ENTREVISTA  REALIZADA AL SR AUGUSTO TRELLES CARRASCO

ENTREVISTA REALIZADA AL SR AUGUSTO TRELLES CARRASCO

 

 
Augusto Trelles Carrasco
Piura, 25 de Enero de 1993
 
 
En Chiclayo, el primer coliseo fue el de San Isidro que luego lo compró un chino Chang y luego, Armando Baca creó el “Punta Roja”. Ahí se jugó un gallo cenizo de Pacasmayo; ¡que buen gallo!. En Piura, el primer coliseo estaba por la calle Tarata, por donde está el edifico Athos, cuando yo tenía 13 o 14 años, ya iba al coliseo que era de un Señor Goyes. De ahí, cambiaron el coliseo a la Plazuela San Sebastián en el año 1925 – 1926 era un coliseo más amplio y cómodo. Ahí el de Goyes estuvo mucho tiempo, cuando se jugaban los primeros gallos criollos, cuando las peleas duraban una hora. Eran gallos gruesos, anchos, fuertes. Tenían algo de español, pero por lo fuerte, parecía que tenían algo de oriental, de Asil. Eran gallos muy fuertes. Ahora y hasta lo último, pateaban y mataban. Le hacíamos ejercicio media hora a cada gallo para sacarlo a jugar. Yo le digo a Román, cambia Román la raza; porque tiene gallos bonitos, gallos preciosos y están bien tenidos. Pero en ese sentido, son Shamos que se dedican a mañosear y patean. Pero hace tiempo que no salen a jugar. El está muy orgulloso de sus gallos. El coliseo de San Sebastián, estuvo muchos años. Luego, se formó una asociación de aficionados que hizo un coliseo en la Av. Sullana; entre Huancavelica y Sullana, que costó creo que S/.1,000 soles el coliseo porque fueron acciones de S/.100 soles. Entonces ahí empezamos a jugar más cantidad de gallos. Frecuentaba gente y venían de Chiclayo; ese coliseo ha estado mucho tiempo, más o menos del año 1930. El Presidente de la comisión, fue el pelao Augusto Feijóo Sánchez, tío de Manolo. Hacía peleas de navaja, hacía guerrillas de gallos de a pico; era bien entusiasta y era un coliseo bien bonito. Después empezó a vender acciones y el Dr. Olivera Núñez, compró casi todas las acciones; nos quedamos varios que no vendimos. Yo, el Dr. Julio Seminario, pero después Julio, le vendió las acciones al Dr. Olivera y me quedé solito así que le vendí las mías y se quedó Don Pedro Olivera Nuñez con el coliseo. Era un hombre viejo, que le gustaban mucho los gallos; luego murió y terminó el coliseo. De ahí se empezó a jugar en Castilla en la bajada del puente Bolognesi, había un coliseo chiquito de un Sr. Sánchez; eso ha sido más o menos el año 1940 al 1950. Otra vez, nos propusimos hacer un nuevo coliseo. La liga agrícola de Piura, hizo el campo ferial LAFRADEP; un campo ferial lindo. Se trajo ganado en avión desde Estados Unidos; vacunos. Habían Boxes para caballos; bien bonito era el campo ferial y nos propusimos hacer un coliseo de gallos que hasta ahora existe, con la ayuda de nosotros y un montón de amigos que no eran galleros y colaboraron, le pedimos cuotas de ladrillo. Unos colaboraron con 500 ladrillos, otros más y con la ayuda de dos comandantes que habían aquí en el ejército, Reátegui y Canales, eran jefes; uno de Artillería y otro del grupo de Infantería; también había un Mayor Carlos Cambell y nos mandaron soldados con el capitán Vallejos y ahí se hizo la obra, sin que nos costara un centavo, con la colaboración de todos. Me acuerdo que al colorado Woodman que no era gallero, le saqué mil ladrillos y muchos más colaboraron. Eso fue alrededor del año 1950. Y ahí jugábamos. No le pusimos techo, porque era muy costoso; le pusimos un tijeral de caña de Guayaquil. Pero con el viento se cayó y después Rómulo Franco que fue presidente de la liga agrícola, conseguimos que le ponga techo como hasta ahora se encuentra. Después, ha habido una explosión de coliseos chiquitos, ninguno en Piura, sino, todos en el pueblo joven, en asentamientos humanos. A raíz de la revolución de Velasco, los campesinos lo tomaron, para hacer las ferias agrícolas y ellos se quedaron con él, hasta que se deshizo.Me da mucha pena como se destruyó ese campo ferial tan bonito; a veces lo arriendan, a veces no quieren arrendarlo y ahí hacen sus secciones. Es el último coliseo que ha habido en Piura. En Piura se jugó pocos gallos a navaja. En Paita se jugaba navaja, un Sr. Artadi, jugaba contra los de Chulucanas y Morropón; ahí venía mi Papá a jugar gallos a navaja. Aquí jugamos con Don Pedro Rivera unas peleas a navaja, porque también he sido aficionado a navaja. Cuando yo estaba en el colegio en Lima, hice dos años, cuarto y quinto año; los días que no iba a la vermut, me iba a Sandia, que la entrada no costaba nada y ya me conocían porque el negocio era el 20% de las apuestas. Creo que costaba 20 centavos la entrada, pero no me cobraban y me estaba viendo peleas de navaja dos horas. He visto cantidad de peleas de navaja; habían gallos ingleses. Conocí a Don Germán Leguía; fíjese que tenía unos gallos blancos que llamaban los voladores con gran aire y el otro volaba y ellos volaban encima. Habían unos gallos ingleses ojos de uva parches blancos lindos gallos. Me había quedado con la idea que una vez hubo peleas de navaja en Chulucanas con un señor Pasapera que era Diputado y le gané todas las peleas y fuimos a Lima, Olmos y me compré un estuche lindo de un señor Dulanto de 24 navajas y me ganó la primera pelea y le gané 7 después y aquí también jugamos con el Dr. Olivera y le gané, luego me ganó y ahí dejamos de jugar. La afición a los gallos de a pico, es de campo es de hacienda. Nosotros somos galleros por nuestro origen español. Nos gustan los gallos desde que nacemos. Como buenos descendientes de español. Había lo que se llamaba el contraresto; así llamaban las peleas. Ud. hacía una jugada de cinco peleas para una fecha y en contraresto lo hacían para otra fecha, otras cinco peleas, en gallos de a pico. De navaja casi no se jugaba aquí. De navaja se jugaba en Motupe, en Olmos, en Lambayeque; hasta ahí nomás, porque Chiclayo, San Pedro, ha sido todo de a pico. Nunca ha faltado en toda fiesta de pueblo, de caserío, de haciendas, peleas de gallos; aunque sea debajo de un algarrobo, pero se jugaban los gallos. En el año 1932, con la facilidad de las vías de comunicación, se empieza a salir a otros departamentos para jugar gallos en eventos. Le puedo contar historias de un gallo que parece cuento; tuve un gallo tuerto, “Moshe Dayan” le puse porque era tuerto, con el nombre del General israelí; lo jugué en Sullana en una concentración el 4 de Agosto en la fiesta y ganó; me lo llevé el 10 de Agosto que es el aniversario del Ecuador, a Macará y ganó; melo llevo el 30 de Agosto a Chiclayo y me saco el premio de calidad; en un mes tres peleas y tres premios. Esa vez fui a Chiclayo y llevé dos gallos “El Atómico” y “El Moshe Dayan”; con el “Atómico”, entré al pollón y con el “Moshe Dayan”, el premio de calidad. Recuerdo que mi compadre Abelardo, tuvo una vez una discusión con Marcos y le dijo Abelardo a Marcos: “como no va a ser gallero mi compadre Augusto, si lleva dos gallos y saca dos premios, cuando has hecho eso tú”. Después he tenido otro gallo “El Príncipe”, para mí fenómeno; lo jugué en Guadalupe, lo jugué en Lima, ya se jugaba en Lima. En
Guadalupe me quitaron el premio de calidad para dárselo a Miguel Feijóo con un gallo ciego, malo que mató de casualidad. Me lo llevé a Guayaquil, lo jugué dos veces, en dos años; luego en Guayaquil, un Diputado por quererlo un chinito Chon Kin, me lo quiso comprar y me puso su talonario de cheques para que le ponga precio; no se lo vendí y aquí se murió embuchado, pues me fui al campo y mis hijos estaban chicos. Es uno de los mejores gallos que he tenido, ya cruzado con japonés. Los gallos llegaban de Trujillo. Fui uno de los primeros que trajo gallos. Me hice amigo de Koide de un japonés trujillano, que lo sacaron del Perú a raíz de la guerra europea. Los sacaron a los japoneses del Perú. Y me quería mucho, porque cada vez que me iba a Lima, lo iba a visitar a Trujillo. Eso era antes de la segunda guerra. Le compré un gallo, que se lo tumbaron en Chiclayo y me lo vendió por amistad pues él no vendía a nadie; lo llamé “El Culebra”. Ya había traído Larco Herrera de Trijillo también gallos japoneses. Había en Casa Grande, Trujillo. Antes de esa época, la sangre difundida era de un gallo criollo. Después cuando los japoneses vinieron, importamos gallos asiles de la Argentina, Malayos. Constante Larco, trajo también Malayos y Shamos; yo tuve un gallo “El Látigo rojo”, que fue de él, que tenía sus gallos en Chiclín. Se jugaban con espuelas naturales y si al gallo se le perdía la espuela natural, seguía jugando con una sola y habían gallo con una sola espuela que se le había roto desde antes. En la Encantada, cerca al pueblo de Chulucanas, había el negro Martínez que decía que era jefe de bandoleros; tenía un gallo bolo, con una estaca suelta; era un gallino muy bueno y cuando había una fiesta cerca de Chulucanas, íbamos donde el negro Martínez a rogarle para que nos preste el gallo; “Valentín, préstanos tu gallo” y él decía “No, no, me lo van a matar mi gallo”, hasta que se lo sacamos y con una estaca lo llevábamos, jugábamos y al otro día lo llevábamos a devolver, con cinco reales que había ido él y ganaba; el gallo era fuerte y no se pesaba en ese tiempo. En la parte de Morropón, Chulucanas y aquí mismo en Piura se encuentran gallos antiguos, que los llamamos gallos chuscos. Como antes en la sierra habían las peleas de toros que ahora han desaparecido. En Santo Domingo y Chalacos, todas las fiestas habían peleas de toros; esos toros preparados, entre caseríos y otros una hacienda y la otra, llevaban los toros como en Arequipa. Antes, le poníamos kerosene a las heridas; quema un poquito, pero desinfecta; le poníamos Ñapique que es la salvia del algodón que cuando lo corta, sale un líquido negro de ahí; es bien fuerte pues debe ser un ácido, porque quema y también se ponía para el dolor de muela y le quemaba la muela también; ahí le ponía Ñapique; apara la tiña, los curaba con azufre con aceite negro. Para la viruela, pomadas y ají de color en crema del mercado y lo embarrábamos, también se pone achote. La frotación era en base al cañazo, que le poníamos romero, hierbas, tabaco, coca. El tiempo de pelea era una hora. El pollón es más moderno. Después bajó a media hora y hoy es quince minutos. Después se empezaron a poner estacas postizas, modalidad que vino de Chile, cuando hicieron el coliseo El Gallo de Oro, vinieron los arequipeños con sus estacas postizas. Arnoldo Guillen era maestro en ese tiempo. El me enseñó a amarrar; yo todavía tengo estacas de gallo, preparadas; tengo un montón de estacas todavía que las conservo; cajas tengo de estacas. Eran estacas natural de gallo; después ya vinieron otros materiales; después se jugaba con hueso. Tuve un gallo famoso inglés, que lo jugaba con una estaca y le poníamos zapatillas como gallo de navaja y era de hueso, lo asegurábamos con cáñamo. Yo fui el primero que calzó gallos aquí en Piura. Primero con estaca de hueso y luego con estacas naturales pero preparadas. Preparaba mis estacas, las amarraba con jebe para que se presionen bien. Eran muy duras y muy buenas que hasta ahora guardo. Andábamos buscando los gallos espolones por el campo y les comprábamos las espuelas a la gente. Le poníamos un gallo para cogerlo, y luego calentábamos su estaca, le dábamos vuelta y salía. La balanza, viene de Arequipa, luego se empezaron a pesar en Lima y luego nosotros acá. Se jugaba a la vista; a veces un gallo le llevaba una libra al otro; porque buscábamos coteja, pero a veces habían gallos altos. Al principio no se tusaba, sólo después se empezó a tusar las piernas, el pescuezo y ahora casi no se tusa también, sólo las piernas. Los primeros gallos eran criollos, tipo del gallo español que era el gallo corriente que había en el Perú, que tiene que ser de origen español. Después se empezó a cruzar con japonés, con Asil, con Malayo y por último ahora con español, que es el gallo con mejor cruce que tenemos. Me gusta mucho el gallo español, un poquito débil, pero cruzándolo va bien. Comparto la opinión de Arnoldo Guillen que el gallo japonés tiende a irse de la pelea; generalmente el japonés, es un gallo muy alto muy pesado. Segundo, es un gallo que no tiene acierto es fuerte y golpea y con la maña domina. Cuando vinieron los gallos japoneses de Koide, gallos fuertes que jugaban contra un criollo que les paraban; esos gallos de Koide eran fenómenos y mañosos, ya no hay de esos gallos. Apenas lo cogían, el gallo se le metía y no lo dejaban patear y al gallo criollo que lo dominaban con el pescuezo y a palos lo ganaban; porque es muy alto y muy pesado, no tienen acierto; lo que sí se conserva del japonés que deben tener es maña, que debe ser inteligente y se defienda un poco, porque los gallos españoles, son paraditos. Un gallo paradito, se hace que lo mate cualquier gallo de acierto. Es preferible darle a todo gallo, un poquito de defensa. Yo tengo un gallo, que le llamo “El Lento” es bueno le llamo el lento porque ha ganado varias veces, me lo han ganado dos veces, por ser tieso. La última vez empató y no baja la cabeza ni busca como otros gallos y últimamente me lo ganó un gallo de San Pedro que se le metía y se le metía abajo y el gallo ahí, ahí, ahí y el otro salía y pam disparaba y le quitó un ojo y lo empezaron a cargar por el ojo así que lo tuve que levantar para que no lo maten; pero lo tengo, porque ese gallo es bueno. Ese es el tipo de gallo japonés demasiado tieso. Yo tuve una vez un desafío con Chaca Galloso en Chiclayo; yo tenía un gallo Carmelo pajoso que lo compré en Virú, un gallo que lo había visto jugar dos veces y lo dejó ciego al otro gallo y le puse “Oculista”; en un 30 de Agosto, hicimos la pelea con Chaca no recuerdo si S/.15,000 soles o S/.1,500, algo así; habíamos fijado la fecha y creo que nos pasamos en S/.2,000 soles la apuesta los dos; creo que jugamos S/.17,000 soles. Total, mi gallo entra y le saca los ojos al otro gallo; en una pelea difícil, el otro se corrió y gané la pelea; lo llevé donde un gran preparador que había en Sullana, llamado Blasco Nuñez y lo había soleado mucho al gallo,
lo había debilitado. En ese tiempo dábamos como alimentación complementaria huevo; huevito picado, huevito crudo con harina, no le dábamos vitamina ni le inyectábamos nada; este parece que lo había soleado mucho y el gallo estaba seco; entró rápido y se agotó. La pelea fue en Chiclayo; el gallo fue famoso. Hay gente que todavía conserva la tradición de sus gallos antiguos, como es el caso de Román con el famoso galpón Vicús; son gallos bonitos, mañosos, poderosos, pero les falta ligereza; les falta deseo de pelear, de querer ganar, como digo yo y de no dejarse ganar a pesar que los castiguen se crecen con violencia, imbatibles; si le toca un gallo ligero que entre, lo patee, lo jale de las plumas, lo ganan. De ese tipo de gallo, hemos evolucionado al gallo moderno. Yo tengo un artículo en una revista Canta Claro, que es una revista de México. Nos íbamos a Morropón a caballo con los gallos, que demorábamos dos días en el viaje; íbamos a dormir a Cruz de Caña y de Cruz de Caña acá. Así me traje un pollo, cuando tenía cerca de 15 años. Mi Padre fue aficionado y a mi Madre también le gustaban los gallos.
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