el manejo del macho en la fertilidad de las reproductoras
El manejo del macho en la fertilidad de las reproductoras
Tomado de la Revista Industria Avícola. Escrito el 29 de marzo de 2016
Por Leonel Mejía
Reproducción, genética e incubaciónManejo, producción y equipoNutrición y fabricación de alimentos balanceados
Adaptado por: Carlos Cogorno V.
Un buen manejo del macho reproductor con el conocimiento adecuado de los cambios fisiológicos va a tener impacto sobre el desempeño de toda la descendencia.
Siempre nos centramos mucho en el manejo de la reproductora hembra, pero eso no significa que se deba desatender el manejo del macho. En algunos casos, un solo macho llega a ser el responsable de fertilizar los huevos de más de 13 hembras, por lo que el impacto del gallo sobre la fertilidad de la parvada siempre es mayor que el de la gallina. A nivel de pedigrí, se conserva por lo menos del 5 por ciento de los machos para propósitos de selección, una cantidad considerablemente menor que las hembras, lo que resalta la calidad de los machos en estas poblaciones.
El enfoque de este artículo es en los principales cambios fisiológicos que se dan en la vida de los gallos y de cómo puede impactar el manejo en su desarrollo.
Los primeros días
La crianza se hace para estimular el consumo de alimento, dentro de otros aspectos que van a acelerar el crecimiento y desarrollo del esqueleto y cardiovascular. Esto es importante.
Debemos asegurar una temperatura, calidad del aire, disponibilidad de alimento y agua adecuadas, aspectos que van a determinar la uniformidad y desarrollo del grupo.
La multiplicación de las células de Sertoli puede empezar desde las dos semanas de edad, las cuales son esenciales para la formación del esperma. El número de estas células en los testículos está directamente relacionado al números de espermatozoides que un macho producirá. Un mal manejo del alimento o cualquier estrés que se relacione puede reducir el número de células de Sertoli que se formen, lo que tornaría menos fértiles a los machos de por vida.
Recomendaciones
Es importante el manejo del peso corporal y de la densidad de las aves. Durante la primera semana, se recomienda tener suficientes pollitos/comedero. A las 10 semanas de edad, se recomienda tener mayor espacio de comedero.
A lo largo de las primeras cuatro semanas, se desarrolla aproximadamente el 50 por ciento del esqueleto, y a las 12 semanas, se completa alrededor del 90 por ciento. Es por eso que en las zonas donde se realiza un programa de selección, deben establecerse dicha seleccion antes de las 12 semanas de edad. Después de este período, va a tener un impacto mínimo las calificaciones corporales.
Período de mantenimiento y crecimiento
Los machos a las dos semanas de edad por lo general empiezan el período de restricción de alimento o control del crecimiento que va a durar el resto de la vida del macho. Durante las primeras ocho a diez semanas de edad se establece el máximo potencial de producción de esperma. Durante este período, debemos mantener una densidad adecuada de aves, un suficiente espacio de comedero y una edacuada distribución de alimento.
Hay que manejar a los machos tan cerca como sea posible con el peso corporal recomendado. No es deseado que haya machos con sobrepeso o peso insuficiente. Los machos con sobrepeso por lo general presentan problemas para la monta y los que tiene peso insuficiente sufren algún tipo de estrés y es factible que reduzcan calidad del semen y fertilidad baja.
Madurez sexual
El manejo durante la fotoestimulación puede afectar la fertilidad temprana y en consecuencia la incubabilidad. Al inicio de la fotoestimulación es muy rápido el crecimiento de los testículos. El 75 por ciento del desarrollo de los testículos sucede entre las 20 y 24 semanas y se da la fotoestimulación.
Si no se manejan adecuadamente, estos acontecimientos pueden causar estrés en la población y perjudicar el desarrollo de los testículos a lo largo de la vida. Debemos asegurarnos que se logre el peso corporal adecuado, para obtener el desarrollo testicular deseado.
Descarte de machos
A las 21 o 22 semanas de edad, hay que eliminar a los machos que presenten defectos. Deben descartarse los machos con deformidades graves del pico o del dorso, y aquellos
con tarsos muy curvados. Deberán seleccionarse para la transferencia, los machos con un crecimiento, desarrollo de la musculatura y peso adecuados.
Transferencia y sistema de alimentación
Se recomienda transferir a los machos, para que puedan ubicar e identificar su área. Sin embargo, en función de la línea genética utilizada y su madurez sexual, puede colocarse al macho después de las hembras. El proceso se facilita si se usa el mismo tipo de comedero en la crianza y reproducción.
En algunas zonas, se alimenta por separado a los machos de las hembras, pero para ello deben entrenarse. El macho tiene el tiempo suficiente para consumir el alimento y luego se libera con las hembras.
Proporción machos : hembras
Debemos manejar una proporción adecuada de macho a hembras en el corral. Si hay demasiadas hembras, va a resultar en que haya hembras que no se monten. Para compensar la disminución en la fertilidad al añadir menos hembras, conforme envejezcan los machos.
Agresividad del macho
Un factor importante para evitar la agresividad del macho es el diferencial de peso del macho a la hembra, que debe ser del 20 al 25 por ciento. Los diferenciales de peso del macho a la hembra de hasta 40 por ciento por lo general llevan a problemas de receptividad de la hembra y tarde o temprano a una fertilidad más baja. Los machos con sobrepeso presentan menos montas completas.
Control de peso
Ayuda a controlar el peso corporal de los machos la alimentación de una dieta baja en energía (2,750 kcal/kg) y baja en proteína cruda (13 por ciento) a partir de las 27 semanas de edad. Las dietas con 10 por ciento o menos proteína cruda han mostrado que disminuyen la fertilidad. Además, debemos evitar que los machos se roben alimento de las hembras. La disminución de peso puede afectar la calidad y volumen del esperma.
Repoblación
Conforme envejecen los machos, disminuye la libido y por lo general pueden completar menos las montas. Al mismo tiempo, las gallinas necesitan montarse más a menudo para mantener el mismo nivel de fertilidad. Puede ser muy efectivo una adecuada proporción de machos a hembras, para mantener una excelente fertilidad de la parvada.
Deben haber machos jóvenes para las reproductoras para evitar la disminución de la fertilidad que se relaciona con la edad.
Conclusión
El gallo es el mayor contribuyente de la fertilización de la parvada. La fertilidad del macho se puede dañar de forma permanente por un mal manejo en las etapas iniciales e impactar la fertilidad e incubabilidad de la población. Va a haber una máxima fertilidad de la reproductora si se entienden los cambios fisiológicos y físicos, así como un manejo enfocado en todas las etapas de producción.