ENTREVISTA AL SR HERNAN MONROY VILCHEZ

ENTREVISTA AL SR HERNAN MONROY VILCHEZ

  

Hernán Monroy Vílchez

San Miguel, 13 de Mayo del 2005

 

Me inicié en la afición a la edad de ocho años.  Por mi abuelo y por mi padre. Mi padre cuando no había luz, hacía esos mecheros y jugaban gallos. Había coliseo en Camaná y ahora es muy bonito. Ya tiene muchos años ese coliseo.  Yo antes iba a jugar gallos por allá, pero hace como ocho años, desde que murió mi amigo Juan Uriel un caballero de Camaná, ya no voy, me da pena.  Ese hombre, yo lo hice volver a los gallos, él se había alejado de los gallos. Hahí tengo la declaración de un programa que hacen las revistas,  ahí tengo las declaraciones de él. Ahí está la declaración, “he vuelto a los gallos por mi amigo Hernán Monroy”, fue mi gran amigo. La primera salida que tuvimos, fue a Lamas, hace años. Llevé a William Chung y a Ruiz. En honor a ellos hacían las peleas. Le digo a William, yo quiero que hagan en honor a Juan Uriel, pero a él solo, que lo voy a llevar y lo hizo. El presidente del club, era dueño del coliseo. A mi hermano, lo consideraban, fue muy buen gallero también, todos mis hermanos han sido buenos aficionados. Yo estoy acá desde muchacho. Mi padre tenía bastantes chacras, todos arroceros y naranjas, en ese tiempo habían naranjas. Mis gallos son fuertecitos, no son pajarracos. A los finos le dicen pajarracos, les hemos puesto nosotros, pajarraquitos.  Tengo gallos fuertes, con juego y jalan bien. Total que un gallo de mi compadre Flores, me regaló uno de los buenos de allá de la India, de allá no son como los argentinos que tienen un pescuecito así, tienen un pescuesazo chiquito, las patitas así, eso no.  Esos son gallos, César León tenía. Así es que me ha pedido uno, de esta camada, tengo cuatro gallos bien bonitos, le he regalado uno. Ya gallo. Yo estaba muchacho cuando no me dejaban entrar al coliseo y estudiaba, había un sargento Páez, papá de mi amigo Hurtado Páez, el papá, era sargento, veía a un muchacho y en ese tiempo le tiraban fuete. Así es que muchos muchachos nos quedábamos sin ir a los gallos. Eran gallos fuertes, mi Papá llevó a Lamas, yo no fui este año como seis, los seis ganaron bien, los gallos fuertes, pero los regaló, porque era muy dadivoso a los Ruiz les regaló uno, a Tito Díaz le regaló otro, y así los regaló. Eran más fuertecito que los chilenos, siempre los camanejos les daban a los chilenos. Una vez mi papá, mi papá tenía un gallo pinto, yo estaba muchacho y no podía ver la pelea por el sargento, ese sargento era un bandido. El sargento Páez papá de Gustavo Páez, huu, ese sargento era bueno, pero muy recto. Ni un muchacho entraba. Así es que juega mi papá, ese gallo pinto, un gallo cresta de tomate, fuertecito contra los chilenos, pucha que lo hizo tiras al gallo chileno. Era pajarraquito, fuertes eran los chilenos pero eran más bajitos, lo mordía de las plumas.  Después yo fui hace años con mi gallo moro, lo has escuchado.  He ganado más plata.  Viajaba por tierra, cuando me he ido de acá, cuando me he venido estaba mi abuela, mi abuela era de acá, la mamá de mi papá, ya. Lucho, sufría un poco. Es que mi abuela vivía en el Callao.  Dos nacimos acá, pero a los seis meses, nos fuimos. Mi mamá no podía dar a luz bien, no había mucha medicina. Me fui a Lima, mi abuela vivía acá, así es que yo nací en Constitución del Callao, estábamos dos, tres meses y nos íbamos en el buque Urubamba. Claro, que se embarcaba en Quilca, tres, cuatro meses. Después me vine donde mi abuela a los diez, doce años, a estudiar acá en el colegio. Mi abuelo ha sido del Callao. Los Crahuecheras, tú no has conocido a los Crahuecheras, Jorge Crahuechera, mi tío Enrique Crahuechera, hermano de mi abuela, que tenía el buque Beta, un blanco, alto. Él tenía su buque, vivía acá con mi abuela, son hijos de italiano.  Monroy Vílchez, mi papá era Monroy Crahuechera. Yo he conocido a tú tío Félix Cogorno. En el norte también habían gallos muy fuertes, de japonés, de todo había, mañosos. Antes los camanejos los cruzaban con chilenos. De fiereza, el segundo cruce ya salían fuertes. Moquegua ha tenido buenos gallos. Arequipa no tiene buenos gallos.  Ahora últimamente está Arequipa, pero años atrás Arequipa no figuraba en gallos piqueros, pero había unos cuantos que tenían, por ejemplo            Quiribá, él compraba gallos de todos sitios. Un gallo que jugaba abajo y salía,  El Petróleo, gallo giro, negro.  Giro verde, así fue el gallo ese, por eso le decían petróleo. Buen gallo también. Tenía juego. De Camaná, el papá del comandante Peñafiel. Yo he jugado ahí en el coliseo Salon.  Cuando me vine acá, traje cuatro gallos de mi papá. Yo tenía más de treinta gallos, tres, cuatro pollos me traje y los jugué. El Callao era el único sitio. Primero jugábamos en los Rodríguez, en Sepita. Ahí estaba don Juan Rodríguez, el papá del coronel. El primer coliseo fue Solano. Solano. Vivía por Nazareto, yo he vivido en Nazareto cuantos años. Ahí había muy buenas peleas, estaba Albarracín, el flaco. Estaba Asato, el mejor gallero de todos los japoneses era Asato.  No sé a dónde vivía.  En el  Callao tenía su lechería, ahí en Puno, tenía arriba sus gallos, yo entraba ahí. En ese tiempo se jugaba una hora. El gallo era japonés. Jugó Kanashiro en la perla en una canchita, ahí jugaban los miércoles, y jugó ese gallo, una hora, dieron media hora más para que definan. Hora y media, pero con los pitones, no había cacho en ese tiempo, no había espuela. Entablaron. Ese gallo me lo dio Arenas y se lo mandé a mi hermano. Lo regaló al gordo Herrera que era de Moquegua, buena gente el señor.  Salió bien. Lo traía el gordo en la camioneta, lo llevaba hasta el norte a jugar y el gallo ganaba, un gallo negro muy bonito, muy fino. El coliseo de Solano fue primero después los Rodríguez.  Ya murió. Tenía un poco de edad, murió ya. Al morir don Juan en su casa, donde tenía una fábrica de jabón hizo el coliseo de gallos. Ahí jugué el primer Gallo de Oro, muchachito traje de allá, que había criado pues. Gané. Esa vez no sabía ni afilar los cachos. Me acuerdo de él, un muchacho que tiene sus camiones que trabajan en el muelle. Dijo, “yo te hago la caja”, yo tendría pues, diez soles, sumaron veinte, él dijo yo pongo el resto. Mi hermano estaba estudiando odontología, así es que ganamos la pelea bien. Después había otro pollo y mi hermano lo lleva a topar donde Aguiluz, el cojo Aguiluz que vendía pollo en el mercado. Muy bueno era ese pollo.  Así es que quería comprarme; traje un gallo japonés, fuerte, un gallo fuerte de Camaná lo jugué, pero un día mi tío Roberto Monroy Guevara, que era Diputado por Lima, en el
tiempo de Gálvez. Me lo regaló, cuatro me traje, mi papá no me dejo traer más. Luego la cancha de Arenas Jaló al público, era canchita más grande, mejores instalaciones, comida, todo vendía. Con su restaurante,     chico nomás, pero había de todo, buenos platos. Castillo, era el juez muy bueno, un hombre muy decente, correcto, era este señor Castillo. Humberto Castillo es su hijo, Kike murió, fueron amigos, muy muchachos contemporáneos conmigo. Castillo era muy buen juez. Muy recto, todos los conocíamos como un hombre muy bueno. Un reglamento que estaba bien y aceptado por todos los aficionados. No como acá que hacen su reglamento y no se cumple. Se reúnen cinco, ya está, se reúnen temprano, todos están de acuerdo con esto, decía Castillo. Salón buen coliseo era, los chinos eran buena gente. Arenas, Asato, Kanashiro, por años.  Se presentó el Gallo de Oro ya se fueron a Lima, nos fuimos a Lima casi todos. El japonés tenían tienda ahí y los hijos hicieron su tienda, Arenas murió primero, después a los años murió Asato. Oscar Cañedo no estaba ahí, nunca lo vi por ahí a Oscar Cañedo.  A Oscar, lo he conocido en Lima. Al Callao no creo que haya ido al Callao, pocos son los del Callao. Don Jorge León y César, pero ahí vive al frente. También buen hombre, claro, el padre, sí don Jorge también era buena gente, César también es sano, nos decimos compadres, a veces de techo a techo y conversamos. Y va trayendo gallos del norte, de Camaná y de todos sitios. Para el Callao vino Carlos Pitalua, mi gran amigo también, Carlitos Pitalua.  Con Arenas. Gano el Ceboso pues, tenía un gallo el Ceboso, un gallo medio cenizo, patas medias verdes, ganó bien, no sé a quién le ganaría. Yo lo he visto. Había hay un premio.  Carlos es de mi edad, Carlos Pitalua. Yo tengo setenta, voy a cumplir en junio. Mauro es un año mayor que yo, Mauro tiene setenta y uno. Últimamente, con Tirado por ejemplo íbamos a la chacra, tenía medios navajeros, no eran finos. Y Tirado le ponía cacho al de él, y si no te lo gano en dos minutos te regalo una gallina, así jugaban. Yo le presté el Moro a Mauro, ahí estuvimos. El fue a Camaná una vez con Tirado, pero no lo conocía yo a Mauro, no era gallero.  A cancha grande a entrado un poco después. Claro, don Jorge se sentaba ahí y yo acá. El Moro, bueno el gallo, hijo de la gallinita papuja, saqué con un gallo del norte. Saqué una camada y salieron dos hembras y dos machos.  El otro se salió, se pateo, y se descabezó y se murió. Queda el Moro que lo jugué varias veces, ganaba más rápido que un navajero, de entrada, lo soltaban, pun, pan. Era bien bravo entraba, en el aire. Una vez Alejandro Vega soltamos, lo suelto, pero yo he sido leal siempre para soltar mis gallos y Vega me lo suelta así, se pasa mi gallo, regresa y va y pac, hay quedó en segundos en aquella época. Yo he ganado muchas veces. Ese gallo ganaba, muy bueno. El padre lo trajeron del norte lo trajo un amigo que es del Callao.  Un gallo muy bonito, fuerte. El Moro tuvo muchas peleas, me desafía el dueño de la cancha de Camaná Pibe, acá en Lima vino y me dijo tú tienes un Moro de tanto. Cuatro cuatro, cuatro seis, era completito. Y Pibe tenía un gallo que le decía la víbora, que le estaban dando quince mil en ese tiempo. Lo llevo para Camaná, pero medio error, le habían sacado media lengua, porque estaba con taco, un taco en la lengua. Si no llevo el gallo, van a creer que uno es cobarde y lo llevé. Y jugamos, y quedamos treinta mil dólares, no soles, quedamos treinta mil en aquella época. Cuanto vamos a jugar me dice, treinta mil, ya está, ni un centavo más ni menos, ya está. Así es que jugamos, pero se hizo larga la pelea porque no tenía la plata.  Que hay cinco mil, no, no, quedamos treinta y no me discutas más, treinta, cuando tengas los treinta me avisas.  Hay quince, nada, treinta hemos quedado. Yo he venido por el gallo, porque está medio enfermo y me fui.  Total que se junto más con varios camanejos, ahí pero le gustaba mí gallo pues. La collera de él le daba. Bueno, así es que, aquí hay veinte, nada treinta, ya no me digas nada más. Si quiero treinta jugamos, sino no; ya vendiendo, entraba a la cantina, vendía los chicharrones. Así es, hicieron caja en ese instante. Así es que vamos, yo estaba medio alegre.  Yo armé mi gallo todo, hermano plántalo al medio digo, ya listo gana cuando lo armo yo. Lo soltamos, pa los dos gallos, no jugaba bien, por la lengua seguro, no podía jugar bien, pero le agarró le metió dos tiros, por el lado de la cloaca le entraba el dedo grande así al otro gallo. Y salió volando. Cundo sale volando le mete un tiro que lo descaderó. Lo hizo correr con ese tiro.  Y se para Kilimajer que yo lo conocía, en eso vino, oye, me dijo, te compro el gallo, no don Marco, no lo vendo.  Yo te doy quince mil soles, disculpe o quiero mucho a mi gallo, no lo vendo. Como en Trujillo, uno de Piura me estaba dando por un gallito que tengo muy bueno. Me estaba dando quinientos dólares, no disculpe usted señor, yo no lo vendo. Te doy quinientos dólares, no, no lo vendo, Un gallo que es recontra bueno para pelear y recontra bueno para botar, actualmente. Ganó en Trujillo, para el santo de Mauro. Mauro ha hecho su cumpleaños allá en Trujillo, por dos años, yo voy porque es amigo. Así es que llevamos nueve gallos, ganamos ocho y el último, ya no quiso, se fue el hombre. Jugamos ocho, los ocho ganamos, dos pollones, uno mi hijo, y uno yo. Tiene dominicano, ahora saco gallinas más fuertes, no de acá de Lima.  Sí, sí, guardo mi línea, por ejemplo mi compadre Flores me ha prestado un dominicano, que lo tengo allá, se llamaba el Damián, eso lo hemos jugado en la selva cuando hemos ido, ha jugado en una cancha grande, en Surco que diga, ha jugado en Pucallpa ya, varias peleas; ese dominicano, se va para un ladito, que achica, te bota las patas, y con cacho. Así es que lo trajo, le he sacado camadas y están mudando de año, de año y medio. El moro, lo jugaba plata. Era Moro por la madre, sí papuja y mora.  El otro era papujo el otro hermano, que se pateó, se calentó.  Moro también. Así es que, ese gallo fue inganable, inganable. Mi compadre Wilson le vendió a Mauro, el Pata Bendita y el Bisturí. El iba al club de Chile, y compraba los gallos.  El Pata Bendita y sus hijos eran buenos. Los gallos eran buenos, claro.  Claro, a Wilson mi compadre, no era gallero cuando era teniente, o alférez, no era gallero.  Así, y buen aficionado, bueno también cuando hay plata, uno tiene buenos gallos. Si tienes plata compras los gallos buenos, por ejemplo en ese tiempo tenía la mina, no hace mucho tiempo, iba para Chile, escogía los gallos, como él sabía de gallos ya. A Valdivia, Osorno, Ahí se iba Deustua. En cambio Mauro compra ese español, dos creo ha comprado. Joaquín Sánchez es un vivo, que anda trayendo gallitos, comerciante esa es la palabra, comerciante sus gallos para cría no son tan buenos, y le dan mil dólares. Y en cambio mi gallito me ofrece quinientos dólares, ya gallo para pelear, para cría
vota bueno, ahí voy a llevar a los primeros que me han salido son cuatro o cinco que tengo hijos de ese gallito, primera vez van a jugar. Son de año y los voy a llevar de pollos, antes de mudar mañosean y jalan por el cuerpo.  Muy buenos. Mañana lo voy a mover, mañana viene un preparador. Los quiero preparar para el veinticuatro de junio me voy a Iquitos, a Tarapoto, a Lamas, más de treinta años voy a Lamas. La selva es muy bonita, la gente es muy acogedora, muy buena gente. Últimamente como les regalan, dejan buenos gallos, y han progresado.  El año pasado. Hay que llevar gallos buenos, ganamos cinco el año pasado en Iquitos. Bueno, pues, pero no tanto, pueden hacer su pelea, pero hay que jugar casi en la noche, a partir de las siete de la noche. Hasta ahora tengo Moros, sí he guardado; ese moro que voy a llevar a Iquitos, es de la línea. Estoy repitiendo la camada de una gallina que me ha votado tres machos pero uno se ha muerto.  Y esta muertito, con un gallo, con ese gallo negro, que tengo. Dos años he ido a la fiesta de Mauro, este año nos ha ido recontra bien. Yo me saqué un pollón con ese negro, y mi hijo se sacó con otro más. En el coliseo de Humberto, acá no más en la ciudad, buena gente, le da hasta su casa para celebrar su santo. Con los Jamis, había buena atención.  Por ejemplo estaba Raymundo que era bien entusiasta, es el que hacía las peleas, daba buenos premios. Mejor que Ricardo, después fue decayendo, ya la gente se movilizaba; salió la canchita de Tahuantinsuyo, de todos esos sitios. Hacían unos cuyes bien ricos. Alejandro Díaz, en Tahuntinsuyo, buenos gallos. Claro, Alejandro era buena gente. Unos cuyes ricos. Sí, sí, era un gran amigo, Ricardo también era medio palomillón, pero era serio en su casa. El primer dueño del coliseo del Gallo de Oro, era Núñez. Emiliano Núñez, el es el capitalista, el Guillén era como asesor.  Emiliano Núñez, lo dejó a los Jamis. Ya estaban en tratos. Raymundo, tenía amigos de todo sitio, y en una concentración venían por Raymundo. Desapareció casi el coliseo.  Hubo un rompimiento. Humberto, lo puso de cochera y se lo han agarrado. El chino Chang, lo dio para cochera de carretilla, llenaba eso de carretillas.  Al de Dante, Dante no sé con quién otro, con un grupo de ellos, lo hicieron. Funcionaba bien, pero no sé qué paso también. Funcionaba bien. En cuanto a mi hijo Lucho, el alto, es Gerente de Celima ahora, está muy bien; ha parado a Celima él, es muy inteligente. Mi hijo, el es contador, después ha llevado la maestría, después a estudiado esto de la cerámica. Él tiene que salir a las provincias a ver como andan las distribuidoras. Tiene como tantos gallos, en la chacra. Dos, en Sullana por el Pedregal. Sí, con esto de mangos y limones, cuarenta hectáreas, y se ha comprado otra más chica de quince hectáreas. Para asegurarse, para los negocios, es un tigre.  Se ha casado. Ahora nos vamos a Iquitos con él. Al último, le quitaron el terreno, pero estaba bueno el coliseíto. En Chacra Ríos, que tenía años atrás, era muy chiquito el de Chacra Ríos. Monroy es medio pariente de nosotros, en Chosica. Un buen gallo, que se mueva y que jale plumas, así me gusta el gallo, esos pajarraquitos, esos finitos que le llaman, para cruzar está bien, con los de Brasil, ya tengo un pollo, dos, tres pollos, del primer cruce, he sacado con una gallinita, y tendrá cinco para seis meses, se mueven los pitoncitos, y Lucho me dice haber vamos a patear, le suelto uno más maduro y sale el gallo, el pollo con un poder dan vueltas, lo carreteó, y que pata de pollo, mira tiene, seis meses va a tener. El gallo argentino no me gusta, César le digo, compadre, hace como cinco años, puede usted criar este blanco, este Asil siempre es bueno, este es mi compadre.  Así es que movía el pescuecito, y la cabezaza, y las patitas parecían esos enanos, no compadre, esto no quiero. Y este mi compadre tenía un gallo muy bonito, un Asil, patas fuertes y la cabeza y el pescuezo          me regaló uno de ocho meses, le saqué cría, dos camadas, y le dije mira compadre, lo llamé por teléfono, o vino creo. Mira compadre, le agradezco que usted me lo haya regalado, pero ya estoy con él por gusto, ya saqué la hoja madre, ya tengo para reproducir, ya lo aproveché. Así es que el gallo en vez de comérmelo, a usted le puede servir. Se lo di, pero compadre se lo he regalado. A mí no me interesa compadre, ahora se lo regalo yo. Ya no lo necesito, lléveselo. Así es que ahora han mudado los gallos pues, bonitos, que gallos tan bonitos. Así me gustan los gallos, otro cruce más hecho y ya está, para pelear sale con maña, con poder, con todo. No, siempre cuando vino la primera vez este Joaquín Sánchez, mi hijo le para, no le dijo, dame cuatro.  Escoge él y deporte también, un pajarraquito también le tocó, y así llevaba él, tiene que ganar. Lucho era bueno, a este no lo iba a dejar ni tomar agua. Elmer Vargas, si un poco difícil. Pero te estima mucho, porque hemos conversado hace como tres días, y ahora, así es que, le dije voy a estar con Carlitos Cogorno, si es muy buena gente, yo ya he tenido una discusión con uno, porque habló de Carlos Cogorno, yo le dije, bueno el es mi amigo y en mi delante no habla nadie de Carlos, así es por eso sé que te estima. Sobrino del doctor Alejandro Vargas, también era doctor, claro, buena gente, iba al Callao cuando yo vivía en el Callao pues, le gustaba mucho el cebiche del muelle de pescadores traía unos pescados en ese tiempo, pasu macho; un cebichazo huuu. Así es que yo nunca me ha gustado los perros, pero esta perrita, le he agarrado mucha empatía, son de casa, todos los días le compro su pierna de pollo. Sí, sancochadita se la coso, y mira de quién es esto, comienza y se la come, ahí en el rincón. Acá es tú comedor, acá vas a comer. Así es como te digo. Claro, en Trujillo vi jugar al Chuchumeco. El Pitrimitri era de Urbina. En la casa de mi hermano había seguro esa foto, se le sacó bastante, pero ya mi hermano murió y adonde estarán.

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