entrevista al sr juan murillo

entrevista al sr juan murillo

  

Juan Murillo del Valle

Stgo. de Surco, 22 de Julio del 2004

 

 

Haciendo un recordaris del inicio de la cancha “El Rosedal”. Esta cancha se inició con el Capitán Portugal de la Policía; ellos pusieron la cancha. Tuvieron el apoyo de Demetrio Noriega que inicialmente la iban a hacer para gallos de navaja, entonces los que intervinieron, fueron los miembros de la Comisaría de acá de Surco al mando del Capitán Portugal. Entonces con Berrocal ya agarraron la cancha. La entrada era un callejoncito desde la puerta; no había Restaurant, nada y colindaba con un pampón que se veía por las paredes bajas y techo de petate. Era muy rústica y muy bonita la cancha grande. Surco viejo parecía una Provincia fuera de Lima; venía gente del Cono Sur, mucha gente que jugaba en la cancha de Herrera, que es una de las canchas más antiguas que hay aquí en el Cono Sur y esta cancha se fue haciendo famosa, porque, aficionados de Barranco, de Villa María, algunos que jugábamos en la Cancha Grande de Lima, en la cancha de Iza Jamís. Al crearse esta cancha más cerca de nuestro barrio, comenzamos a traer nuestros gallos y hacerla conocida porque traíamos un buen lote de gallos del Galpón Barranco, con Eloy y Roberto Canani, que en Paz descanse. Canani era bajito, medio chinito y comenzamos a competir con los gallos que venían de Lima. Porque en Lima, como tú sabes, la Catedral era como se dice mucho lote para el Cono Sur ¿no?; pero como habíamos galleros que alternábamos frecuentemente la Cancha Grande, entonces ya la competencia era un poquito más pareja. Entre los primeros que llegaron a alguna fiesta, estuvo el Señor Augusto Alvarez que en Paz descanse, Domingo Maldonado, Taró, Guillén, que hizo el reglamento, el primer reglamento de los gallos de a pico. Entonces ya se fue conociendo este coliseo. Después que la tuvo este amigo Berrocal, que lo tuvo un año, la inauguración, lo asumió Lucho Yánez el camanejo “Machetón”. Mi Padre es Arequipeño, yo soy de acá, Limeño. Yánez tomó la cancha, también la tuvo poco tiempo, también fue un motivo para que vengan galleros de otra zona, porque Lucho jugaba en la Cancha Grande y era buen Juez también. Hubieron muchos campeonatos muy bonitos. Después de uno o dos años que estuvo Lucho, Berrocal nuevamente toma la cancha con Antonio del Rosario y la tuvieron un buen tiempo y se fueron haciendo las concentraciones cada vez más bonitas, con mayor afluencia de aficionados. Como juez en un inicio creo que estaba Benavante, no me acuerdo. Dueñas también, después su hermano Teodoro, que estaba en la puerta. Teodoro también participó como Juez de la cancha. Muy amigo de Todoro; cuando yo juego en la Cancha Grande, muy joven estando en la Universidad el año 67, 68, yo llevaba mis gallos a jugar en la Cancha Grande. Teodoro Dueñas, me presta una gallina y Taró me presta un gallo y de ahí comienzo a hacer mi cruce, me salieron muy bien y el que me amarraba mis gallos era Don Teodoro Dueñas y conocía tanto a los animales que cuando cotejábamos con un adversario, me decía “lo voy a matar en tantos minutos” y tenía una boca bendita y me fue muy bien en la cancha grande con el galpón Barranco y pedí permiso a Taró para tomar el nombre del galpón Barranco, porque empiezo a jugar con el galpón Premier. En el galpón Barranco, estaba Taró, Enciso, Del Valle, era un galpón que tenía más de 20 años. Cuando fallece uno de los componentes de este galpón, que tiene mucho más de 50 años y comenzaron a participar individualmente cada uno por su cuenta. Y le pedí permiso a Taró (Manuel Kiyan) para asumir el nombre de Barranco y aceptó. Era el año 67. Conocí el Blanco de Rivas, y unos Camarones que son cruces de las gallinas de Teodoro que tenía unas gallinas Moras maravillosas y a Taró le llegaban todos los gallos que venían de Chimbote o de Cajamarca al galpón Barranco, cuando había n las grandes concentraciones en Lima que era generalmente el 28 de Julio y la fiesta de Dante, él cobijaba los gallos. Venía Juan Mullén y muchos buenos aficionados de Camana y ahí comienza mi buena línea. Cuando ingresa Lucho Berrocal como primer asentista en El Rosedal, el Machetón Yáñez fue juez y luego ingresa Antonio del Rosario y yo entro de juez, antes de Jesús Dueñas y estuve cerca de 10 años como juez. Cuando retoma el coliseo Lucho Berrocal con Antonio del Rosario, yo entro de Juez. De juez estuve como 10 años y hay anécdotas muy bonitas; la apuesta es de Caballeros y en esa época generalmente no habían problemas y una concentración grande creo que de 28 de Julio, no me acuerdo y había una persona que era militar de alto grado y el juez no solamente ve las peleas, sino, ve las apuestas, pone orden y ve las apuestas quien apuesta con quien, para que no se suscite problemas y escucho la apuesta de este señor, con un joven y era 100 a 80 la apuesta. Si ganaba cobraba 80 y si perdía pagaba 100 y el joven sale ganando; así que este señor, abusando no de su nivel, sino de su edad, bueno y de que otras cosas más sería, le quiso pagar 10 nada más, no 100. Entonces yo escuché la apuesta como es lógico y para aclarar las apuesta, se acercan al juez y prosigue la cosa, que hayan testigos y todo lo demás. Finalmente determinamos que el señor tenía que pagar 100 soles. “No, yo no pago” dijo y se cerró, entonces le dije, “bueno señor, si Ud no paga entonces se va de la cancha. Me dijo “yo soy una autoridad, soy un Coronel” y le digo: “yo soy el Juez de la cancha, soy la máxima autoridad en esta cancha; si no paga, se retira de la cancha, porque todo el mundo ha visto las apuestas”; así que al señor lo único que le quedó fue retirarse, no pagó, se retiró de la cancha. Pero siempre había ese respeto hacia el Juez. Muy difícil ser Juez, porque donde hay apuestas, donde hay dinero de por medio, las personas aludidas, a veces reaccionan de diferente manera, todos no tienen la misma cultura ni la misma formación, así, yo he sido muy feliz en esta trayectoria como juez, porque muchas veces salían galleros que querían jugar sus gallitos y no tenían quien los amarre, entonces me decían “señor Juez, ¿Ud. Lo puede amarrar?; “por supuesto, no hay ningún problema” en el Rosedal. Ya se jugaba con hueso y con espina. Entonces había un caso que yo he amarrado a los dos contendores como Juez; entonces ahora no se ve, porque dicen “el Juez amarra”, hay mucha suspicacia. Pero antes no, al menos con mi persona, no sucedió eso y amarraba a los dos gallos que iban a pelear o a uno y si no me gustaba la coteja, “déjala, ese gallo es demasiado grande, quiere abusar de ti el otro” entonces cuidábamos el orden y la integridad de las personas, su economía también de los muchachos que no se dan cuenta viene de lo que se llama “una loba” de esos que sabían mucho, entonces los cotejaban con más peso, más talla, más plata y todo. En la zona de las mesas, el piso era de tierra, no había techo, las mesas con sillas de mimbre. El plato emblemático era el conejo frito, chicharrón de conejo, era de los pocos restaurantes que ofrecía chicharrón de conejo y era
muy rico y tenías que comerlo caliente, porque frito, ya no sabía bien; esa era una de las particularidades de este coliseo. El señor Antesana criaba gallo de navaja, era gallero de navaja; era medio colérico, recto a la antigua; más carácter tenía la señora, porque su señora tenía el doble de carácter, muy estricta. Más bien el esposo era un poquito menos, muy buena persona; después ha ido cambiando esto. A veces alternaba Benavente conmigo. Yo venía a ser el Juez principal, él era el segundo, pues se jugaba una vez a la semana, los días Domingo. Nunca se jugaba Viernes; solamente se juega Viernes o se inicia, cuando yo hago una concentración del galpón Barranco y la hicimos Viernes, Sábado, Domingo y Lunes, cuatro días. Fue una fiesta de aniversario del galpón Barranco y anecdótico también en el sentido de que habían tantos conocidos en la afición, que le hice un homenaje como a 8 mejores galleros de Lima, incluyendo los del Cono Sur. Estaba el Señor Rivas, del Valle, Taró, el señor Berrocal, el señor Dueñas, Don Víctor Flores, el señor Vargas, el señor Alvarez, Dante Valdivieso. El recuerdo era un cuadro y un diploma muy bonito. Eso debe haber sido en el año 80, más o menos. Independientemente de eso, comencé a solicitar la aprobación de los diferentes aficionados, para colaborar con algunos trofeos y llegamos a tener 19 trofeos, que nunca se ha visto repartir tanto trofeo dentro del aficionado. O sea, había calidad, primero, segundo, tercer puesto, pollones, menos tiempo, pero todo, el mejor galpón y todo lo demás. Había un promedio de 120 peleas en la fiesta, en los 4 días y el asunto es que nunca se jugó Viernes y Sábado en Surco; nunca se jugó hasta que nosotros organizamos esa concentración y después ya se empezó a jugar Viernes y Domingo. Las fiestas grandes generalmente en Lima, las hacían hasta el día Lunes, normal. O sea, agarraban Sábado, Domingo y Lunes; pero nosotros agarramos Viernes, Sábado, Domingo y Lunes y fue un éxito. Llevamos como 10 damajuanas de vino e invitamos a todo el mundo, para qué, una fiesta muy bonita y tenemos el recuerdo de las fotos y todo lo demás y desde ahí Surco comenzó a hacerse más conocido y ya comenzaron a jugar creo que Viernes y Domingos. Tohalino también participó y él toma el coliseo después de del Rosario como “El Cural” y con Benavente también, andaban juntos; el sitio es muy bonito, el coliseo se presta para este tipo de eventos; había orden y respeto. No habían muchos muchachos por ejemplo; casi todas eran personas adultas. Por supuesto me acuerdo del Sr. Wong, el Sr. Galdós también de Villa María, Félix Chía, de esa zona venían a jugar los hermanos Zavala, Galpón CORPAC, en cualquier momento me acuerdo del nombre del señor, por supuesto, un aficionado antiguo y muy buenos aficionados, muy respetuosos. Un poco se ha perdido ahora por la afluencia de jóvenes. En el Gallo de Oro no dejaban entrar a menores de edad, alguno como Aspíllaga, que iba con el Taita, bueno, en la concentración también le hicimos su homenaje a Zarumilla y se iba arriba a la parte alta del coliseo escondido, porque no lo dejaban entrar ningún niño al coliseo de la Cancha Grande. El señor Rosales, paraba con Germán Berrocal, Borges, que fue buen juez. Manuel Kiyan le decían Taró. Don Manuel Taró pues, fue uno de los que conocí primero aquí en la afición gallística, porque como somos vecinos de Barranco, el tenía un Restaurante en la Avenida Surco de Barranco y aparte, tenía sus camiones de kerosene, sus cisternas. Era un apasionado al juego, no solamente de los gallos, sino, también del Poker; era un gran jugador del Poker, porque también a la hora que jugaba, no hacía ningún gesto que demostraba el juego que tenía y una persona muy buena, muy centrado, respetuoso y este señor nos apoyaba a los muchachos barranquinos respetuosos también, para hacer la caja en los gallos. Uno era estudiante de universidad, a veces cuando jugaba los gallos a veces no estaba a nuestro alcance cotejar un gallo en esa época, 40, 50 soles que era un montón de plata, entonces él mismo ponía lo que faltaba en la caja, apoyaba y apostaba al gallo y cuando estaba perdiendo el gallo se volteaba y apostaba en contra, porque era un gran jugador; se cubría como se dice. Lo principal es que ya estaba apoyado el gallo y apoyaba a los muchachos. A los muchachos conocidos y siempre le gustaba topar los gallos, tusarlos, una paciencia para tusar los gallos tremenda. Los dejaba bien tusaditos, los limoneaba, con Chanfaina, los dos criaban lo mismo podía decirse un ambiente en la calle Dávalos, donde vive Berrocal ahora, en la entrada estaba Chanfaina, Berrocal estaba más adentro que Chanfaina y al fondo Taró tenía sus gallitos. Parábamos juntos, topábamos y cuando veía un animal que tenía condiciones, “Juan yo te lo preparo, déjalo que te lo preparo, porque este gallo va a jugar a la Cancha Grande”; entonces él mismo lo preparaba o se lo daba el gallo a Enciso (Chanfainita) para que lo prepare y nos íbamos a jugar los gallos. El esparadrapo y los insumos del ruedo, los daba el asentista y el juez siempre ha cobrado un porcentaje. Era un 5%, 6%, como la Cancha Grande, era el mismo reglamento y no era lo que se ganaba, sino el respeto que a uno le tenían, porque yo era profesional, ya había terminado mi carrera, y era juez. Alguien que invista respeto, porque también hay de todo, porque ha habido jueces y personalidades que el asentista le faltaba el respeto y hasta hora se ve eso. Yo me retiro de arbitrar en Surco y de ser Juez, un día que un amigo entra mareado a la cancha, no tan mareado, pero jugaba su gallo y no podían soltar su gallo, entonces le sentencio su gallo porque su gallo había tenido tres plantadas como antiguamente se ceñía al reglamento y medio que se alocó este amigo de muchos años, era Javier Velásquez una buena persona, estuvo en la marina, pero a la hora que estaba con sus tragos, entonces le digo: “retírese de la cancha”, entonces lo que hizo fue agarrar la balanza, entonces me salí yo con todo para ver qué quería el hombre, porque tampoco me voy a dejar avasallar, entonces ya los aficionados que me conocen, saltaron a la cancha y lo sacaron; todititos, porque yo tampoco voy a permitir que me falten el respeto. De asentista en esa época estaba el dueño de la cancha, el Chino, ya estaba el Chino Velásquez. El chino también es bravo es de Riva Agüero; entonces le dije, “cuando terminen las peleas me esperas afuera para arreglar esto”; entonces lo retiré al señor de la cancha y lo suspendí 6 meses, por haberle faltado el respeto a los aficionados u al juez; porque nadie puede agarrar una balanza en forma criminal y faltar el respeto, por una sentencia bien dada; entonces me paré en medio de la cancha y anuncié la sanción al referido aficionado; entonces pasaron dos meses y el asentista de la cancha lo perdonó; el Chino, me dijo “Juan, él siempre trae gallos…” y le digo, él puede traer gallos, yo soy un profesional, yo no vivo de esto, sino, yo lo hago porque este coliseo es como mi casa y se le respete, le digo y si tú vas a perdonar a una persona que falta el respeto y que est&aacute
; sancionado, entonces los Jueces están de más, le digo. Fue así, le dejé la campana en su mano y de ahí nunca más volví a arbitrar en ninguna cancha. Claro que me han llamado amigos cuando ha habido una concentración, alguna concentración grande, pero ya no, colgué la campana como se dice. Mucho recuerdo y la autoridad es lo principal. Si se pierde autoridad, se pierde todo y actualmente pues hay un nuevo reglamento como tú sabes, que en parte está bien por la innovación, pero en parte le quita a la afición gallística y al gallero más que nada la oportunidad de participar dentro de la riña. El gallero o el careador que suelta al gallo, es una ciencia. Y se requieren años una habilidad especial para ser careador, porque cualquiera no es careador; yo he empatado con gallos casi muertos, los he revivido en cuestión de segundos. El gallo siente el calor de su dueño, claro, siente el animal, se re hace, se alegra y esas cosas le han quitado pues a la afición, mejor dicho, a los criadores de gallos. Si se creaba desorden en el careo, es por los Jueces y te voy a decir una anécdota. Estaba de Juez en la cancha y uno que soltaba gallos era uno de los miembros de mi galpón del Galpón Barranco, el Chinito Roberto, que en Paz descanse. A su gallo, lo habían degollado; un gran careador, porque también careábamos con él y con Eloy, los tres; en Lima nos codeábamos con los mejores careadores y siempre salíamos bien librados. Entonces él se equivocó seguramente pensando que yo era su amigo y le iba a perdonar el gallo más tiempo para que su animal se re haga, ayudarlo en algo. Entonces lo que él hacía, era picar al gallo, le daba la espalda y le daba tiempo al gallo y entonces yo lo tomaba como una burla al reglamento y al Juez, porque ahí no tengo amigos. Yo soy el Juez de la cancha y tengo que hacer respetar el reglamento; entonces le dije: “la próxima vez que me haga eso, le sanciono el gallo”. Ya ni siquiera es punto, sino le sanciono el gallo, porque el gallo pues estaba degollado botando sangre por todos lados y medio muerto. Y lo hizo la segunda ves y le sancioné el gallo en la mano, que pocas veces los Jueces sancionan gallos en la mano, porque a veces es peligroso, porque si el gallo está peleando y hay muchas apuestas de por medio, después no se puede irrogar esa atribución de sancionar un gallo, cuando la culpa la tiene el careador; generalmente se sanciona al careador, pero cuando el gallo casi está muerto, así esté muerto y el careador hace mucho por hacer tiempo, se le sanciona al gallo y se acabó. Parece que ese ha sido mi criterio toda la vida. Y pocas veces he visto sentenciar en la mano al Juez, porque es un riesgo, porque la gente se puede confundir, de acuerdo al criterio. Actualmente se han cambiado las reglas de juego en lo que es el reglamento, a razón de que se juega mucha plata, los careadores son mañosos, no la maña del conocimiento, sino, el faltamiento del respeto. Y la falta de la calidad de los Jueces que no se hacen respetar, entonces no es que yo sea profesional, sino es por la formación de uno. Y antes está la autoridad, claro y ya ahora faltan el respeto al Juez y para evitar eso, con este nuevo reglamento, te sueltan un gallo y no entra ni un careador, ya los careadores los pone el asentista. Viendo las cosas como están ahora, es conveniente que hayan, careadores ajenos para los gallos. Muy rara vez se tomaba en el ruedo. Era en las mesas; si tomaba alguno en el ruedo, no ponía la botella encima en el ruedo. Estaba prohibido que las botella estén encima del ruedo y tomaban a escondidas, pero a la persona que estaba mareada sí se le sacaba del ruedo para que vaya a tomar arriba, para evitar cualquier problema. No se permitía tampoco carear a personas mareadas de ninguna manera. El problema con la concurrencia, es que antiguamente, la calidad de aficionados diferente y actualmente hay mucho más de 50, 60 canchas de pelea en todo Lima; todo el Cono Sur, Cono Norte, en todas partes. Más de 60 canchas; entonces como ganan a los aficionados los asentistas, ponen mayor cantidad de premios; entonces se ha reducido al pollón, buscan gallo rápido y la gente va donde hay más plata. Ahí hay más posibilidades de ganar. Además, la baja concurrencia en los coliseos, el problema es el aspecto económico, en el que hay una recesión tremenda, de años desde el año 85 aproximadamente, ya ha decaído bastante la afluencia de aficionados a este coliseo, aunque en todas partes te voy a decir. Ahora una entrada vale 20 soles en el Rosedal, 25 soles para un campeonato internacional. Yo tantos años que he hecho esta cancha de Surco, pedí la cancha, la tenía Sauces y Eucaliptos para un aniversario por mis 30 años del galpón Barranco, que no era la primera vez y entonces este, me dijeron que ya todo el año estaba pedido, no tenía opción para tener la fecha. Me la negaron y otras de las cosas fue, que yo siempre me sentaba en el asiento 38 desde que se inició casi la cancha ¿no? Y un día llego para comprar mi asiento y me dijo: “no, ya hay personas que ya tienen ese asiento, otros, puede tener segunda fila” me dijo; para mí no había ningún problema; me llamó la atención que a la ahora que voy a ver quien estaba sentado en mi asiento, estaba una persona de las que se llaman timberos, que no crían ningún gallo y que van a apostar y entonces ya me alejé también de esta cancha. Porque me llamó la atención esa actitud. Así se fueron muchas personas. Van sumando todos estos factores para que la gente conocida y de respeto se vaya alejando. Y hay afluencia de mucho joven, impetuoso, pero ponerlos en orden. Es una cancha muy bonita, para mí la mejor que hay en Lima, se ha ganado un prestigio, está muy bien. Tantos gallos he jugado, tuve un gallo, que le pusieron la pelea del siglo, eso fue en la cancha grande. Fui llevando un gallo que es un gallo de pajarito de Camaná, con una gallina mía. Entonces me salieron tres gallitos. Uno, lo juego en el agustino y gana; jugó contra Meléndez me acuerdo, Zoilo; a no perdón, contra Olleta fue y jugó el gallito, un ajiseco negro, una gran pelea en el Agustino y ganó muy bien, la cancha del Agustino es muy antigua y lo llevo a una concentración de 28 de Julio en Lima y me toca jugar contra el gallito de Chavarri y en esa época su preparador era el Machetón Lucho Yáñez; así que solté mi gallo y él suelta el del señor Chavarri, y en los revuelos bajan y rara vez se ve eso en los gallos de pico, más o menos era el año 72 y que pasó, los dos gallos cayeron muertos bajaron matando. Entonces no se había visto ese tipo de pelea y lo anecdótico, era que mi gallo cae con el pico abajo y el gallo de Chavarri con los efectos de la muerte; entonces levanto mi gallo para tratar de salvarlo y me lo sentencian. Me apresuré más que nada para salvar mi gallo, pues el gallo era muy bueno y Yáñez, lo recoge a su gallo, entonces le dan la pelea a Yáñez; pero toda la gente se salió del ruedo para ir a la parte de arriba para ver a los gallos en la Cancha Grande. Total, el gallo de Chavarri se muere primero que el mío, porque el mío todavía respiraba y a esa le llamaron la pelea del siglo, antes que pelee Casius Clay, la pelea habrá sido en 15 segundos, 20 segundos que para aquella época, una pelea fuera de lo normal la llamaron “La pelea del
Siglo” en un 28 de Julio que era la Fiesta Grande y de esos me salió una buena línea, porque tuve un Carmelo de ellos, que lo juego en la Cancha de Raymundo, en la inauguración de la Cancha de Raymundo en la carretera Norte en Puente Piedra. Juego contra el Galpón Arequipa, contra Salas, contra un gallo Giro de 8 peleas y mi gallo iba a ser su primera pelea, pero hermano del gallo de la “Pelea del Siglo”; estaba sentado junto de Roberto Iza y me pregunta: ¿qué tal es? Y le digo, bueno es hermano del que ganó en Lima en la pelea del Siglo, “¡ah, caramba!” y me dice, “si tu gallito le aguanta 5 minutos, le gana; ese gallo tiene como 8 concentraciones; ese gallo es famoso”; pero dicen que la última pelea se había ido; ellos eran de los criadores que sabían de todos los gallos y aquel gallito le aguantó como 10 minutos, porque antes se jugaba como media hora, 25 minutos; y el gallito de 10, 15 minutos, gallito de 8 concentraciones, salió a la carrera. Iza me dijo: “¿qué te dije?, el gallo se corre”. Roberto, cómo se adelantaban a las cosas, sabían mucho de gallos. Todos los Jamís, sabían de gallos y hay personas que tienen una memoria prodigiosa; se acuerdan de tal gallo de hace 10 años, 5 años, con quien jugó, quien es su padre, quien es su madre y todo lo demás. Después preguntando a la gente después de la pelea, conocer la apreciación de las personas que paraban en los gallos. Necesitaban ese tipo de apoyo, al menos el consejo, la apreciación del gallero antiguo, “¿qué te pareció?, ¿qué le falta a mi gallo? Para poder mejorar ese cruce”, todas esas cosas. Topaba mis gallos donde Taró, ahí nos reuníamos con Berrocal, con Chanfaina; ahí era el centro de la concentración. Regresando a mi amigo Taró, mi hermano me trae un gallo amarillo manto negro, de Iquitos, mi hermano es Militar, fue destacado allá a Iquitos y me trae un gallo amarillo muy bonito y lo llevo a jugar a la cancha grande y juego contra un gallo del señor Góngora de la PIP, Coronel, creo que era un gallino negro, entonces que pasa, el gallino negro de arranque casi le rompe el ala a mi gallo; mi gallo no era gallo jugado ni nada, recién traído de Iquitos y estaba bien preparado y como lo habíamos preparado en el galpón de Taró, Taró dijo: “hay que jugarlo” era bueno el gallo; debe haber sido el año 75 más o menos; el gallo de Iquitos, era gallo fuerte y le rompe un ala a mi gallo, y Taró por cubrirse, comienza a dar 100 a 10 y apuesta como 500 soles 100 a 10, era una locura, pero tenía que recuperar y el gallito con el ala rota lo sale matando al gallo gallino de Góngora que tenía 15 peleas por lo menos. Y a mi amigo Taró le hicieron cola para cobrarle. Tú tienes que ser leal a tu amigo le digo, cómo me vas a dar la contra, vas en la caja y después te volteas, ese es tu castigo le digo. El gallito durante la pelea, con el ala rota a veces se caía de costado, pero era muy fuerte de patas. La afición para mí, es algo muy hermoso, es una tradición, conoces amigos; eso es lo principal para mí. He visto algo que se ve en pocos conglomerados de personas, que el estrato más alto, con el más bajo, todos son iguales; aquí no hay que Generales, Mariscales o el obrero, no, todos somos iguales y eso pocas veces se ve, esa es una de las cosas que más me impresionó y la cantidad de amigos que tengo, hay conocidos y los respeto. La afición me ha dado pocos amigos, muy pocos. Es una confraternidad, un grupo de personas, pero amigos, muy pocos, porque generalmente, uno se ve solamente en la cancha ahí se confraterniza bastante, eso es lo más hermoso y con respeto. El hombre es eminentemente social, mientras más personas conozca, mejor. El galpón, el corral es parte de mi vida. Criar pollitos, sacar los huevos, como si fueran mis hijos; dedico tiempo en observar los animales; como el dicho, “el ojo del amo engorda el ganado”; uno tiene que observar como está, sus deposiciones, la vista, los ojos, la pluma, todo eso. Es una forma de eliminar tensiones, uno se relaja, comienza a pensar, cómo juega este gallito, como han nacido, sus padres como han jugado y uno se distrae. Los corrales que tengo son grandes, las casillas son grandes de 1 metro y cuando veo una casilla de 40, 50 centímetros, me da una cólera, me da una pena, porque el gallo no puede ni aletear y le saco las pluma, no encuentro ni una deposición en el corral, ni pluma ni nada, porque hay que tener estimación a ese animal y muchos amigos que han ido a mi corral, ven que le pongo una cama de viruta, encima una alfombra y encima otra cama de viruta; entonces el animal pisa tranquilo, lo baño, lo cambio de corral periódicamente, porque el animal sino se estresa también, porque está en el mismo sitio, se aburre y eso estando en corral grande. Estando en corral chico ya se vuelve loco, se enferma, se eriza, ese es el estrés, por eso generalmente hay que cambiarlos de sitio, de lugar a los animales; hay que estimarlos y uno se relaja dentro del criadero. En los primeros ciclos de mi carrera de Administración de Empresas en estudios generales, tuve un profesor un catedrático Zúñiga, que decía que la persona que cría animales no es mala, tiene buenos sentimientos; eso se me grabó. Ahora veo que dentro de los aficionados, hay criadores que no tienen sentimientos con sus animales; han cambiado las perspectivas. Ahora también hay personas diferentes. En la afición gallística, hay una insensibilidad tremenda por el animal; ven que lo están castigando, demasiado herido y no lo levantan, pierden todo sentimiento, por la plata, por la timba; más le interesa 10 soles o 20 soles que un pobre animal que esté sufriendo. Antiguamente no era así e incluso durante una pelea, todo el público en esas condiciones de pelea, gritaba “afición, afición, levanta el gallo que ya perdió”. Ahora con el reglamento actual, es más estricto y el gallo que no patea, se le sanciona, o está volteado no se levanta, lo sancionan y así es más rápida la sentencia. Hay algunas canchas chicas donde se practica el reglamento antiguo, un reglamento acomodado y según su criterio dicen, por eso se ven peleas que el animal sufre demasiado y no les interesa, no les interesa, para no perder plata, que reviente el gallo, no es un verdadero aficionado, no es un criandero, es un jugador nada más. Uno de los problemas de la afición gallística, es que muchas veces las personas dependen del animal y no el animal debe depender de una persona. Lo dicho en ese sentido que hay muchas personas que por hacerse conocidos, compran gallos, entonces se hacen conocidos por el momento pero a los dos, tres años desaparecen. Pienso de que uno hace al gallo, el gallo no lo hace a uno. Primero está la persona. Ahora no, los gallos valen más que algunas personas que no son criadores, esa es otras de las cosas que se ven en la gallística, pero actualmente la mayoría van desapareciendo que entran con mucha fuerza y para hacerse conocidos, van desapareciendo y van perdiendo y les cuesta mucho y el gallo pasa a segundo plano. Si un aficionado está bien formado y en la afición, no vas a cambiar nunca. Pero como tú dices, muchas veces uno se siente frustrado cuando está reunido con personas que piensan completamente diferente a ti o que no piensan y si piensan, piensan mal. Entonces te vas alejan
do. Voy al coliseo cuando llevo mi gallito, sino, no voy a ver ni una pelea. Aquí hay un campeonato grande, no voy a verlo; solamente voy a la cancha cuando llevo mi gallo para jugar y sino, le digo a mi hijo que lo lleve; yo no voy, me quedo en mi casa, porque veo tantas cosas que no van de acuerdo a mi forma de ser. Ha cambiado diametralmente la cantidad de aficionados que hay.

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