entrevista realizada al sr ricardo pretell

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Ricardo Pretel

Lurín, 04 de Febrero de 1990

 

 

 

La gente era más gallera, más criadora; se veía bastante afición, más de lo que hay ahora; habían buenos criadores; yo conocí la cancha de Piñonate, que quedaba por el barrio obrero en San Martín de Porras, por el lado de Ingeniería Pje. Santa Rosa había una canchita que era de los Cespedes y toda la cancha grande iba por ahí los Domingos y se llenaba; fue anterior al coliseo “El Gallo de Oro”; habían bastantes criadores buenos, como los Chumacero, los Lolos, los Berrospi también iba Barrios, Julio Manco; habían bastantes gallero y bastantes peleas; habían gallos fuertes, defendidos, de lucha y se veía bastante acierto; se jugaban con cachos naturales. Se calzaba con cachos postizos de los mismos gallos, pero prensados y el gallo cuando se descuidaba en la mordida, gallo muerto; gallos japoneses, cabeza corta, pico corto, piqueros netos. Empecé a ir a los gallos cuando tenía 14 o 15 años. Yo soy del año 47. Probablemente existía el Gallo de Oro, pero yo no lo conocía e iba a Piñonate, porque vivía en el Rímac; ahí conocí a Loyola, que fue mi amigo y profesor; me enseño bastantes cosas, conozco bastante de animales y preparación. Muy poco frecuentaba Callao. La tribuna de Piñionate era de madera, chico y bastante gente; ahí conocí a Oscar Aspílaga. Loyola tenía un gallo fabuloso que se llamaba “El Zorro” y a la gente le fascinaba y lo buscaba a ese gallo para echarle. Trajeron un gallo del Ecuador que se llamaba “Carburo” del negro Carburo, trajo un gallo que tenía 5 peleas en el Norte y se lo echa al “Zorro” de Loyola y ese Domingo, se creó una expectativa; pactaron la pelea por un platal de dinero y el gallo de Loyola, que se demoraba para armar y le puso unos cachos formidables y sueltan los gallos y el de Loyola a la primera o tercera pasada, ya estaba degollado el gallo de Carburo y lo jala y lo mata y carburo agarra su gallo del cuello y de las patas y cuando se iba dice: “ese gallo tiene un pacto con el diablo”. El “Zorro” fue un gallo fuera de serie y mucha gente lo quiso comprar pero el Sr. Loyola no lo llegó a vender; es un gallo que tenía chileno con gallo japonés. Se pegó bastante al chileno, pero la talla del japonés, cerca de 5:00lbs bien rápido y metedor de cacho. Era un gallo centrado y murió en Chiclayo de viejo, en Chongoyape la tierra de Loyola. Fuimos con mi amigo Chía y nos atendió muy bien. Loyola me decía: “tú no le hagas caso a nadie; tú prepara como yo te digo y olvídate del resto”. Yo decía este señor va a matar al gallo, pues lo movía como una hora, pero me di cuenta que por la edad que tenía exageraba un poco la nota. Sus gallos eran más fuertes que los míos, entonces haciendo unos cálculos míos y con lo de Loyola, tenía buenos resultados, pues por su edad, seguro se había olvidado de ciertas cosas, pero yo lo comprendía. Entonces me decía “dale 30 vueltas” y yo me salteaba y le contaba hasta 30 y lo paraba y me decía “¿tan rápido?; o me decía “súbelo a la soga y dale 10 minutos” pero yo pensaba que era mucho y de la misma manera y así poco a poco le fui reduciendo el tiempo y los gallos salían bien. El tiempo en pelea era de una hora. Loyola fue uno de los primeros colonos de los gallos en Lima. Me contaba de los gallos de Aguena, Asato, Marchena, Rospigliosi, padre de Pocho Rospigliosi; ellos iban al Callao, pues en Lima no había coliseo. Cuando el paraba su gallo, era fijo que ganaba su gallo. Anteriores a las canchas del Callao, no existieron coliseos de gallos de pico. Más antigua era la cancha del Callao. Loyola me dijo que los gallos nacionales fueron antes españoles. Los gallos nacionales no los consideran generalmente y no saben que son gallos de mucha espuela y aún quedan en Cajamarca. Uno de esos gallos fue el que malogró al gran Pitrimitri, que prácticamente lo había ganado; la pelea fue prácticamente Lima contra Cajamarca en Chiclayo; fue una gran expectativa pues eran gallos imbatibles. El cajamarquino, era ponchón, un ajiseco medio aromo, típico nacional. Lo degüellan al cajamarquino y por ser mañoso, le hizo la contra pelea al Pitrimitri y comenzó a tirar las patas como una bestia y le rompe las alas al Pitri y le cambió el color a los de Lima y el Pitri se echa, pero el juez le dió la mano. La pelea, me parece que fue de 40 minutos y eran gallos grandes; son peleas que no se pueden olvidar por la emoción. Con Lalo fuimos a Chepen, llevamos un gallo machetón que Lalo lo prestó a un amigo y fue de menos a más, ganando varias peleas y ahí jugamos un platal en Chepen, contra un gallo amarillo y fue un espectáculo la pelea y como era machetón, le meten un tiro en la cresta y le produce una chorrera que le vino por acá y le tapó un ojo; la gente pensó que estaba degollado y el gallo de Lalo empezó a tirarle al cuerpo y le rompió una pata y ahí comenzó a cargarlo a cargarlo y lo sacó a la carrera; fue una pelea muy emocionante. Ahí a Lalo le dieron su premio, y dió la vuelta al ruedo que no se acostumbraba y la gente le tiraba su sombrero y flores, típica costumbre a lo español. “El Malanoche” era de un señor cajamarquino de un Sr. Castañeda; le decía “Malanoche”, porque se la pasaban tomando y lo dejaban ahí y pasaban mala noche y así lo jugaban “oye trae ese gallo que ha pasado mala noche” y lo jugaban y ganaba y se hizo famoso por diversos coliseos; debe haber tenido `por lo menos sus 10 peleas. En Lima hay unos apostadores que les llamamos “los pacangueros” pues en el Norte hay un pueblo que se llama Pacanga. Esos apostadores no son criadores sino, timberos y paran en todos los coliseos pues donde hay gallos, ahí están ellos y no falla ni una concentración e incluso viajan a timbear; son formidables y saben timbear; primeramente, ven la cara del dueño; si ven un gallo que es de la cría de Tavera, fijo que van al gallo de Tavera y si ven a un cholito que juegan contra Tavera, es fijo que tienen que ir contra el gallo de Tavera aunque a veces se pegan unas quemadas que se vienen con una mano adelante y otra atrás, pero así es la timba que hay caídas. También cuando llegan temprano, quieren ver las cotejas, porque les interesa verlas y juegan casino y “oye en la pelea quinta va a jugar un gallo tal, ahí nos metemos con todo” y están preparándose. En un 70% u 80% salen ganando. Una persona que sólo se limita a ver sus gallos, ellos los están esperando para apostar y así hay un montón y tienen una gran memoria y conocen a los gallos y saben de quien es, en qué sitio ganó, si tumbó, en qué fecha y a que gallo y de que dueño, como Roberto. No juegan montos importantes de dinero; van a timbear y a divertirse; yo creo que lo que ganan no son sumas mayores. Hay otra clase de afición, que son los comentaristas como Chale en Caylloma 318, que comentamos y jugamos poca plata. Los comentaristas vamos al rincón de los recuerdos a Caylloma 318 y conversamos: “qué te pareció este gallo, qué te pareció el otro” y ahí hablamos las cualidades de los gallos, y comentamos sobre los mejores gallos y galleros y vemos que el señor Pesantes está ganando m
uchas y está imbatible, gallos buenos bien preparados y bien cuidados. En la cancha grande se ven gallo de mucha espuela. Ahora está baja, porque el gallero va donde se le da mejor acogida, como en “El Agustino” que siempre está llena; sabe atender y es muy cariñoso. También en la cancha grande hay gallos muy buenos y cualquiera no va porque sabe que le zumban las castañuelas; ahí es donde se ve al gallo bueno; todos conocen los gallos y saben con quien deben jugar, a quien le deben llevar tamaño y a quien no le deben llevar; todos se conocen. Son unos cucos, por eso que a mi amigo Lalo, le digo que no caiga en la trampa, y que poco a poco se vaya superando con cuidado; el es un muchacho sano y le echa a cualquiera y así no debe ser, pues debe acomodarlo y saber con quien va a pelear el gallo. Ahora si como rival le toca un diablo, es el gallo quien debe defenderse y pelear, pero no hay que darle tanta ventaja. Alguna vez se ha dado el caso de conocer alguna gallina famosa por los hijos que peleaban en la cancha, como la gallina de cachos negros de Julio Manco. Botaba unos pollos de primera. Don Julio tuvo una buena campaña en una época que se hizo respetar. Y Uno de los gallos que hizo historia, fue un gallo Moro de Monroy; tuvo como 7 o 10 peleas. Era un gallo que entraba y salía; le buscaron gallo varias veces y le echaron cotejas, pero nunca le pudieron ganar; no pasaba de los 3 minutos, degollado y tumbado; inclusive se hizo la fiebre de los Moros y muchos decían: “de Monroy, de Monroy”; y se pusieron populares. Entre Mauro, Don Julio, y otros tuvieron de ese Moro, pero no salieron como el padre. Había un gallo que era para el moro del Sr. Romero, pero lástima que el Sr. Romero se retiró de los gallos y era un duelo pactado. El Sr. Romero tenía unos ajisecos de mucha defensa para el Moro y el Moro era un gallo atropellador en los revuelos tirando al pecho y tumbado o degollado. Para curar un gallo, tengo que ver los tiros dónde se ubican; hay partes bien delicadas que han traspasado tripas, y se ve que por ahí está la hemorragia y la herida está negra y luego se pondrá verde; muchos tiros producen hemorragia interna y le digo al dueño del gallo, para hacerle otra curación si le conviene y si me autoriza, lo hago, poniéndole todos los remedios que se requieren. Lalo jugó un gallo que se llamó el “Niñito”; un gallo finísimo, que jugó en Santa Clara y lo acribillaron todo el cuerpo a cachazos y sólo le esperaba la muerte, pero él seguía tirando con las patas y le ganó al gallo de Balbuena, lo tumbó, lo felicitaron al gallo y le dieron premio de calidad. Le digo a Lalo, qué buen gallo, déjame que yo te lo cure y asintió; entonces, el preparador me lo quitó para curarlo y se lo llevó para curarlo, pues cuando uno le coge cariño al animal, quiere hacerlo uno mismo; al otro día voy a verlo y lo encuentro como una esponja, arrugado y veo el gallo, para morirse y me dice el preparador, “le puse lo que tú dijiste el Quimar” yo le digo, si le pongo el Quimar, lo mato. Pero has el intento y bueno, le puse el Quimar y a la media hora murió el gallito. Le dije “el Quimar se lo hubiésemos puesto en el momento, con un buen antibiótico y lo salvábamos. Las heridas con las que peligra la vida del gallo, son las que se encuentran debajo de las alas, donde no hay hueso y es un punto oscuro que penetra hacia las entrañas; al gallo lo han perforado en hígado, pulmón o algún órgano blando y el gallo muere poco a poco y muere al segundo o tercer día. Son partes vitales, por más que se les trate. Las heridas de cabeza, hay zonas donde puede quedar el gallo malogrado y torcido, de por vida, de lo contrario se recupera. Hay tiros que el cacho pasa el hueso y hay tiros en el que la punta del cacho queda rota dentro del cráneo y a veces se recuperan si se les extrae con cuidado. A veces se nota un bultito en la cabeza que si se le abre con una navaja, se encuentra la punta del cacho roto que penetra el cráneo. Encontré un gallito Español y saqué de mi colchón $100 dólares, un Galán y todos mis amigos venían a ver mi galán, era una verbena por venir a ver mi galán, los Pochos, los Chales y no se que pasó con mi gallito y todos los día bajaba una onza hasta que me asusté y dije “no puede ser”, “serán lombrices”, me fui corriendo a Coma a preguntarle a Bandita y le explico y me dice “dale suero y no le des maíz” y con un gotero le llenaba el buche unas tres veces al día y así poco a poco se fue recuperando y luego le empecé a dar arroz sancochado y después maíz partidito: luego veía las heces. El animal probablemente estuvo pasando alguna infección y para evitar eso, es mejor el suero. Las heces deben ser sólidas y el gallo que hace suelto y está sano, puede ser por frío; las heces verdes es cuando tienen alguna infección; las heces blancas, puede ser porque tiene cólera o rabia, la forma depararse el galo también indica algo; si está arrinconado o si está demasiado quieto o si el gallo está metido dentro de la jaba; el gallo cuando está bien está alegre. Cuando el gallo aletea, llega a levantar un poquito la cola y los dedos y es que está a punto de jugarlo. El gallo debe estar en constante movimiento e incluso requiere menos tiempo de preparación que el gallo quieto. Ahora tienes gallos grandes y chicos, pero bien hechos para el combate te has dedicado a los gallos más de combate y cotejables; me ha gustado mucho tu galpón está limpio y ordenado, tienes  gallos muy finos; ahora vamos a ver esos Moros. A Oscar le regaló Kike Tello un inglés y le digo, Osquitar, no hagas esa camada y me dice “pero ahí van a salir rápidos” y me parece que Oscar se está guiando más por el pedigree que por la función en la pelea y el error ha sido garrafal y yo creo que no le puedo franquear a Oscar, pero ya un poco que se está desengañando y le está pasando la ilusión. Yo no voy a centrarme a una raza que me traiga recuerdos, sino, a una raza que me traiga triunfos. Uno cría gallos para ganar y poco a poco debe ir teniendo mejores gallos, aunque nunca llegue a lo mejor. He visto ahora un cambio en tus gallos y pensé encontrar Malayos y Japoneses, como los de Chale. Una vez que se vaya Lalo, me voy a quedar prácticamente solo y espero tener algún día un amigo, así como Lalo…   El otro día estaba en el corral de Chale conversando, en su cuartito y me dice “párate y tráeme la camada”; no Chale le digo sigamos conversando; pero me insiste y me dice “párate y anda tráeme la camada” y como insiste, le digo y dónde está la camada, “debajo de la caja en la que estás sentado” y me levanto, levanto la caja y sale una gallina con sus pollitos…  y uno de ellos le obsequió a Lalo y la madre era de Don Felix Sam. El gallo que tiene buen plumaje, tiene buena salud. Cuando el gallo está enfermo, la pluma está opaca y reseca. Hay gallos con suerte, porque no son tan buenos y nunca pierden. Otra pelea que lo tumban hace un movimiento y jala y mata, aunque el gallo tiene acierto y hay gallos extraordinarios que a la primera pelea lo ganan. Y hay gallos buenos que botan gallos buenos perdedores. Hay gallos que siendo buenos no ganan. Recuerdo como buenos aficionados al Sr. Barba, Don Julio Manco, Bravo, Romero
y Asato. Timberos, los pacangueros que son dos hermanos, hay muchos criadores que son timberos; el Bebe es timbero, el Gato es timbero. Conejo que no cría, y hay un montón de timberos y los hay más torcidos. El Bebe es famoso, porque recorre todo el Perú. Se recursea los gallos de Tavera y de Negrón, los vende más en Ecuador y se dedica prácticamente a los gallos; él fue policía y fue guardaespaldas de Alberto Negrón que fue Diputado por Cajamarca. Apuesta fuerte. Una apuesta fuerte en intis por fuera, debe ser $100. La mayoría de timberos ven a qué gallo va el Bebe porque es arriesgado y por algo se está metiendo. Oliva para apostar es muy seguro. 

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