afluente del río Amazonas en la Región Loreto, desde los primeros años del Siglo XX. Sirvió luego en el ejército y fue destacado entre otrosAñejo aficionado  lugares al Norte del Perú, fronterizo con el Ecuador.
 
 
Contamana, era una población bonita: No se la llevaba el río, no se erosionaba, habían casas de dos pisos, losetas venecianas, azulejos españoles, así eran las casas. Como mi Padre, habían muchos jugadores de gallos, habían los Silva Merino que llevaron la afición, Chumbe y una tira más y mi Padre compró unos gallos, me acuerdo un giro, gallos grandes; tipo español grande, Inglés, algo así y a ninguno de mis hermanos les gustaba los gallos, pero a mí si y les daba de comer medido, los soleaba y hacía todo lo que decía mi Papá. De vez en cuando los hacía pelear y me ganaba una buena tanda y de ahí ya comencé con los gallos y adonde he ido, iba comprando gallos. En el ejército me iba a una marcha de campaña y veía un gallo bonito y pa, lo compraba y lo llevaba al cuartel, lo preparaba, le daba de comer plátano, lo purgaba y comenzábamos. Les daba pan con leche, para darle calcio, todo le poníamos. De esta afición, yo llevo unos cuarentitantos años, sino, que ahora ya estoy viejo y para cuidar gallos hay que ser gente joven. Se jugaba con espuela natural e inclusive los que no tenían espuelas, que se llaman los patalizos, jugaban con su arma, aunque sea con el cacho de otro. Pero esos patalizos pegaban unas patadas, que los descordaban para atrás. Sin cacho. Hacían un ruedo, entonces iban al parque y diez o quince personas sacaban sus gallos, entonces había un tuertito chiquito de palos y las peleas duraban bastante y jugaban….; de ahí tuvimos unos gallos negros patalizos, azabaches, pero tenían una fuerza, los hacían roncar a los otros gallos, con una fuerza, cuatro o cinco tiros, les volteaban el pescuezo para atrás. Acá les llaman “lampiño”. Después vinieron los garicos o cariocos, pelaos, vinieron de Pernambuco, de Brasil. No se si serán de Brasil o deben haber traído de otras partes. Creo que en Inglaterra, hay también de esos gallos. Después en Tumbes he criado, pero los Asiles. Bien revoladores, fuertes, en el año 50 y los Japoneses. En ese tiempo no habían los americanos, no se de que época, ya viene este cruce de gallos, americanos, chilenos, Japoneses, colombianos, porque todos esos gallos los han traído de otras partes. Antes no se jugaba así y había asistencia al gallo, careaban, el careador asistía al gallo que volvía, era una pelea bastante hasta aburrida aveces. Jugar el gallo por 3,000 soles, era una hazaña. Nosotros tuvimos en Zorritos y los muchachos Peralta, tenían unos gallos que de Cuba habían traído unos huevos. Los regalaron y sacaron pollos y un giro bien bonito, lindo, así es que nos dijeron, vamos a jugar el gallo y todo el mundo estaba ahí. Estaba el loco Estrada, que llegó a Jeneral, Palacios Obryan, Machado, juntamos la plata y completamos un montón de plata y nos fuimos a Tumbes desde Zorritos y allá había un gallo que le llamaban El Potrillo, que era hijo de un gallo que le llamaban El Potro, cómo sería ese gallo, que yo le conté veintiún patadas dió y en las veintiún agarramos el gallo y ganó El Potro le decían porque pateaba fuerte y tenía una maña atroz. No lo dejaba patear al otro y donde mordía, pum le metía y no lo pateaban. Agarraba de la pluma y pateaba a la cabeza. Veo que otros gallos muerden de la pluma y patean al cuerpo. Con esa fuerza que tenía El Potro, nos ganó el gallo. El Potrillo, era la cría de ese gallo, pero los ecuatorianos lo compraron. La pelea fue terrible, una pelea pero sanguinaria, se metieron cacho los dos, una defensa… bien armados, bien fuertes; al final, perdimos el gallo, le faltó fondo, le metió un tiro`por acá, por las costillas, casi lo matan, eso lo debilitó al gallo, se echó, perdió y los ecuatorianos compraron ese gallo, pero El Portillo también se amoñó, no quería pelear, cra, cra, todas las veces que lo llevaban. De repente el gallo armaba y cuando armaba, era plata fija y durante la pelea no se despichaba. Era un gallo japonés, pero decían los entendidos, que a ese gallo le habían metido mucho cacho, entonces ya por esa cuestión lo sentía. He conocido a galleros de Piura, a Román, a los Olavarría, a los coloraos Trelles que jugaban con un Vilela allá por Huancabamba, tenía unos gallos buenazos, pero eran gallos criollos. Los Trelles han tenido muy buenos gallos, los Olavarría, de San Pedro, los la Fuente. Nosotros decíamos en Tumbes a Don Manuel Olavarría, “Don Manuel, que dice la carta”, porque le mandaban los gallos y en la carta decía: “este gallo ha matado a cinco, a seis”, y Don Manuel decía: “van cinco” y de repente, corría el gallo y una carcajada, “cómo que la quinta, carrera Don Manuel ¿no?”. Los galleros más aficionados, están en Sullana. A mí me gustaba el coliseo de Tacna que está en un rincón, bien alejado y me pareció hasta peligroso; ahí hay un mercadillo y un mercado Víctor Raúl, aunque ahora a todos los mercados, les llaman Víctor Raúl… Tanta era la afición en Zorritos, que cada uno llevaba su vela. El ruedo era un algarrobo que hacía bastante sombra y ahí habíamos puesto palitos así, y jugábamos los gallos y a las 6 de la tarde, ya no había luz y todo el mundo prendía su vela. 30, 40, 100 aficionados con su vela y los gallos seguían peleando. Con frecuencia venían de Ecuador a jugar, pero a Tumbes; a Zorritos muy poco. Del Ecuador, venía un buen apostador que le decían “Pan con leche” un blanco él, pero un blanco desteñido y le decían “Pan con leche” y era bien valiente para apostar, porque para apostar hay que ser valiente y apostaba. Pero ahí el que le paraba, es la Patucha Saldarriaga. Los gallos los llevabas de aquí, te ibas al Peligro, te ibas a San Juan de la Virgen, te ibas al Garbanzal, por todas partes, por dónde no había gallos. Ahora, el coliseo de Tumbes tiene su luz propia así como acá en “El Rosedal” que tiene su luz propia. Entonces, cuando hay apagones a cada rato, prenden su luz y se juega bien. El coliseo de Tumbes, era de un grupo de socios, pero cada uno se iba yendo por sus circunstancias y después el Sr. Merino, fue comprando las acciones y ahora es el dueño y es un coliseo bien grande y bonito. Pero allá comienzan a jugarse a las 4, 4 ½, para que baje el calor, hasta las 8 o 9 de la noche, como hay luz propia… y en Corrales, hay más afición, más plata, porque esa gente es agricultora; son crianderos, pero el coliseo no es bonito; Corrales está a 8Kmts de Tumbes viniendo hacia Lima, y se juega Lunes. Nosotros en una marcha de campaña de ahí para San Juan de la Virgen, compramos un gallo, un ajiseco tuerto, con el cholo Copello y era la muerte el cholo Copello, Capitán, y nos trajimos el gallo a Zorritos; teníamos un sanitario y el sanitario comenzó a alimentar al gallo; el cholo decía “este gallo es Ayacuchano, debe ser bueno porque como es tuerto, ya debe haber peleado”; creo que compramos el gallo en S/.15 soles y a medias. Lo comenzaron a preparar los soldados, porque seguro sus Papás eran aficionados y querían mover los gallos y tenían un muñeco, o sea un gallo de trapo bien pintado y con eso lo movían y
el gallo pateaba y lo correteaban y como no había balanza para pesar, como esas que tiene el brazo bonito, lo pesábamos en la balanza que servía para pesar el rancho para los soldados y yo no sé cómo hacía. Ahí no se jugaba al peso; tú querías jugar un gallo, cotejabas: “perdón” le pedías permiso al otro contendor, y a la mano y a la mano nunca he visto líos y se pactaba y listo se acabó, cada uno pagaba, se reía, se iba a tomar después sus tragos, su cerveza y ahí terminaba la fiesta. Los ecuatorianos, se compraron el gallo ese “El Potrillo”; lo llevaron y sacaron unas crías… y al año siguiente vinieron con los pollos y nos barrieron. No dejaron gallos en Tumbes con los hijos de ese gallo. Lo llevaron a Guayaquil, a Ambato, todo Ecuador ese gallo, ganando plata. Nosotros hicimos concentración en Tumbes, una buena concentración con bastantes ecuatorianos, gente que trae plata y sobre todo Tumbes es pues una ciudad fronteriza. Tumbesinos casados con ecuatorianas, ecuatorianas casadas con peruanos, todos son familias. Ahí uno se va a Santa Rosa, se va al Pasaje y cuando hay esa fiesta de Santa Rosa, sólo sacas tu salvo conducto y te vas. No hay peros allá, es toda gente muy amable; pero esta vez que he estado en Huaquilla, he visto que tienen gallos chilenos, gallos americanitos, gallos colombianos y yo he estado viendo como lo preparaba un señor sus gallos y le digo: “oye, para qué lo soleas tanto este pollo; lo vas a bajar mucho”; “no que esto, que por aquí, que por allá, le toqué y estaba bajo de peso”; ¡no! deja de solear al gallo y no lo muevas mucho, para una jugada, basta tres, cuatro movidas. En Talara, también juegan gallos; en Talara, Sullana, Piura, Chiclayo, en Trujillo hay buenos gallos. En Cajamarca, también hay gallos, ahí en San Juan de Chota, Chota y Cutervo, gallos pero no estos gallos de aquí; estos cruzados que juegan, que se meten. Son gallos que donde pican, ya metieron cacho y adiós. Y al gallo también le afecta la altura, es como el humano y yo no sabía; me regalaron un gallo en Piura, un lindo gallo blanco, había ganado, una maravilla el gallo. Me lo llevé a Huancabamba que estará a 1,200 metros de altura y a los quince días no más saqué el gallo y con las justas empató porque el otro era malo, pero después el gallo se fue haciendo y a los seis meses cambió de pluma, lo volví a sacar y entonces ya estaba el gallo y ganó siete veces. Contamana, está como a tres horas de Pucallpa en deslizador; pero en barco, 12 horas. En mi época, Pucallpa no existía; eran unas chacras de 4 Chamas, en toda esa zona de Ucayali. El Chama, el indio que más se acerca al blanco; el que más convive con los blancos y el que más nombre le han puesto a todos los pueblos. Por ejemplo, Contamana, su verdadero nombre es Contam maná; manan en chama, es cerro y contam, es una palmera. Ahí en ese cerro, habían palmeras y por eso los Chamas le decían Contam maná, pero ya los blancos juntaron las dos palabras ¡Contamana!. Lo mismo este otro sitio en castellano, Cunshamaya, no es Cunshamaya sino, Cunhan may; cunhan es cedro, may es purma que es una chacra que se abandona y comienzan a crecer nuevamente los arbolitos. Para estudiar, teníamos que ir de Contamana a Iquitos, porque no había colegio nacional. Terminaba nuestra primaria en el centro escolar y nos íbamos a Iquitos a estudiar. Teníamos que estar un año fuera de nuestros Padres y de ahí veníamos a trabajar y yo trabajaba yendo a recoger las pieles que sacaban los indios Chamas. Mi Padre me mandaba y me iba 6, 7 días en canoa por el Pisqui al alto. El Pisqui, es un afluente del Ucayali, que es paralelo al Aguaytía y ahí aprendí a hablar un poco del Chama, sino, como iba a comer. Los Chamas no conocen nada de esta cuestión de los gallos; tampoco no saben golpearse ni trompearse ni darse cabezasos ni patadas. Si pelean, lo hacen con el ushiati, que es un cuchillo curvo, que hacen de machetes viejos, los labran y los hacen curvos. El cabito lo hacen de madera bien dibujadita, amarrado con una cinta especial que hacen las damas y cuando ya se marean, hay la fiesta de la pishta y ellos bajan por los ríos desde las cabeceras de los ríos, van con sus tamborcitos invitando y conocen los golpes, donde va a ser. Cuando estuve en Iquitos estudiando, frecuentaba las peleas de gallos. A veces no nos dejaban entrar. Había un señor Córdoba que tenía su coliseo, Manuel Córdoba y la policía era muy rigurosa y a los muchachos no nos dejaban entrar, pero como el señor Córdoba conocía a mi Papá que era gallero, colega de gallos así que me hacía pasar y él conocía de gallos y yo quería apostar y a veces me decía: “no, no apuestes a ese gallo, porque hoy día lo he visto revolcarse” y eso es cierto pues se revuelcan y se aflojan. Casi todos los gallos que se jugaban en Iquitos, eran Japoneses, cariocas, Malayos, como el brasilero actual. El tipo de gallo empezó a cambiar a partir del 57, más o menos, porque yo llegué en el 54 a Iquitos y ya vi gallos cruzados con colombiano, gallos pequeños. Siempre han habido concentraciones en Iquitos y ahora vienen de Leticia colombianos y ecuatorianos, de todas partes y al gallero no le interesa, paga su pasaje en avión y lleva sus gallos a jugar donde sea. Pero a mí me parece que a partir del 57, 55 ya el gallo comenzó a bajar. Puede ser pos asunto económico, por la rapidez del gallo, ya no había coteja; no me acuerdo en qué momento han cambiado de el arma natural a la espina de pez. Los gallos mataban igual si tenían acierto, sino, que el Japonés es un gallo de mucho juego, entonces no le deja actuar al otro. El gallo Japonés es más empatador que ganador, porque tiene esa maña. Aveces está ganando y está jugando; en cambio uno lo ve al otro mal y lo liquidan. El gallo Japonés cruza el pescuezo y lo agarra de la otra banda y aveces se engallina y no gana la pelea. Yo conocí Leticia en el año 38, porque vine a Lima en el año 39, por el canal de Panamá, porque no había Pucallpa; cuando se inició la carretera Pucallpa a Huánuco, todos los jóvenes de Contamana que no tenían trabajo, se vinieron a trabajar en la carretera. En Leticia en el 32, en el Trapecio amazónico, se jugaba el mismo gallo brasilero. En Colombia en el trapecio, tenían los mismos gallos. Después habrán comenzado a conseguir los gallos chicos. Lo que sí me dicen en el Sur, es que en Chile, siempre ha habido el gallo chileno. En Colombia, es un Español, seguramente cruzado con gallinas clombianas. En Loreto no hay gallo navajero. Hay mucha gente que por ignorancia, a pesar que pertenecen a las mismas gallináceas, que van a cruzar con el Paujil, con el Manacaraco. Dicen que sí es posible, pero creo que científicamente no se puede, porque los genes son diferentes. Allá consiguen los Manacaracos desde pequeñitos y se crían con los pollos de tal manera que viven como gallos o gallinas, pero yo he leído que las especies no se cruzan. Llevaban gallitos de 3:06, 3:07lbs muy rápidos y decían que eran cruzados con Manacaraco. Todo el mundo cree y tiene su amuleto, los rezan. En esa época los gallos se jugaban diferente a los de ahora. Ahora es un poco más científico; en ese tiempo, no, por ejemplo decían que le echaban &ldqu
o;manteca de zorro” debajo del ala y ese olor, hacía que el otro gallo se corriera o se despichara. Otros decían que le echaban ají debajo del ala; deben tener algo de cierto, porque una vez, a un gallo que era bonito, le hicimos dar una paliza con otro y lo hicimos correr al gallo y después seguros fuimos a jugar al gallo y todo el mundo apostaba a nuestro gallo que se había corrido y que te parece, de repente el gallo, pam, pum, lo mata al otro y ese fue el castigo pues todo lo que uno hace mal, nunca sale bien. Y hay un dicho “ a este gallo que le falta plata para la apuesta, hay que apostarle; ¡ese va a ganar!”. Me he dado cuenta en Lima, que los gallos que pican al dueño, por lo general no ganan. Lo he visto con frecuencia. Dicen que cuando los huesos de la rabadilla están bien juntos, el gallo tiene mucho acierto. Por eso cuando una persona va a comprar un gallo, lo primero que hace es tocar esos dos huesos; si los huesos están bien unidos, tiene bastante acierto y si están abiertitos, más o menos. Habría que comprobar. Los gallos verdaderamente finos, decía mi Papá que cantaban cortito y el piquito era bien chiquito. Eso era una defensa, porque gallo de pico largo, por lo general, de una patada le malogran el pico. Pero acá no he visto esa figura de gallos que he visto antes. He visto unos plumones feos, pero son buenos. Antes habían gallos bien estilizados, gallos grandes. Cuando he regresado a mi tierra después de veintitantos años, ya no hay afición de gallos. Se perdió en Contamana la afición, nadie cría gallos y le pregunto a mi Papá y me dice “ya se perdió la afición a los gallos, todos los viejos han muerto; el único soy yo, ¿con quien juego?”; los chicos no han seguido la afición. Por ejemplo ahí en la selva hay un ave, que parece gallina, no tiene cola, es como una avestruz, pero chica, se llama “Trompetero” y cuando está criado ahí en la casa, pelea como gallo. Tiene pico como gallo y mete unas patadas, así como los bolos, parecen cruzados con los bolos y son del tamaño de los gallos, con patas verdes cobrizas, pico negro; el Paujil, no, el Paujil es como pavo.
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