ENTREVISTA AL SR GERMAN BERROCAL GALPON CANDELA

ENTREVISTA AL SR GERMAN BERROCAL GALPON CANDELA

 

                      Germán Berrocal  Galpón “Canela”

El Rosedal, 20 de Enero de 1991

 

La afición de las peleas de gallos a pico comenzó en la calle Salón, cuyo dueño era un japonés apellidado Aguena; de Aguena, pasó Asato, de ahí vino a Lima El Gallo de Oro o La Cancha Grande con el señor Guillen y el Señor Nuñez. Yo soy huancavelicano y en mi tierra jugaba gallos de pico. Mi  Papá murió cuando yo tenía 11 años; mi Papá criaba poquito y de ahí salían buenos; una pasada, sacaba un ojo, otra, el otro ojo, y ya estaba listo. Era un tipo de gallo nacional, machetones, pero no eran tan rápidos como ahora. Los gallos se abracaban y peleaban con defensa. Así, traje un gallito y total, trabajando en una lechería, tuve un amigo que había criado gallos y todos sus gallos los tenía guardados y no tenía gallinas. Llego a Lima en el año 1936, pero todavía no estaba en coliseo de Aguena que fue después del 38. Los gallos jugaban con sus propios cachos y los jugábamos en el Callao. No se armaba y si el gallo era lampiño, entonces si le gustaba, jugaba con un pollo de 9 meses. La pelea completa, era 50 minutos y de ahí se rebajaron 25 y después de 20, y a 15 minutos. Un poco más abajo en la misma calle Salón donde estaba el coliseo, un poco más abajo, cerca a la playa, ahí estaba Asato y de ahí Asato murió y vine a jugar a Lima. En Lima, el señor Nuñez y el señor Guillen, trajeron un gallo que se llamaba “Escoba” un gallo negro y pelábamos gallos contra “Zarumilla” el mayordomo de Aspíllaga. El “Escoba”, ganó a todos los gallos del Callao; entonces teníamos gallos con “Zarunilla” que tenía un gallo llamado “Azañero” y el hermano de “Azañero” era mío y el “Escoba” lo cotejaron con el mío y los del Callao, nos dijo que “el Escoba nos ha barrido a todos”; entonces le dije eso a Antonio (Zarumilla) y Antonio me dice “mi gallo es fino como el de él” y efectivamente comenzó la pelea de 50 minutos y el “Escoba” pasó y nuestro gallo parecía chusco y cantaba Kikiliki, cantaba, pero el tipo de gallo era muy distinto y agarra el gallo, cinco patadas al hilo sin soltar y el “Escoba”, terminó ahí, por S/.2,000, mucha plata era pues se jugaba S/.200, S/.250 que juntamos entre Zarumilla, Chávez, Pantigoso, Kuroto y Berrios; bueno y ahí quedamos alegres cuando hemos ganado. Cuando llegué de mi tierra, vivía en la hacienda Puente que quedaba a 5 kilómetros de Lima, antes de La Molina lo que era Mayorazgo, era la hacienda Puente; no habían gallos, sólo el que yo había traído que era un blanco Cenizo, Machetón y se llamaba “Oculista”; porque pasaba nomás y sacaba el ojo y pasaba y el otro ojo; murió con peste, cuando tenía como 5 años. Era un criollo más parecido al Español que al Japonés y después apareció el gallo Japonés, gallos grandes de 8:14lbs., 8:10lbs. Con los amigos de gallos que tenía y vivían en San Isidro, por El Bosque, ahí ellos juntaban todos los Miércoles y yo iba ahí en la tarde saliendo de trabajar, en ese tiempo y saliendo de trabajar nos reuníamos y ahí chusqueábamos; juntábamos los gallos de todos y chusqueábamos. Después apareció la Cancha Grande, murió Aguena, por eso es que cerró su coliseo, sino, hubiese seguido. En el Callao habían bastantes aficionados y se hacían 8 o 10 peleas, no habían más. A los 50 minutos empataban y eran gallos que peleaban cruzados. De ahí vienen gallos del Norte, con otro ritmo. Después el gallo de Lima, se superó con el cruce de Japonés y rebajó de tamaño y más fuerte y después aparecieron Españoles, pero no había ni Inglés ni Americano, ni Español tampoco. Cuando había concentración en la Grande, en la primera concentración buena, hubieron invitados de Arequipa; íbamos nosotros y juntábamos los gallos de distintos tamaños y distintos pesos y en la Grande no se pesaban los gallos ni en la cancha de Aguena; después apareció la balanza; entonces aparecieron bastantes de los que hacen balanzas y de ahí ya había concentración sólo para las fiestas y muy pocas concentraciones, no como ahora que hay concentraciones todos los Domingos. Yo tenía un gallo pinto y llegaron de Piura, su tío de Feijo y también ya Feijo jugaba gallos. Llegó Trelles y trajo un gallito bueno que había jugado en el Norte y quería jugar plata y yo era aliado con Taró, yo tenía gallos con Taró que no era aficionado y gustaba el gallo de navaja y los teníamos también con el Dr. Morán y con el primo de Morán, llamado Roberto teníamos los gallos acá con Taró y tenía un gallo Japonés que lo cruzaron con mi gallo y me dieron uno más chiquito y ellos agarraron el mejor; entonces mi gallo era mejor que el de ellos; cotejamos contra el Sr. Trelles, pero él quería jugar plata y Taró no llegó y yo estaba solo; yo quería jugarlo S/.1,700 y él quería jugar más, entonces no iba la pelea, hasta que se animó y dice “vamos a apostar por afuera” y se animó. Teodoro Dueñas, soltó el gallo; lo suelta Dueñas y el gallo del Señor Trelles nos noqueó en la entrada a mi gallo, lo pataleó, entonces entré para levantarlo, pero mi gallo iba bamboleándose y se recupera y pescó dos jalones y le había traspasado el ojo y saltando se fue el gallo, se fue, corrió y ganamos la pelea. Cuando terminó, llegó Taró para jugar cualquier plata; querían comprarme el gallo y yo no vendo gallos. Yo todavía estaba en la hacienda por La Molina que tenía parientes. Después mis hijos empezaron a estudiar y vine a vivir en Breña; ahí en Breña, también habían unos corralones en que topaban gallos, pero no jugaban; les decía para jugar aunque sea S/.100 soles, pero no querían, sino, para topar. No querían vender ni una pollita. Cuando me encontré con Zarumilla, ellos no me querían vender tampoco. Con Zarumilla, me conozco desde el Callao, cerca del año 38. Del año 45, ya vimos a Oscar (Oscar Aspíllaga) de tamañito con pantalón corto y escapaba del Padre para ir. Teníamos el carro de Chavez y de Rodríguez, los dos tenían carro; íbamos a cualquier sitio, íbamos a Piñonate. Piñonate es del 40 – 45, es tan antigua como la de Aguena y también desapareció. Piñonate era por el paseo de aguas en el Rímac. Ahí apareció un italiano que su hijo era General de la aviación, él también jugaba gallos. En Piñonate nadie podía ganarnos gallos, porque teníamos bastantes. Después era también dueño este señor Flores que anduve siempre con él, el que tiene carrito amarillo. De ahí no se como desapareció la cancha y cuando apareció la de Lima, ahí era más cerca, al 58, pasaba por ahí y era mejor coliseo y bastante apuesta y llegaban de todos sitios. Después en otro campeonato grande con Taró y Eloy preparó mi gallo; le llamaba “Pollo sentado”,
porque se sentaba el gallo y no levantaba. Entonces el Comandante Góngora nos gana los cuatro gallos y mi gallo era el último pollo lo preparé, no nos interesaba, porque era cola torcida, feo completo, pero ya gallo cruzado, era bueno y lampiño, pero ya estaba armado, pesaba 5:08lbs. Era lampiño y no quería ni prepararlo y había gente que los armaba, no había ni patapioja, sino, la dirección la ponían con esparadrapo y armaban; íbamos perdiendo 4 peleas y cada gallo lo jugamos S/.1,500, S/.2,000, pero sólo nos faltaba una pelea así que no lo había cotejado al gallo Margarita que le decían al muchachito que era preparador; no sé porqué le decían Margarita de sobre nombre; entonces viene Margarita y me dice “hay S/.1,200”; va los S/.1,200 le digo; entonces vino el Sr. Gálvez y me dijo yo también pongo, lo mismo Taró y otros que no tomamos ni cerveza y estábamos en el altillo y dice “a ver, tráigame Caballo Blanco” y tomaban la mitad del vaso, salud, salud, “yo te voy a ayudar” y les digo, no juega mucha plata, no te voy a llevar, yo solo voy y Gálvez me da S/.50 y regresa Margarita y dice “hay S/.1,600” y juntamos S/.3,500; y regreso, “hay S/.3,000” y le dije ¿no hay más?, bueno vamos a jugar lo que hay “hay S/.3,000”, a ver, consulta con tu patrón, y a armar los gallo y antes ponían pizarra en el ruedo para avisar y con el peso de los gallos y a armar; “hay S/.3,200”, hay S/.3,600 y teníamos que contentarnos y tomábamos el Caballo Blanco con Gálvez, nada más los dos y entro a soltar el gallo, y me botaron, no, no, tomado no puede soltarlo y como el otro era comandante, tenían miedo de que algún problema pueda hacer y le dimos a que suelte Eloy; a Eloy también lo botaron, estaba borracho; entonces total a Ruiz lo mandamos carear y ya lo dejaron carear "“bueno, puede carear él" suéltalo le dijo y soltó el gallo y ese gallo sí era rápido y entró y sancochó como navajero y tres pasos adelante marchó y murió el gallo de Góngora y con los S/.3,600, recuperé la plata, pero no la de Taró y otros. Así que Taró se aventó del tercer asiento y me levantaba a cargar y la gente decía “taró, a tu gallo no ha ido, Ud. es el peón nomás” decía Isa Jamís; no, somos aliados; “no, no has ayudado a tu aliado, como es eso”. Así que lo dejé frío al Comandante; me ganaron los cuatro gallos, pero en el último gallo gané y recuperé un poco más. De ahí jugo el gallo de nuevo, pero en día particular y yo no lo cotejé, otra persona lo cotejó, lo cotejó Chanfaina, contra un gallo Cenizo y apostamos y cuando ya se depositaba la plata, ya no podía deshacerse la pelea; soltamos el gallo y un pollo muy fuerte y volvió a ganar.

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