ENTREVISTA AL SR EDUARDO ( LALO) GRANDA ALZAMORA
Eduardo Granda Alzamora
Lurín, 18 de Enero de 1991
Bueno, en primer lugar, a mí me gusta que el gallo sea rápido. Mientras más rápido pueda entrar, es mejor. Que sea rápido, que entre pegando lo más rápido que pueda y lo más fuerte que pueda en esos empates, en el primer tercio de la pelea. Que entre con todas sus fuerzas y con toda la rapidez que pueda. Si es pegando al cuerpo, mejor, en los primeros empates; luego de esa rapidez, que sea de buena clase, o sea que sea de buena clase quiere decir, que sea vengativo, que no se quede con la ofensa, que conteste inmediatamente la ofensa y si puede contestarla dos o tres veces por una que le de el otro, mejor. Que sea corajudo, que tenga un coraje a toda prueba, que nunca corra, que nuca se achique, que nunca humille, que nunca afloje el cruce que lleva adentro y que sea heridor. De todas maneras es imperdonable que el animal no sepa usar las espuelas. Ahora dentro de las modalidades de combate, uno busca que el gallo tenga fuerza, que el gallo controle, que el gallo mande, porque el gallo puede mandar en muchas formas. Hay gallos que mandan con el pescuezo y hay otros que mandan con el pico y con las patas. Lo que si me gusta es que por ejemplo, que un gallo es buen tuerto; cuando le han botado un ojo como lo llamamos, a mí me gusta cuando al gallo le han botado un ojo, se pegue al rival y comience a morderlo del cuerpo, o sea del poncho, del chaleco, de la punta del ala, del hombro o del pecho. Pero me desespera el gallo, que se ponga a buscar el ojo bueno; que se ponga a dar vueltas es imperdonable el gallo que se deje cargar por el ojo que ha perdido. Esos gallos están ganados desde que el ojo ya no lo tienen. Un buen tuerto, sigue peleando y mucha gente aveces no se da cuenta que el animal está tuerto porque no extraña el ojo y que sea buen ciego. Un buen ciego para mi, no tiene precio. Yo por lo menos trato de que mis animales no solo tengan la rapidez en la entrada, sino, cuando los dejen tuertos o ciegos, tengan recursos y sigan teniendo reflejos y bueno, dentro del término, que el gallo sea de buena clase, tenemos muchas cosas. El buen tuerto, el buen ciego, el vengativo y que no se afloje nunca, les puedo perdonar que sean fuertísimos, pero lo que no les puedo perdonar es que dejen de tirar y dejen de tirar con los cachos, que peleen hasta morir y que no se queden. Ese gallo, tenía buen balance; era un animal que a pesar de pelear con el ala rota, tenía un buen balance y lo ayudaba el peso de corcho que tenía. El peso de corcho lo llaman los americanos al animal bien hecho, bien proporcionado, a la mano tu notas que es fuerte, pero que no pesa tanto como pareciera; no tiene una fibra pesada. Un animal de fibra pesada, muchas veces no puede empatar una pelea cuando está tumbado o menos, puede remontar esa pelea que vimos, cuando está con el ala rota. Generalmente un animal de fibra pesada, se cae con el ala rota; no acierta jamás. En cambio un animal con el peso de corcho, es un animal que los he visto muchas veces no solamente tirar, sino, tirar y dar en el blanco y acertar. A mí no me gusta el gallo de fibra pesada, que le pesen los huesos, los músculos. La ligereza es inversa a la defensa y un gallo defendido tira menos. Un gallo defendido tiene que ser muy acertado para que contra reste a un rival que sea muy rápido. Tiene que ser demasiado acertado, si es que es muy defendido y poco acertado, yo creo que tiene las de perder, porque si se topa con un animal rápido que tire cuatro por una que él tire, yo creo que el que tira más, es el que tiene más oportunidades de ganar. La pelea se gana tirando; si uno no tira, entonces debe ser demasiado acertado. Sino, uno está perdiendo el tiempo; hay una conformación que te indica cómo puede ser el gallo. El promedio del cuello, tiene que ser muy parecido al promedio del ala y de la pata; tiene que tener casi la misma distancia y cuando el animal tiene más cuello que ala o de pata o más pata que ala, ahí se sale de la proporción y la proporción, muchas veces trae como consecuencia la falta de acierto. Un gallo que tiene malas proporciones, es un gallo que no podemos esperar que tenga buen acierto. El acierto, está en el animal bien promediado; la conformación no necesariamente dice sobre la bravura. El animal que me gusta, es un animal de pico un poquito largo, pero firme, un pico reforzado que entre hasta adentro. Un ojo que no sea muy saltón, pero que tampoco tenga el arco superciliar muy pronunciado que tienen algunos orientales. Me gusta un gallo más bien de cabeza pequeña, de cuello corto, de cuello no muy largo, que sea cuello corto, porque considero que a más corto el cuello, hay menos área de peligro. El cogote de un gallo, es una zona muy peligrosa para un cachazo. Hay gallos que pegan al cuello y a la base, ya son gallos que compensan. Si es de cuello corto, mejor. Cabeza chica y cuello corto. Que tenga buenas alas, bien alado, que tenga buen lomo, porque en el lomo, está el poder del animal; están los `pulmones que va a tener el animal. Me refiero al lomo de la cadera; en el lomo de la cadera, uno mide el poder que puede tener el animal; y los pulmones que tiene, para ver si es un animal de fondo. En cuanto a la pechuga, la pechuga otorga la fuerza que el animal puede tener en las alas; ahí se ve la fuerza del animal. Tiene que tener fuerza, para pegar con fuerza, para revolar bien con fuerza en las primeras patadas y para tener un buen fondo. Hay animales que por ser faltos de una buena pechuga, de unas buenas alas, llegan a la honda de la pelea, de una manera desastrosa, son gallos que no tienen buena conformación. Tiene que ser una pechuga recta; si no la encuentras redonda, es mejor. Que no pronuncie tanto la quilla; hay animales que pueden pronunciar un poquito la quilla, pero no deben llegar al término de quillones. Puede pronunciarse un poco la quilla, pero hay que sentir que el animal tiene músculos. El gallo chileno, tiene la quilla en “V”, pero a su vez, es una pechuga poderosa. El gallo americano, tiende a tener una pechuga redonda, pues los americanos tienden a definir su pelea en el aire y necesitan buena pechuga para tener toda la fuerza de las alas para las primeras patadas. El americano no ha seleccionado una pelea para la honda. Todo el mundo piensa que el español es un gallito que tiene que acabarse en la honda, que tiene que caerse al suelo, que tiene que arrastrarse en el piso y eso no es verdad, pues el español es un gallito que tiene mucho fondo, muchos pulmones, sino, que aquí nos han engañado, con muchos españoles, malos españoles criollos, españoles traídos de los pelos de cualquier parte, pero un buen español, es un animal que acompaña en los mejores cruces a cualquier buena gallina, a la gallina criolla, la mejora mucho. El gallo peruano, es muy bueno; lo único que necesita el gallo peruano, es el refresco con su chilenazo, de vez en cuando, o su octavo de español, de hecho, de todas manera, porque el buen español, saca a relucir las bondades de esta sangre, en el tercer tercio de la pelea. Yo digo, el primer tercio, son las primeras patadas; el segundo tercio, es lo que se ve, la buena clase, la venganza, porque al gallo le cae y en el segundo tercio le cae, pero también debe contestar y el tercer tercio es cuando se van a la definición y en el segundo tercio ya han decidido lo que tienen que hacer, se han mostrado todas las cualidades y las bondades, en el tercer tercio está la definición de la pelea y es ahí cuando el animal que tenga una buena carga de sangre española, saca la mayor ventaja, porque un buen español le da fondo y no baja el tren de pelea y no pierde la rienda, sobre todo he visto animales que cuando tienen espa&n
tilde;ol adentro, comienzan a acertar más en la cabeza en el momento de la decisión y no pierden el tiempo pegando al cuerpo y solamente buscan que matar y buscan la zona alta. Para mí un animal que en el tercer tercio de la pelea está pegando al cuerpo, no le veo objeto. En realidad, veo animales que pegan al cuerpo de entrada y pegan al cuerpo en el segundo tercio, cuando ya se han ido a la mecha, ese es el segundo tercio para mí. Se van a la mecha y bueno, tienen que pegarle al cuerpo si el otro no deja que le peguen a la cabeza, pues se enguardia, entonces le tienen que pegar al cuerpo para ablandarlo; lo tienen que jalarlo de los lomos, si el otro no se descuadra y hay animales que quieren controlar al rival y le ponen el pescuezo y si el gallito es de corte ligero, pues tiene que tirar de la pluma, tiene que tirar del poncho, de la parte de atrás, tiene que jalar del ala, jalar del pecho, o tiene que agarrar del cogote, tiene que sacar todos esos recursos para ablandar a ese animal y cuando lo ablanda, estoy seguro que le busca a la cabeza, cuando tiene español adentro. El chileno, es un animal bien cargado al español, por eso vemos chilenos que entran de una manera linda y ablandan al animal y cuando lo tienen, lo terminan, no lo perdonan, es lo que llamamos no perdonar. Hay animales que vemos que tienen la pelea ganada y comenzamos a decir, ¡lo está perdonando… lo está perdonando…! y en eso viene la contestación del otro animal y le ganaron la pelea. Eso, es por no ejecutar al rival, cuando ya lo tienen y es una cosa que por ejemplo el español, no te la perdona. Es muy raro que un español te está perdonando un animal y cuando lo tiene, lo acaba. Por eso digo, el gallo peruano es muy bueno, pero necesita de vez en cuando su refresco, con chileno y con su puntita de español y si tiene un octavo de español, mejor, porque el chileno también es un gallo mestizo. El chileno nació primero con sangre Asil, después tuvo sangre inglesa, también entró en juego el español, pero a Chile han llevado hasta Shamos brasileños, Malayos, gallos americanos. Entonces el chileno tiene un coctel de sangres ahí, pero es un animal que ha sido bien ajustado para el combate con su tipo de armas y con el arma peruana, también juegan muy bien, te hablo del chileno, el santiaguino y el del Sur, también deciden una pelea en poco tiempo. Un buen gallo, chileno, lo ves en los 10 minutos; si en 10 minutos no ha ganado, no es un buen chileno. No se necesita verlo más tiempo. El gallo que amolda su juego conforme se va planteando la pelea, que empieza jugando abajo y después se planta arriba es positivo en la cancha. Eso se llama ser un gallo criollo; solamente un criollo puede hacer eso; no podemos esperar eso de un gallo puro; por ejemplo un español puro te va a querer jugar de frente y tirar de frente y va a insistir en hacer la pelea de esa forma. Un japonés, solamente va a querer buscarle la corona al otro gallo y lo va a enguardiar y lo va a dominar y va a querer buscarle la corona para terminarlo de esa forma, pero nunca lo va a querer agarrar de la barba, para terminarlo ahí, nunca lo va a agarrar del cuello y le va a tirar de frente, eso no lo va a hacer el japonés. Como el español tampoco va a querer buscarle la corona para tirarle de ahí. Entonces que es lo que pasa, un gallo que se amolda a la pelea, es un gallo criollo, es un gallo que tiene más de tres sangres adentro en su cuerpo, entonces es un animal que saca una gama de recursos de acuerdo a como se le va presentando la pelea. Eso solamente lo puede hacer un gallo criollo, jamás lo hará un gallo puro. Es un gallo que hereda esas cualidades, pero son difíciles de transmitir, por eso vemos gallos criollos que son excepcionales en la cancha y cuando los cruzamos esperamos que los hijos sean como ellos y no obtenemos la respuesta que queríamos porque el gallo criollo ha salido en base a dos, tres, cuatro sangres y cuando los volvemos a cruzar, si la gallina no lo acompaña bien, perdemos esos recursos que tenemos del animal. Conozco gallos que han sido campeones en la cancha y no han dado un solo hijo bueno en la cancha. Esa es la sangre criolla, es por ello que de vez en cuando necesitamos refrescar el criollo con un gallo puro, para no perder la pista. No podemos pretender jugar un gallo puro en la cancha, pero tampoco deben ser tan criollo, tampoco debe ser un gallo que los galleros llaman vulgarmente un siete leches. He tenido un gallo que lo cruzaba y me botaba un giro, me botaba un ajiseco, me botaba un gallino, es decir, nunca lo he considerado un buen padrillo y para mí nunca, pues un padrillo es un animal que bota como él, que sus hijos tienen la modalidad que tiene él, tiene el color, que tiene él, tiene un peso promedio al que tiene él. Un animal de línea de buena casta, tiene que botar como él. El gallo pollonero no me dice nada; lo único que me puede decir un gallo pollonero es que es un animal que tiene buenas patas, nada más. He visto gallos polloneros que con 6 o 7 pollones, a veces se corren o aveces llega a complicársele la pelea y no se le vuelve a ver ninguna cualidad más. Cualquier gallo puede pollonear; de la raza que sea, de la sangre que sea, desde el más fino hasta el más humilde, cualquiera puede pollonear, pero no cualquiea puede sacarse un premio de calidad. Por lo menos en los gallos que crío, lo que deseo es sacarme un premio de calidad; un pollón, no, porque un pollón es circunstancia que el otro gallito entró con el pecho, que se quedó en la entrada, simplemente es que bueno, una patada y se acabó la cosa. Pero bueno, saquémonos un premio de calidad, ¿cómo nos vamos a sacar un premio de calidad?. Nos vamos a sacar un premio de calidad, con un gallo que tenga bondades, que tenga calidades, que se le hayan multiplicado las cualidades, las casta, la bravura, el acierto, el coraje, yo relaciono la palabra casta con castigo. Me parece que la palabra casta viene de castigo. Si un animal no ha sido castigado, no podemos probarle la casta; entonces por eso que no me da mucha confianza el gallo pollonero. Hay personas que ven un gallo pollonero en la cancha y lo compran. Desde que he comenzado, nunca he comprado un gallo pollonero; siempre he comprado un gallo que he visto perder, porque ahí lo he visto perder, le he visto la casta, he visto la sangre, he visto como aguanta, como pelea y en que circunstancias pierde y por ahí comencé yo, comprando gallitos que perdían y no gallitos que ganaban, porque los veía perder y esos fueron mis pie de cría, gallos que perdieron, pero perdiendo como buenos gallos, como campeones. Entonces soy más devoto de un premio de calidad que de un premio de rapidez. Mi cruce es español con chileno definitivamente. Agarro al chileno, lo cruzo con el Español y le vuelvo a meter chileno y me dan resultados en la cancha porque el chileno ya tiene un poquito de sangre oriental adentro. Cuando ves el gallo Español y le vas a cortar la cresta, la cresta le llega al costado del ojo; al chileno la cresta le llega a la altura del ojo, o a veces antes. Ahí ya te muestra la sangre oriental que tiene; el chileno tiene un 30% de oriental metido en su sangre, entonces para mí es la dureza necesaria que necesitamos en la cancha. No por mas fuerte que sea un gallo, no quiere decir que no vaya a morir con un buen cachazo en el corazón o un buen cachazo en la cabeza. Por mas fuerte que sea un gallo, muere con un buen cachazo. Pero a mí no me gustan los gallos muy fuertes; me gustan los gallos violentos, agresivos, peleadores, que su mayor cualidad, la habilidad de saber usar los cachos. Prefiero el coraje, la rapidez y el acierto; que s
epan usar los cachos. Te puedo perdonar cualquier defecto en mis gallos, hasta que no tengan guardia. Te puedo perdonar hasta que sean francones, pero nunca te puedo perdonar la falta de acierto. Un gallo que empata una pelea tirando los 15 minutos sin ofender, por lo menos no me lo vuelves a ver a mí soltarlo en la cancha, yo lo descarto definitivamente. Al armar un gallo, primeramente pongo los cachos al centro, los dos. Al gallo, hay que verlo topar primero. Lo veo topar y de ahí me hago una idea, como patea el animal, como va la trayectoria de su pata, entonces ahí le escojo los cachos y hay que ver. Por ejemplo un gallo que juega metido, hay gente que dice “este gallo pega al cuerpo, ponle unas lanzas”; entonces le ponen unos cachos grandes que de repente el gallo pega al cuerpo y no ofende; ¿que pasó? es que es un gallo que pega al cuerpo, pero a la parte del pecho que agarra pechuga, entonces el cacho largo lo único que ha hecho es arañarlo al otro. Uno pone un cacho largo cuando el gallo pega al cuerpo, pero a las costillas, pega a los costados. Por ejemplo, yo tenía un gallo que pegaba al cuerpo y le poníamos unos cachos largos porque era un gallo que pegaba a la costilla, entonces que pasaba, el animal un día mató un gallo de esta manera: le pegó una patada y el cacho pasó por el brazo que tiene el animal en el ala, tiene dos huesitos, el cacho pasó por el medio de esos dos huesos y le agarró la costilla al otro gallo y lo tumbó. El otro gallo cuando lo levantaron estaba muerto. Ese gallo que pega ala costilla, necesita un cacho largo; pero un gallo que pega al pecho, jamás se le puede poner un cacho largo, porque lo va a arañar al otro y no le va a hacer nada. Un gallo que pegue a la base o que pegue al cuello, necesita un cacho mediano semi curvo y un gallo que pegue a la cabeza, necesita cachos chiquitos, chiquito y no tan curvos. El gallo oriental, necesita cacho chico, un poco recto, el gallo Español necesita cacho curvo, mediano nada más, y es un gallo que pega a la garganta y a la cabeza, necesita un cacho curvo mediano al centro, un gallo americano sí necesita un cacho largo. Al americano sí se le puede armar el cacho izquierdo un poquito para afuera y con el derecho al centro porque la izquierda la usan ellos de entrada. Es como la diestra de nosotros la pata izquierda del gallo americano; pero el gallo español, no, el gallo español, debe llevar sus espuelas al centro y el gallo oriental, cachos chicos y un poco rectos y si el gallo oriental pelea metido, entonces que sean chico y un poco metido los cachos también para adentro, porque el gallo no va a abrir la pata a la hora de patear, al contrario, la va a ajustar, la va a cruzar, la va a cerrar, entonces si le metemos el cacho un poquito al gallo oriental, obtenemos mejores resultados, siempre y cuando sea un gallo metido. Yo uso una calza que me regaló mi amigo Oscar Aspíllaga, él las ideó, les tomó la forma adecuada, el peso adecuado, le dibujó el hueco del espolón y para mí las hizo perfectas, les puso unas pestañas, que son unas pestañas que agarran bien la pata, dejan asentarlas bien y sobre todo que no se corren las calzas al momento que tú las ajustas y pones la patapioja. Pongo la calza, primeramente la pata del gallo está desnuda, pongo la calza, le doy dos vueltas por arriba con la cinta y una vuelta por debajo del cacho y la asiento en la pata y ahí pongo la patapioja, generalmente lo hago con cera, para usar poca cinta. Pongo la patapioja con cera y le doy una vuelta arriba y una vuelta abajo, nada más. El cacho también lo asiento con el cerote. Pongo el cerote en el cacho, lo asiento, busco el punto del animal y uso una cinta afibrada que necesito unos cinco centímetros esa cinta. La fijo por un lado del cacho, le doy la vuelta por delante de la pata y la fijo al otro lado y ahí lo ahorco con un pedacito más de cinta. O sea, esto es solamente en caso que los gallos pesen 3:10lbs., 3:06, 3:08, hasta las 3:12, 3:14, uso este método. De las 4:00lbs. Para arriba, ya uso una cinta normal. Solamente uso una cinta afibrada en caso de 4:00lbs, hacia abajo; primero aseguro la base, para que no esté corriéndose, luego voy donde termina el casquillo, pero siempre le paso la cinta donde termina la unión del casquillo y la espina, paso una cinta, porque de esa manera se tiempla un poco la espuela y no se rompe, generalmente los que tiemplan solamente en el casquillo, generalmente la espuela vuela. Podemos pasarle un poquito la cinta encima de la espuela y la espuela aguanta; ahora no todos los gallos tienen el mismo punto; hay gallos que tienen diferentes puntos. Para seleccionar el punto de mis gallos, los selecciono por ejemplo con una sábana que la corto en varias tiras que sean trapos blancos, entonces les hago una especie de cartuchitos y los topo con eso, entonces me fijo donde marca el gallo; hay gallos que marcan más al centro, o que marcan más adentro o que marcan más afuera, que marcan un poco más arriba, entonces necesitan más curvos, o que marcan en el medio, necesitan un cacho semirecto. Entonces de acuerdo a cómo marca el gallo, yo apunto el número del gallo en una libretita, pongo la pata izquierda y en la derecha donde marcó y en el momento de la pelea, reviso la libreta y el gallo numero tal, marca aquí y en ese punto donde marca le pongo los cachos y a veces da resultado. Cuando termina la pelea, haya ganado o haya perdido, recojo mi gallo con el mismo cariño, con el mismo cuidado. Tengo un número de corridas casi nulas, pero así se me corra un gallo, lo levanto con el mismo cariño como si hubiese ganado, no me interesa. Nunca me amargo con el gallo y si tengo alguien con quien amargarme es conmigo mismo, pero con el gallo, jamás. Lo respeto mucho pues el gallo no solamente va a la cancha a defender mi dinero, va a la cancha a defender mi prestigio, va a defender mi nombre, entonces yo le guardo mucho respeto. Primero curo mi gallo, lo descalzo, lo lavo, veo las heridas, lo curo y luego me voy donde el otro gallero y le pregunto, donde le cayeron los tiros, como salió su gallo. Lo felicito si me ganó y si perdió le digo donde le cayeron los tiros, sin tratar de ofenderlo, nunca sin sacarle cachita ni nada de eso, pero sí tratando de indagar, dónde es que pegó el gallito, si tuvo tiro de muerte, adonde fue que lo agarró y todas esas cositas irlas tomando en cuenta, para llevar un mejor control del producto que tenemos. Ahorita estoy trabajando con un sangre cubana, el cubano es un gallo que tiene mucho acierto, pero no es más rápido que el chileno y el chileno por la misma rapidez que tiene, a veces no es tan acertado, entonces trato de combinarlos entre los dos. Al cubano le doy rapidez y le doy dureza con el chileno, entonces me sale un animalito un poco más acertado de los que yo veo jugar en Santiago de Chile. Veo jugar en Santiago animalitos muy tiradores pero no tan acertados; yo les aumento el acierto, cruzándolos con cubano y les vuelvo a meter el chileno y me sale un chileno más acertado. Es un producto terminado para mí, no busco más, no pido más. No estoy en busca de sangres nuevas. Nunca estoy a la expectativa de descubrir la pólvora, porque todo lo que yo quiera hacer… como te decía, yo prefiero el gallo violento, el gallo rápido. Hay galleros que creen que van a descubrir la pólvora por cruzar un animal excesivamente fuerte con un animal excesivamente rápido y esto en el mejor de los casos, lo más utilizable ahí son las hembras. Los machos salen para un lado, salen para el otro y cuando los vuelves a cruzar, ese producto se di
spara para cualquier parte, menos para lo que quieres. Cuando cruzo un animal fuerte con una gallina rápida, los machos ni siquiera los miro, no les doy bola en lo que me fijo son en las hembras para volverlas a cruzar con un gallo; un chileno o un Español o un cubano. Generalmente el gallo fuerte con la gallina rápida te dan un buen animal que como padrillo, las crías se van para cualquier lado, prefiero usar las madres. Como te decían, nadie descubre la pólvora en estos días, todo ha sido hecho; entonces lo más aconsejable en estos días es conseguirse sangre de algunas buenas razas que se consigan y tratar de homocigarlas, rescatar las buenas cualidades que tenían y mantenerlas. Ahora, hay que tener cuidado cuando uno trata de homocigar, trata de cruzar entre las mismas sangres. Las cualidades se pueden sumar, pero los defectos se multiplican si es que no se escogen bien los animales. En mi caso lo que hago, es tratar de rescatar las sangres que tenía Don Carlos Fabres, estos gallos a su vez tenían Asiles de Wilson del Campo, tenían un poco de Inglés, tenían un poco de Americano de Fernando Graña y tenían también un poco de Cubano, de un gallo que se llamaba “El Caribe”, un ajiseco Cubano puro, precioso y una vez trato de rescatar un poco la sangre de los gallos Sayas y Mendieta. Yo no lo voy a mejorar, esos gallos han sido extraordinarios. Lo que puedo hacer es tratar de homocigar e irlos manteniendo con la sangre de Chileno. Ahora, no porque a mí me guste la modalidad del gallo rápido, el gallo que tira cuatro por una, me parece que es el que tiene más chance de ganar, no por eso vamos a dejar de que hay gallos fuerte, gallos orientales que son muy buenos también en el combate. He visto gallos orientales que neutralizan a su rival, lo controlan con el pescuezo y una vez que los muerden, les hacen un daño terrible con una sola patada, pero son muy pocos, muy pocos. Un gallo extraordinario que vi una vez, un gallo que tenía de japonés, fue un gallo que mordía al otro de la nuca, lo controlaba de tal manera que lo hacía vencer el pescuezo, le bajaba de la cabeza, le mordía la nuca y cuando lo castigaba, lo castigaba al cuerpo. Para mí ese gallo era un mounstruo, un gallo que mordiendo de la cabeza, le clavaba sus cachos en el lomo del otro animal; es decir, el otro animal no tenía por donde escaparse, no tenía salida. Hay gallos que muerden de la cabeza y tratan de buscarle la cabeza o el cuello y fallan, muchas veces fallan, pero ese gallo, mordía de la cabeza y castigaba al cuerpo y el otro gallo se caía para adelante destrozado, son casos muy aislados, pero gallos violentos, gallos rápidos, se ven a cada rato. Están dictando los tiempos buscar un gallo tirador y de acierto, más que un gallo defendido, porque nuestras armas son muy ofensivas. El gallo se puede defender mucho, pero donde le cae un cachazo, por mas fuerte que sea, no quiere decir que no se vaya a morir, cualquier gallo por más fuerte que sea, muere con un buen cachazo, con un buen degüello o un tiro al cuerpo que le agarre zona noble. Por más fuerte que sea, ese gallo va a morir, por eso yo prefiero los gallos estilistas, los de mayor habilidad en usar los cachos y con la mayor rapidez posible que entran con todas sus cualidades desde un inicio y no vayan calentando cuerpo. El gallo no se le puede dejar calentar cuerpo, porque cuando quiere reaccionar, puede estarse muriendo. El gallo tiene que salir a pegar con todo lo que tenga; tiene que salir a acabar al rival, en el menor tiempo posible. No te digo buscar el pollón; puede salir a ablandarlo a pegar al cuerpo y si por ahí viene un pollón, en buena hora, pero no necesariamente buscando el pollón. Tiene que salir a ofenderlo, a tratar de ablandarlo y una ves que lo tiene ablandado, terminarlo, no lo puede dejar muriéndose, tiene que terminarlo. No creo que haya correlación entre la conformación y la bravura. Hay animales orientales muy bravos, muy nobles y los hay así también entre los de tope bankvoides, hay gallos muy bravos y de muy buena clase. La conformación puede tener relación con el acierto, con el fondo de la pelea, con el poder, todas esas cosas te marcan la conformación de un gallo, pero no la bravura. Hay gallos que son perfectamente conformados, pero no pueden ser bravos. Ahora, no hay que confundir bravo con valiente; hay gallos bravos que no son valientes y viceversa. Tampoco hay correlación entre conformación y valentía, hay gallos bravos hasta con uno mismo. Hay gallos que uno los quiere sacar del casillero y lo pican y lo patean a uno y sin embargo con el rival no son tan bravos, no son tan guapos. Hay gallos que son nobles con uno, pero sin embargo cuando comienza una pelea y les toca un rival que los castiga, son valientísimos. No tiene que ver una cosa con otra; no tiene al genotipo no tiene que ver con el fenotipo. El fenotipo lo vemos con el ojo; es todo lo que vemos; pero el genotipo es lo que nosotros vamos a ver en la cancha; es la sangre, lo que aflora, con las espuelas; solamente ahí se ve el genotipo. El genotipo jamás se verá en el fenotipo, nunca; solamente el gallo derramando su sangre, va a mostrar lo que tiene en los genes. Hay que verlos perder y hay que verlos ganar; que ganen bien; es decir que cuando lo tengan al rival, lo terminen y que pierdan bien. Que pierdan bien, quiere decir que entreguen todo lo que tienen, que tiren todo lo que tienen, que hagan todo lo que tenían por hacer y una vez que ya no pueden más, que caigan, pero una sola vez. A mí no me gusta por ejemplo el gallo que cae una vez para levantarse, seguir peleando un ratito y vuelve a caer otra vez, no para mí eso es falto de bravura. El gallo bravo no cae una y otra vez, el gallo bravo solo cae una vez para no levantarse nunca más, porque mientras pueda pelear, tiene que dar todo lo que tiene. Tengo algunos premios de calidad, algunos muy bonitos, pero no se cuantos. Son unos cuantitos no más. Soy más partidario del callo de calidad que del gallo de rapidez. Hay gallos rápidos que solamente saben hacer eso; para mí son solamente gallos de buenas patas, pero no quiere decir que sean gallos buenos. Gallos buenos tienen que ser gallos buenos en el comienzo y en el final; eso es un gallo bueno. Pero un gallo bueno en el comienzo, es un gallo de buenas patas, nada más. Tiene que ser bueno en todo el sentido de la palabra; tiene que ser en todo el sentido de la palabra, “un gallo” y un gallo es en el comienzo y en el final. Un gallo que comience pateando, pelee, sea corajudo, que tire todo lo que tiene y le venga el segundo aire. El segundo aire es cuando al gallo le vienen esas nuevas fuerzas, patean, ablanda al otro y comienza pues… el segundo aire lo trae el Asil, cuando un gallo tiene Asil adentro, es un gallo con un corazón que puede bombear pues sangre pata tres peleas juntas. Ese aire lo da el Asil, pero el Asil en una poca proporción en la sangre, no en media sangre, tal vez en un cuarto o un octavo, es suficiente.
tilde;ol adentro, comienzan a acertar más en la cabeza en el momento de la decisión y no pierden el tiempo pegando al cuerpo y solamente buscan que matar y buscan la zona alta. Para mí un animal que en el tercer tercio de la pelea está pegando al cuerpo, no le veo objeto. En realidad, veo animales que pegan al cuerpo de entrada y pegan al cuerpo en el segundo tercio, cuando ya se han ido a la mecha, ese es el segundo tercio para mí. Se van a la mecha y bueno, tienen que pegarle al cuerpo si el otro no deja que le peguen a la cabeza, pues se enguardia, entonces le tienen que pegar al cuerpo para ablandarlo; lo tienen que jalarlo de los lomos, si el otro no se descuadra y hay animales que quieren controlar al rival y le ponen el pescuezo y si el gallito es de corte ligero, pues tiene que tirar de la pluma, tiene que tirar del poncho, de la parte de atrás, tiene que jalar del ala, jalar del pecho, o tiene que agarrar del cogote, tiene que sacar todos esos recursos para ablandar a ese animal y cuando lo ablanda, estoy seguro que le busca a la cabeza, cuando tiene español adentro. El chileno, es un animal bien cargado al español, por eso vemos chilenos que entran de una manera linda y ablandan al animal y cuando lo tienen, lo terminan, no lo perdonan, es lo que llamamos no perdonar. Hay animales que vemos que tienen la pelea ganada y comenzamos a decir, ¡lo está perdonando… lo está perdonando…! y en eso viene la contestación del otro animal y le ganaron la pelea. Eso, es por no ejecutar al rival, cuando ya lo tienen y es una cosa que por ejemplo el español, no te la perdona. Es muy raro que un español te está perdonando un animal y cuando lo tiene, lo acaba. Por eso digo, el gallo peruano es muy bueno, pero necesita de vez en cuando su refresco, con chileno y con su puntita de español y si tiene un octavo de español, mejor, porque el chileno también es un gallo mestizo. El chileno nació primero con sangre Asil, después tuvo sangre inglesa, también entró en juego el español, pero a Chile han llevado hasta Shamos brasileños, Malayos, gallos americanos. Entonces el chileno tiene un coctel de sangres ahí, pero es un animal que ha sido bien ajustado para el combate con su tipo de armas y con el arma peruana, también juegan muy bien, te hablo del chileno, el santiaguino y el del Sur, también deciden una pelea en poco tiempo. Un buen gallo, chileno, lo ves en los 10 minutos; si en 10 minutos no ha ganado, no es un buen chileno. No se necesita verlo más tiempo. El gallo que amolda su juego conforme se va planteando la pelea, que empieza jugando abajo y después se planta arriba es positivo en la cancha. Eso se llama ser un gallo criollo; solamente un criollo puede hacer eso; no podemos esperar eso de un gallo puro; por ejemplo un español puro te va a querer jugar de frente y tirar de frente y va a insistir en hacer la pelea de esa forma. Un japonés, solamente va a querer buscarle la corona al otro gallo y lo va a enguardiar y lo va a dominar y va a querer buscarle la corona para terminarlo de esa forma, pero nunca lo va a querer agarrar de la barba, para terminarlo ahí, nunca lo va a agarrar del cuello y le va a tirar de frente, eso no lo va a hacer el japonés. Como el español tampoco va a querer buscarle la corona para tirarle de ahí. Entonces que es lo que pasa, un gallo que se amolda a la pelea, es un gallo criollo, es un gallo que tiene más de tres sangres adentro en su cuerpo, entonces es un animal que saca una gama de recursos de acuerdo a como se le va presentando la pelea. Eso solamente lo puede hacer un gallo criollo, jamás lo hará un gallo puro. Es un gallo que hereda esas cualidades, pero son difíciles de transmitir, por eso vemos gallos criollos que son excepcionales en la cancha y cuando los cruzamos esperamos que los hijos sean como ellos y no obtenemos la respuesta que queríamos porque el gallo criollo ha salido en base a dos, tres, cuatro sangres y cuando los volvemos a cruzar, si la gallina no lo acompaña bien, perdemos esos recursos que tenemos del animal. Conozco gallos que han sido campeones en la cancha y no han dado un solo hijo bueno en la cancha. Esa es la sangre criolla, es por ello que de vez en cuando necesitamos refrescar el criollo con un gallo puro, para no perder la pista. No podemos pretender jugar un gallo puro en la cancha, pero tampoco deben ser tan criollo, tampoco debe ser un gallo que los galleros llaman vulgarmente un siete leches. He tenido un gallo que lo cruzaba y me botaba un giro, me botaba un ajiseco, me botaba un gallino, es decir, nunca lo he considerado un buen padrillo y para mí nunca, pues un padrillo es un animal que bota como él, que sus hijos tienen la modalidad que tiene él, tiene el color, que tiene él, tiene un peso promedio al que tiene él. Un animal de línea de buena casta, tiene que botar como él. El gallo pollonero no me dice nada; lo único que me puede decir un gallo pollonero es que es un animal que tiene buenas patas, nada más. He visto gallos polloneros que con 6 o 7 pollones, a veces se corren o aveces llega a complicársele la pelea y no se le vuelve a ver ninguna cualidad más. Cualquier gallo puede pollonear; de la raza que sea, de la sangre que sea, desde el más fino hasta el más humilde, cualquiera puede pollonear, pero no cualquiea puede sacarse un premio de calidad. Por lo menos en los gallos que crío, lo que deseo es sacarme un premio de calidad; un pollón, no, porque un pollón es circunstancia que el otro gallito entró con el pecho, que se quedó en la entrada, simplemente es que bueno, una patada y se acabó la cosa. Pero bueno, saquémonos un premio de calidad, ¿cómo nos vamos a sacar un premio de calidad?. Nos vamos a sacar un premio de calidad, con un gallo que tenga bondades, que tenga calidades, que se le hayan multiplicado las cualidades, las casta, la bravura, el acierto, el coraje, yo relaciono la palabra casta con castigo. Me parece que la palabra casta viene de castigo. Si un animal no ha sido castigado, no podemos probarle la casta; entonces por eso que no me da mucha confianza el gallo pollonero. Hay personas que ven un gallo pollonero en la cancha y lo compran. Desde que he comenzado, nunca he comprado un gallo pollonero; siempre he comprado un gallo que he visto perder, porque ahí lo he visto perder, le he visto la casta, he visto la sangre, he visto como aguanta, como pelea y en que circunstancias pierde y por ahí comencé yo, comprando gallitos que perdían y no gallitos que ganaban, porque los veía perder y esos fueron mis pie de cría, gallos que perdieron, pero perdiendo como buenos gallos, como campeones. Entonces soy más devoto de un premio de calidad que de un premio de rapidez. Mi cruce es español con chileno definitivamente. Agarro al chileno, lo cruzo con el Español y le vuelvo a meter chileno y me dan resultados en la cancha porque el chileno ya tiene un poquito de sangre oriental adentro. Cuando ves el gallo Español y le vas a cortar la cresta, la cresta le llega al costado del ojo; al chileno la cresta le llega a la altura del ojo, o a veces antes. Ahí ya te muestra la sangre oriental que tiene; el chileno tiene un 30% de oriental metido en su sangre, entonces para mí es la dureza necesaria que necesitamos en la cancha. No por mas fuerte que sea un gallo, no quiere decir que no vaya a morir con un buen cachazo en el corazón o un buen cachazo en la cabeza. Por mas fuerte que sea un gallo, muere con un buen cachazo. Pero a mí no me gustan los gallos muy fuertes; me gustan los gallos violentos, agresivos, peleadores, que su mayor cualidad, la habilidad de saber usar los cachos. Prefiero el coraje, la rapidez y el acierto; que s
epan usar los cachos. Te puedo perdonar cualquier defecto en mis gallos, hasta que no tengan guardia. Te puedo perdonar hasta que sean francones, pero nunca te puedo perdonar la falta de acierto. Un gallo que empata una pelea tirando los 15 minutos sin ofender, por lo menos no me lo vuelves a ver a mí soltarlo en la cancha, yo lo descarto definitivamente. Al armar un gallo, primeramente pongo los cachos al centro, los dos. Al gallo, hay que verlo topar primero. Lo veo topar y de ahí me hago una idea, como patea el animal, como va la trayectoria de su pata, entonces ahí le escojo los cachos y hay que ver. Por ejemplo un gallo que juega metido, hay gente que dice “este gallo pega al cuerpo, ponle unas lanzas”; entonces le ponen unos cachos grandes que de repente el gallo pega al cuerpo y no ofende; ¿que pasó? es que es un gallo que pega al cuerpo, pero a la parte del pecho que agarra pechuga, entonces el cacho largo lo único que ha hecho es arañarlo al otro. Uno pone un cacho largo cuando el gallo pega al cuerpo, pero a las costillas, pega a los costados. Por ejemplo, yo tenía un gallo que pegaba al cuerpo y le poníamos unos cachos largos porque era un gallo que pegaba a la costilla, entonces que pasaba, el animal un día mató un gallo de esta manera: le pegó una patada y el cacho pasó por el brazo que tiene el animal en el ala, tiene dos huesitos, el cacho pasó por el medio de esos dos huesos y le agarró la costilla al otro gallo y lo tumbó. El otro gallo cuando lo levantaron estaba muerto. Ese gallo que pega ala costilla, necesita un cacho largo; pero un gallo que pega al pecho, jamás se le puede poner un cacho largo, porque lo va a arañar al otro y no le va a hacer nada. Un gallo que pegue a la base o que pegue al cuello, necesita un cacho mediano semi curvo y un gallo que pegue a la cabeza, necesita cachos chiquitos, chiquito y no tan curvos. El gallo oriental, necesita cacho chico, un poco recto, el gallo Español necesita cacho curvo, mediano nada más, y es un gallo que pega a la garganta y a la cabeza, necesita un cacho curvo mediano al centro, un gallo americano sí necesita un cacho largo. Al americano sí se le puede armar el cacho izquierdo un poquito para afuera y con el derecho al centro porque la izquierda la usan ellos de entrada. Es como la diestra de nosotros la pata izquierda del gallo americano; pero el gallo español, no, el gallo español, debe llevar sus espuelas al centro y el gallo oriental, cachos chicos y un poco rectos y si el gallo oriental pelea metido, entonces que sean chico y un poco metido los cachos también para adentro, porque el gallo no va a abrir la pata a la hora de patear, al contrario, la va a ajustar, la va a cruzar, la va a cerrar, entonces si le metemos el cacho un poquito al gallo oriental, obtenemos mejores resultados, siempre y cuando sea un gallo metido. Yo uso una calza que me regaló mi amigo Oscar Aspíllaga, él las ideó, les tomó la forma adecuada, el peso adecuado, le dibujó el hueco del espolón y para mí las hizo perfectas, les puso unas pestañas, que son unas pestañas que agarran bien la pata, dejan asentarlas bien y sobre todo que no se corren las calzas al momento que tú las ajustas y pones la patapioja. Pongo la calza, primeramente la pata del gallo está desnuda, pongo la calza, le doy dos vueltas por arriba con la cinta y una vuelta por debajo del cacho y la asiento en la pata y ahí pongo la patapioja, generalmente lo hago con cera, para usar poca cinta. Pongo la patapioja con cera y le doy una vuelta arriba y una vuelta abajo, nada más. El cacho también lo asiento con el cerote. Pongo el cerote en el cacho, lo asiento, busco el punto del animal y uso una cinta afibrada que necesito unos cinco centímetros esa cinta. La fijo por un lado del cacho, le doy la vuelta por delante de la pata y la fijo al otro lado y ahí lo ahorco con un pedacito más de cinta. O sea, esto es solamente en caso que los gallos pesen 3:10lbs., 3:06, 3:08, hasta las 3:12, 3:14, uso este método. De las 4:00lbs. Para arriba, ya uso una cinta normal. Solamente uso una cinta afibrada en caso de 4:00lbs, hacia abajo; primero aseguro la base, para que no esté corriéndose, luego voy donde termina el casquillo, pero siempre le paso la cinta donde termina la unión del casquillo y la espina, paso una cinta, porque de esa manera se tiempla un poco la espuela y no se rompe, generalmente los que tiemplan solamente en el casquillo, generalmente la espuela vuela. Podemos pasarle un poquito la cinta encima de la espuela y la espuela aguanta; ahora no todos los gallos tienen el mismo punto; hay gallos que tienen diferentes puntos. Para seleccionar el punto de mis gallos, los selecciono por ejemplo con una sábana que la corto en varias tiras que sean trapos blancos, entonces les hago una especie de cartuchitos y los topo con eso, entonces me fijo donde marca el gallo; hay gallos que marcan más al centro, o que marcan más adentro o que marcan más afuera, que marcan un poco más arriba, entonces necesitan más curvos, o que marcan en el medio, necesitan un cacho semirecto. Entonces de acuerdo a cómo marca el gallo, yo apunto el número del gallo en una libretita, pongo la pata izquierda y en la derecha donde marcó y en el momento de la pelea, reviso la libreta y el gallo numero tal, marca aquí y en ese punto donde marca le pongo los cachos y a veces da resultado. Cuando termina la pelea, haya ganado o haya perdido, recojo mi gallo con el mismo cariño, con el mismo cuidado. Tengo un número de corridas casi nulas, pero así se me corra un gallo, lo levanto con el mismo cariño como si hubiese ganado, no me interesa. Nunca me amargo con el gallo y si tengo alguien con quien amargarme es conmigo mismo, pero con el gallo, jamás. Lo respeto mucho pues el gallo no solamente va a la cancha a defender mi dinero, va a la cancha a defender mi prestigio, va a defender mi nombre, entonces yo le guardo mucho respeto. Primero curo mi gallo, lo descalzo, lo lavo, veo las heridas, lo curo y luego me voy donde el otro gallero y le pregunto, donde le cayeron los tiros, como salió su gallo. Lo felicito si me ganó y si perdió le digo donde le cayeron los tiros, sin tratar de ofenderlo, nunca sin sacarle cachita ni nada de eso, pero sí tratando de indagar, dónde es que pegó el gallito, si tuvo tiro de muerte, adonde fue que lo agarró y todas esas cositas irlas tomando en cuenta, para llevar un mejor control del producto que tenemos. Ahorita estoy trabajando con un sangre cubana, el cubano es un gallo que tiene mucho acierto, pero no es más rápido que el chileno y el chileno por la misma rapidez que tiene, a veces no es tan acertado, entonces trato de combinarlos entre los dos. Al cubano le doy rapidez y le doy dureza con el chileno, entonces me sale un animalito un poco más acertado de los que yo veo jugar en Santiago de Chile. Veo jugar en Santiago animalitos muy tiradores pero no tan acertados; yo les aumento el acierto, cruzándolos con cubano y les vuelvo a meter el chileno y me sale un chileno más acertado. Es un producto terminado para mí, no busco más, no pido más. No estoy en busca de sangres nuevas. Nunca estoy a la expectativa de descubrir la pólvora, porque todo lo que yo quiera hacer… como te decía, yo prefiero el gallo violento, el gallo rápido. Hay galleros que creen que van a descubrir la pólvora por cruzar un animal excesivamente fuerte con un animal excesivamente rápido y esto en el mejor de los casos, lo más utilizable ahí son las hembras. Los machos salen para un lado, salen para el otro y cuando los vuelves a cruzar, ese producto se di
spara para cualquier parte, menos para lo que quieres. Cuando cruzo un animal fuerte con una gallina rápida, los machos ni siquiera los miro, no les doy bola en lo que me fijo son en las hembras para volverlas a cruzar con un gallo; un chileno o un Español o un cubano. Generalmente el gallo fuerte con la gallina rápida te dan un buen animal que como padrillo, las crías se van para cualquier lado, prefiero usar las madres. Como te decían, nadie descubre la pólvora en estos días, todo ha sido hecho; entonces lo más aconsejable en estos días es conseguirse sangre de algunas buenas razas que se consigan y tratar de homocigarlas, rescatar las buenas cualidades que tenían y mantenerlas. Ahora, hay que tener cuidado cuando uno trata de homocigar, trata de cruzar entre las mismas sangres. Las cualidades se pueden sumar, pero los defectos se multiplican si es que no se escogen bien los animales. En mi caso lo que hago, es tratar de rescatar las sangres que tenía Don Carlos Fabres, estos gallos a su vez tenían Asiles de Wilson del Campo, tenían un poco de Inglés, tenían un poco de Americano de Fernando Graña y tenían también un poco de Cubano, de un gallo que se llamaba “El Caribe”, un ajiseco Cubano puro, precioso y una vez trato de rescatar un poco la sangre de los gallos Sayas y Mendieta. Yo no lo voy a mejorar, esos gallos han sido extraordinarios. Lo que puedo hacer es tratar de homocigar e irlos manteniendo con la sangre de Chileno. Ahora, no porque a mí me guste la modalidad del gallo rápido, el gallo que tira cuatro por una, me parece que es el que tiene más chance de ganar, no por eso vamos a dejar de que hay gallos fuerte, gallos orientales que son muy buenos también en el combate. He visto gallos orientales que neutralizan a su rival, lo controlan con el pescuezo y una vez que los muerden, les hacen un daño terrible con una sola patada, pero son muy pocos, muy pocos. Un gallo extraordinario que vi una vez, un gallo que tenía de japonés, fue un gallo que mordía al otro de la nuca, lo controlaba de tal manera que lo hacía vencer el pescuezo, le bajaba de la cabeza, le mordía la nuca y cuando lo castigaba, lo castigaba al cuerpo. Para mí ese gallo era un mounstruo, un gallo que mordiendo de la cabeza, le clavaba sus cachos en el lomo del otro animal; es decir, el otro animal no tenía por donde escaparse, no tenía salida. Hay gallos que muerden de la cabeza y tratan de buscarle la cabeza o el cuello y fallan, muchas veces fallan, pero ese gallo, mordía de la cabeza y castigaba al cuerpo y el otro gallo se caía para adelante destrozado, son casos muy aislados, pero gallos violentos, gallos rápidos, se ven a cada rato. Están dictando los tiempos buscar un gallo tirador y de acierto, más que un gallo defendido, porque nuestras armas son muy ofensivas. El gallo se puede defender mucho, pero donde le cae un cachazo, por mas fuerte que sea, no quiere decir que no se vaya a morir, cualquier gallo por más fuerte que sea, muere con un buen cachazo, con un buen degüello o un tiro al cuerpo que le agarre zona noble. Por más fuerte que sea, ese gallo va a morir, por eso yo prefiero los gallos estilistas, los de mayor habilidad en usar los cachos y con la mayor rapidez posible que entran con todas sus cualidades desde un inicio y no vayan calentando cuerpo. El gallo no se le puede dejar calentar cuerpo, porque cuando quiere reaccionar, puede estarse muriendo. El gallo tiene que salir a pegar con todo lo que tenga; tiene que salir a acabar al rival, en el menor tiempo posible. No te digo buscar el pollón; puede salir a ablandarlo a pegar al cuerpo y si por ahí viene un pollón, en buena hora, pero no necesariamente buscando el pollón. Tiene que salir a ofenderlo, a tratar de ablandarlo y una ves que lo tiene ablandado, terminarlo, no lo puede dejar muriéndose, tiene que terminarlo. No creo que haya correlación entre la conformación y la bravura. Hay animales orientales muy bravos, muy nobles y los hay así también entre los de tope bankvoides, hay gallos muy bravos y de muy buena clase. La conformación puede tener relación con el acierto, con el fondo de la pelea, con el poder, todas esas cosas te marcan la conformación de un gallo, pero no la bravura. Hay gallos que son perfectamente conformados, pero no pueden ser bravos. Ahora, no hay que confundir bravo con valiente; hay gallos bravos que no son valientes y viceversa. Tampoco hay correlación entre conformación y valentía, hay gallos bravos hasta con uno mismo. Hay gallos que uno los quiere sacar del casillero y lo pican y lo patean a uno y sin embargo con el rival no son tan bravos, no son tan guapos. Hay gallos que son nobles con uno, pero sin embargo cuando comienza una pelea y les toca un rival que los castiga, son valientísimos. No tiene que ver una cosa con otra; no tiene al genotipo no tiene que ver con el fenotipo. El fenotipo lo vemos con el ojo; es todo lo que vemos; pero el genotipo es lo que nosotros vamos a ver en la cancha; es la sangre, lo que aflora, con las espuelas; solamente ahí se ve el genotipo. El genotipo jamás se verá en el fenotipo, nunca; solamente el gallo derramando su sangre, va a mostrar lo que tiene en los genes. Hay que verlos perder y hay que verlos ganar; que ganen bien; es decir que cuando lo tengan al rival, lo terminen y que pierdan bien. Que pierdan bien, quiere decir que entreguen todo lo que tienen, que tiren todo lo que tienen, que hagan todo lo que tenían por hacer y una vez que ya no pueden más, que caigan, pero una sola vez. A mí no me gusta por ejemplo el gallo que cae una vez para levantarse, seguir peleando un ratito y vuelve a caer otra vez, no para mí eso es falto de bravura. El gallo bravo no cae una y otra vez, el gallo bravo solo cae una vez para no levantarse nunca más, porque mientras pueda pelear, tiene que dar todo lo que tiene. Tengo algunos premios de calidad, algunos muy bonitos, pero no se cuantos. Son unos cuantitos no más. Soy más partidario del callo de calidad que del gallo de rapidez. Hay gallos rápidos que solamente saben hacer eso; para mí son solamente gallos de buenas patas, pero no quiere decir que sean gallos buenos. Gallos buenos tienen que ser gallos buenos en el comienzo y en el final; eso es un gallo bueno. Pero un gallo bueno en el comienzo, es un gallo de buenas patas, nada más. Tiene que ser bueno en todo el sentido de la palabra; tiene que ser en todo el sentido de la palabra, “un gallo” y un gallo es en el comienzo y en el final. Un gallo que comience pateando, pelee, sea corajudo, que tire todo lo que tiene y le venga el segundo aire. El segundo aire es cuando al gallo le vienen esas nuevas fuerzas, patean, ablanda al otro y comienza pues… el segundo aire lo trae el Asil, cuando un gallo tiene Asil adentro, es un gallo con un corazón que puede bombear pues sangre pata tres peleas juntas. Ese aire lo da el Asil, pero el Asil en una poca proporción en la sangre, no en media sangre, tal vez en un cuarto o un octavo, es suficiente.