Manera de calzar  o armar gallos de pelea de  a pico I

Manera de calzar o armar gallos de pelea de a pico I

Carlos Cogorno Ventura
http://www.gallosperuanos.com/ 

Manera de calzar o armar gallos (I)

Fue cambiando de acuerdo al proceso evolutivo de las espuelas. Así, las primeras postizas naturales, no iban adheridas a la base metálica como la actual, sino, mas bien la base de la espuela postiza, era ensanchada y reforzada algunos milímetros, para poder embonar cómodamente al pitón del pollo, o a la espuela cortada si era adulto. Como ayuda para fijarla, se rellenaba con algodón e incluso, a veces con filtro de cigarrillo desmenuzado; luego, era forrada y asegurada hasta la mitad, con esparadrapo, pues no se empleaba hasta entonces base de bronce o “patapioja”; que actualmente ayuda fijar mejor el casquillo de la espuela, con la pata del gallo. Con el mismo algodón o filtro, se podía dar mayor curvatura a la espuela; hacia arriba o hacia abajo de la pata como cuña, asegurando también con el mismo esparadrapo. Dependiendo del amarrador o armador, empezaba asegurando esparadrapo desde la base hacia arriba o templando de arriba hacia abajo estrangulando con diversas vueltas del amarre después de cada cierto número de ellas, hasta llegar a un ajuste final; corta el excedente con los dientes y hace un pequeño doblez en el extremo, para encontrar el final fácilmente al momento de desarmar el gallo. En la operación de calzar cada espuela, empleaba alrededor de un metro y medio de tira de esparadrapo de un centímetro de ancho; con el cual formaba una protuberancia de cierto peso para las patas del animal. Lo más aconsejable, es colocar suavemente la cinta sobre la espuela durante las primeras vueltas para luego ir templándola paulatinamente; evitando presionar la caña del gallo, pues le restará movilidad y en casos extremos no podrá estirar los dedos mostrando incomodidad a través de su parada, o levantando una de las patas sin apoyarla en el piso; esta postura del gallo, se denomina “maneado” y es desde todo punto de vista inconveniente durante la pelea, pues el gallo perderá poder en sus patadas hasta llegar a aflojar totalmente conforme va transcurriendo la misma. En ocasiones, la posición de “maneo”, ocurre en aves enfermas o con problemas deficientes de postura para el combate. Si observa el síntoma, antes del inicio de la pelea, debe volver a calzar la espuela y de persistir, lo recomendable es no combatir el gallo; ello, no quiere decir que pueda ganar; pero con seguridad denota un problema. El gallo sin experiencia de pelea, en ocasiones extraña ver las armas y el esparadrapo en sus patas, lo cual puede provocar que salga distraído durante los primeros segundos del combate, pudiendo quedar en desventaja; ello puede corregirse, acomodándole patapiojas en sendas patas, forradas con una vuelta de esparadrapo dentro de su casilla, días antes del evento. Comenta Fernando Franco sobre la afición Tacneña antes de 1957, lo siguiente: “…se jugaba con cacho natural y postizo del propio gallo sin estar comprimidos en un inicio. Cuando era pollo, la postiza, cuando lese embutía en el pitón. Previamente, se cubría con un algodón en la caña sin cola, colocándole encima una cinta de tela y posteriormente encima, la canillera, asegurándola con la cinta encolada que cubrían hasta el pitón, pero sin encolar esa parte; así quedaba el algodón en contacto con la caña sin cola y encima la tira de tela encolada a la canillera, evitando que la cola de carpintero empleada para fijar, se pegara en la caña y el algodón a la canillera. Una vez puesto el algodón, encima se colocaba la tela sobre el mismo y cubrían también el pitón con el algodón. A veces, en reemplazo del algodón, se usaba papel periódico con grasa; aunque más efectivo era utilizar algodón. Era una tira de tela de cerca de 8 o 10 cm. La cinta de tela, alcanzaba a cubrir toda la caña y sobresalía unos 2 a 3 cm hacia abajo del pitón, ayudando con el relleno de algodón a embutir el cacho postizo sin echarle pegamento sino, sólo con la presión y el algodón necesario. Inmediatamente, se estiraba la tela, que había sobresalido hacia abajo del cacho y se le echaba cola haciendo un doblez hacia arriba a la base de la espuela postiza, para asegurarla con un hilo de zapatero fuerte, se daban unas 10 vueltas alrededor de la tela que cubría la base de la espuela e inmediatamente con el sobrante de la tela, se hacía nuevamente un doblez hacia abajo de la base, hasta atrás del cacho sujetada también con hilo y se jalaba para presionar la espuela y fijarla hacia abajo. Una sola persona sentada, calzaba el gallo y tomábamos el punto de la espuela, corriendo la vista desde el codo de la caña hacia la planta es decir, al revés del método actual. Se armaba el gallo muy temprano o aveces la noche anterior. Un rato antes de la pelea, se colocaban las canilleras de cuero largo (botas de colores), que cubrían toda la caña como se ha descrito, para proteger al gallo de las ““encachadas”” y así evitar levantarlo para curarlo durante la pelea. Cuando el gallo era ““catemo”” o había perdido el pitón, se le hacía una base que la llamábamos “”pirulo””; destrenzando 5 o 6 cm de una soguilla de yute, para que cubra toda la caña y se empezaba apoyándola a lo largo de la misma como se hacía con la tela, hasta llegar a la altura del pitón roto; así se protegía como se ha descrito anteriormente y luego, se amarraba el “pirulito” encolado con un hilo, para que tomara consistencia y se endureciera. Al día siguiente, se cortaba y le daba forma pues seria la base para apoyar el cacho. Otra forma era colocar un papel de seda para la misma función. Normalmente, se calzaban los pollos. Aunque cuando se juega con el cacho natural, al gallo en la muda le había crecido media espuela y jugaban así. Pero Don Armando Chiri (arequipeño), venía de Lima y calzaba con cachos sin comprimir, aunque “preparados”, y era diferente a la ofensa del cacho natural; y los aficionados en Tacna empezaron a cortar las espuelas y calzar con las preparadas. Luego viene el cacho natural prensado de gallo más ofensivo que los cachos “preparados” y se generalizó su uso, para evitar desventaja en las armas. Armar en ese estilo, llevaba aproximadamente 10 minutos en ambas patas si el gallo era dócil lo que demoraba, era esperar a que seque el pegamento. No era complicado sino, cuestión de práctica. Entonces los gallos, salían a la cancha, calzados, con sus canilleras (botas de colores), que era un espectáculo pues parecían gladiadores con botas (canilleras) azules, rojas, amarillas, verdes, entre otros colores. En el extremo inferior, tenían un pequeño hueco, donde pasaba el cacho y se fijaba con la presión de la espuela…” Iniciada la década de los 70, aparece la base o “patapioja” soporte de la espuela que ayudó a asegurar con solidez la misma, en la pata del gallo, reduciendo el movimiento y fijándola mejor contra los efectos de las patadas. Las primeras “patapiojas”, se obtenían cortando la parte superior en los casquillos de bala de fusil, desechados en polígonos de tiro; fueron de mayor peso y tamaño que las actuales. Fueron modificándose las armas, los casquillos base de las mismas y las “patapiojas” de bronce, aluminio o níquel mejorando el diseño.

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