entrevista realizada al sr Jorge Benavente Valdivia

entrevista realizada al sr Jorge Benavente Valdivia

 

Jorge Benavente Valdivia

La Molina, 11 de Mayo de 1989

 

 

 

No le podría decir en qué fecha ni cuantos años tenía cuando me inicié en los gallos. Me acuerdo de muy chiquillo cuando tendría cinco años, mi Padre llegó de Tacna y Arica, trayendo unos gallos acondicionados en una caja, donde ponía 4 a 6 gallos en una sola caja grande. Llega mi Padre y yo estaba enfermo con Sarampión metido en la cama a cuarto oscuro; pero como supe que él llegó, me levanté y entré al corral y apenas se dio cuanta mi Madre, fue corriendo detrás de mí a meterme a la cama. Posteriormente tuve un accidente que produjo la quemadura que tengo fue a raíz de que mi Padre criaba los gallos por su afición. Un gallo tenía taco y decía “son almorranas pues tiene como hemorroides” y le sacó y le peló la parte afectada, agarró una pinza de mi hermana Sahara y comenzó a curarlo y mi hermana Sahara al verlo, y posteriormente en la tarde al querer utilizarla, encendió un poco de alcohol y la desinfectó; eso fue un 1ro de Noviembre y lo que está para suceder, sucede como sea. Nosotros vivíamos en una casa donde éramos dos vecinos; el vecino quiso llevarme al panteón, como lo llamamos en Arequipa incluso mi Mamá me bajó del carro diciéndome “no, tú no vas, que hay mucha gente y te puedes perder”, cuidándome siempre. Mi Padre me quiso llevar a la gallera y mi Madre tampoco me dejó. Total, sentado en la vereda junto con mis hermanos y uno de ellos, dice “Sahara ha hecho la bomba atómica”, vamos a ver. Pero mi hermana había puesto todo en sitio alto y mi hermano se subió a la silla, bajó el alcohol y lo encendió en la mesa, entonces yo apoyé mi mano en la mandíbula y veía que estaba ardiendo el alcohol, pero conforme se iba apagando, entonces mi hermano viene y echa más alcohol habiendo llama todavía y al inflamarse, jala la botella y me derrama toda la cabeza, cara y pecho. Para esto, lo único que hice al verme que me prendí, cerrar los ojos y salir al patio, pues en Arequipa, las casas eran bien amplias con doble patio. Salí al patio y me convertí en una tea humana y ahí trataron de apagarme, abrazándome con frazadas y todo lo demás. Esto fue un primero de Noviembre y el dos era mi santo. Para el dos, me cuentan que era como un globo que todo eran semejantes ampollas y parecía que no iba a salvarme. Estuve hospitalizado alrededor de 9 meses y para esto tuve una mala curación en el hospital Goyoneche en Arequipa. Me tenían con el respaldar levantado y la mandíbula la tenia pegada al pecho y siempre este brazo lo tenías así apoyado y me cicatrizó el brazo pegado al pecho e incluso no podía levantar la cabeza ni movilizar este brazo; dicho sea de paso, tengo 27 operaciones. Tres de ellas, se realizaron en el barco Job en Salaverry. Después del hospital Goyoneche, me trajeron y estuve en el hospital de Policía, año 11 meses y bueno cuando se les ocurría, los médicos decían “Jorgito a operarse” me iban  a operar pero me dieron movilidad al cuello e incluso a los brazos porque ya no podía ni moverlos. Incluso para qué los buenos amigos que tenía, me ayudaron para que no me acompleje y me conversaban para salir adelante. Incluso he jugado fútbol, he jugado fútbol con los Lazo también, y en el barco Job, ahí me terminaron de mejorar bastante. Incluso cuando estuve en el hospital de Goyoneche, vinieron los chilenos a jugar gallos y yo sabía eso, me escapé del hospital y fui a los gallos y bastó que mi hermano mayor me viera ahí en pijama todo desfigurado, le daría vergüenza y trató de llevarme nuevamente al hospital desde el coliseo Siglo XX y a dos o tres cuadras estaba el hospital Goyoneche. Posteriormente que estuve hospitalizado en el hospital de policía, vinieron mis estudios y Ud. sabe cuando uno tiene un defecto, cómo son los muchachos y no faltaban trompeaderas aquí y trompeaderas allá, pues no me gustaban que me faltaran ni que me pusieran chapas. Después comencé a estudiar en la nocturna y a ayudar en la preparación de gallos a mi Padre y posteriormente preparé los gallos del Sr. Eusebio Bravo y también a Don  Manolo Feijo aquí en Lima. Para esto, hemos ido con Don Manolo Feijo a Trujillo y me saqué un diploma por buena preparación. Había también un trofeo, pero tanto el Sr. Vargas como yo estabamos destinados a ello, pues había un solo trofeo y dos diplomas y yo decliné el trofeo, para que se lo entreguen al Sr. Vargas pues era una persona mayor y con el diploma me sentía bastante orgulloso; la verdad que no lo esperaba. Así fue esa parte de mi vida. Casualmente cuando veo a los muchachos en El Agustino, en Surco, muchachos chiquillos, porque ahora permiten su entrada; pues antes no se permitía y tenía que hacerlo a escondidas pues venía el guardia o el municipal, y afuera. Ahora el ingreso es libre y entran bastante chiquillos y en el Agustino entran más que en otros sitios y yo les digo a los padres “Ud. primero deben preocuparse de hacer estudiar a esa criatura, antes de traerla a los gallos”; porque con el estudio pueden llegar a tener lo que quieran y luego podrán criar gallos y vivir mucho mejor. Mi referencia al Siglo XX, data aproximadamente en el año 1947 – 1948. Yo vengo a Lima en el año 1954 – 1955 y solamente habían dos canchas que eran las del Callao y una cancha de aquí de Lima, que era la de Piñonate, era un coliseo de gallos chiquito, similar al de Aguena que no es como ahora que todos tienen asientos de cemento sino, era como circo de antes, de tablones y los aficionados se caracterizaban los de Piñonate y los del Callao más, casi nunca venían a Piñonate. Más bien de aquí de Lima, iban bastante al Callao, año 1954 – 1955 y ya tenían trayectoria los coliseos. Después en ese entonces estaba el Sr. Aguena dueño del Coliseo Salón, el Sr. Asato y después era el Sr. Pedro Peñaloza. Al coliseo del Callao, asistían en Sr. Asato, Makino, el Sr. Chavez, el Sr. Bravo, el Sr. Vega, los cuales eran bien aficionados y todos para qué se esmeraban en la preparación de los gallos y les tenía un gran respeto y admiración al cuidado que les daba Alberto Vega, porque los ponía muy bonitos los gallos y los sacaba bien puestos. Yo anhelaba también sacar los gallos tan bien puestos como él para que los gallos pelearan bien y mi Padre también después de tantos años como aficionado, me enseñó así como otras personas, yendo a preparar gallos a otro sitio, como a la casa del Sr. Eusebio Bravo, del mismo Sr. Manolo Feijo y son cositas que una nunca deja de aprender y algo le queda. En Piñonate y en el Callao, se jugaban el mismo tipo de gallo oriental; Japonés, Shamo, Asil, Calcuta que los cruzaban con el gallo criollo y salían unos señores gallos que muchos tenían más caja que porte y unas señoras piernas que muchas veces provocaban comerlas. Generalmente los gallos pasaban las 6 lbs y 5 lbs, era gallo chico. A raíz de eso que estamos hablando de los pesos, mi Padre cuando estuvo en Arequipa, y yo estaba aquí en Lima hospedado donde mi hermana Olga y mi Padre tra
bajaba en Arequipa, estuvo de Ministro de Guerra el General Zenón Noriega y se averiguó que mi Padre era aficionado y de la noche a la mañana lo hizo traer, sin darle ninguna explicación y “Ud., se va a Lima pedido por el Ministro de Guerra” y punto. Anteriormente mi Padre había sido un preso político. Ya se imaginara lo que pensaba mi Padre y mi Madre cuando lo llamaron allá e incluso a mi Padre se le caían las lágrimas pensando que lo iban a meter otra vez preso y lo peor es que él no sabía ni qué había hecho. Llegó aquí y lo entrevistaron con el Jnrl. Noriega que le dice “yo tengo 500 gallos de navaja” pero mi Jnrl., le dice mi Padre yo de navaja no se nada; “pero Ud. es gallero”. Sí, de pico; pero de navaja no se nada; “pero Ud. me han dicho que es un buen aficionado de a pico y el que es buen aficionado de a pico también puede ser un buen aficionado de navaja”. Tengo buenas referencias de Ud. y quiero que Ud. vea mis gallos.  Pasó mi Padre por mí y fuimos al Kilómetro 11 de la carretera Chosica; me dijo que pasaban de los 600 gallos fácil y posteriormente cuando ya lo deportaron, llegó a tener 1,000 gallos. Ud. entraba a un galpón y parecía que todo eran nichos y incluso a uno, le daba miedo entrar como a las 6 pm. Porque parecían nichos y había silencio; tenía personal del ejército para que limpiara y atendiera el galpón. Al Jnrl. Noriega le regalaron gallos de Argentina, Asiles, Calcuta, también le traían de Chile y todos piqueros. No le gustaban los gallos piqueros y como cada gallo piquero que venía era para mi Padre y nosotros teníamos nuestro galpón de gallos piqueros; teníamos argentinos, chilenos y le llegaron unos gallitos portorriqueños. A esto voy, que estamos hablando del peso porque nos adelantamos mucho y estabamos jugando gallitos portorriqueños imagínese como son y en esa época que se jugaba a la coteja. Los gallitos metían cacho, pero rápido nos los desarmaban y dos o tres patadas ya no había gallo, por más cacho que metían y los aficionados decían, “esos para que sirven, gallos de adorno” y ahora hubiésemos querido que nos lleguen gallos como esa vez, porque le digo que nos legaron como 8 gallos de Puerto Rico y de lo mejor, pero aquí no daban fuego. El gallo chileno del año 50, era similar al de ahora e incluso últimamente que han traído gallos de Chile, no he visto como los veía anteriormente cuando era chiquillo, un gallo bien acertado. Por su ligereza y porque metían bastante cacho, se les hacía la pelea. Conocí un gallo que me trajeron los chilenos, como “El Plebeyo”, “El Atahualpa”, el “Mis ojos” que le decían a un gallito, porque eran sus ojos del dueño. Gallos como casi ahora no veo. Jugaban incluso en Arequipa. En aquella época, pesarían 5 lbs. y pico o cuatro y pico, pequeños para la época, pero en Arequipa siempre se jugaba al peso, no se jugaba a la coteja como en Lima y entraban a jugar. Se empezó a jugar al peso y a la coteja, cuando el señor Nuñez que fue el dueño del coliseo del Gallo de Oro hizo el coliseo con el señor Arnoldo Guillen; entonces ya se vino a evolucionar un poco en la entrada a pesar los gallos pues no se pesaba y era a la talla y al ojo. O sea mientras Ud. sacaba al gallo más chato y más pesado, Ud. iba llevando algo de ventaja, por eso es que todo el mundo quería sacar los gallos más pesados, a la inversa de ahora. Cuando se hace el coliseo de la grande, se comienzan a pesar los gallos e incluso a la gente les parecía una tontería pesar los gallos para jugar. Pero siempre metiendo la idea el señor Nuñez, como el señor Guillen, que el peso, que el peso. Y se iban haciendo gallos con coteja y peso y otros se negaban a pesar sus gallos. Mi gallo juega a la coteja sino, no lo juego y si quería no jugaba su gallo y otros jugaban al peso y coteja y el que no quería, bueno, a la coteja. Así fue poco a poco entrando el peso hasta ahora y creo que posteriormente vamos a olvidarnos algo de la coteja, porque eso a veces influye algo para que se demoren mucho las peleas, como muchos aficionados son minuciosos y no quieren dar un poquito de porte y hay aficionados que no quieren dar ni una onza que en realidad aveces tienen razón porque si su gallo juega dos onzas que esta dando de ventaja, pues no creo que afecte gran cosa, pero en gallitos chicos sí. La semana pasada sucede que en  la campiña había un gallito de 4:03lbs y el otro era de 3:12 y el de 3:12 era un gallito que lo he visto 3 o 4 pelas y todo era cacho y esta vez, no tenían coteja y por creer que su gallito metiendo cacho iba a ganar dando 7 onzas, son 7 onzas que en 3 libras es bastante y lo controló el otro gallito, le metió un par de ajustones bueno, le quitó el acierto pues lo aflojó y aflojándolo le quita el acierto y ya estando flojo, patea el gallito que patea desordenadamente y fue fácil presa para el otro y estaba degollado el gallito y el careador al costado le digo: tu gallito es bien bueno, pero tú eres abusivo, porqué no lo levantas; “deja Benavente, en cualquier momento mi gallito lo mata”; y lo arrinconaron a su gallito para matarlo y recién se levantó a recoger su gallo. Un gallito que lo veo mal puesto, lo levanto pues hay quien les exige demasiado o creen demasiado en el gallito, pero en realidad no saben hablar los gallos pero si supieran hablar, que cosa no dirían. El coliseo de Piñonate, era un coliseo chiquito, donde mayormente los aficionados entraban, dejaban sus gallos entrabados, se ponían a jugar su casino y cuando había una coteja, lo llamaban a fulano de tal, ahí también estaba el Sr. Kurtoto, gran amigo del Sr. Aspíllaga, el Sr. Zarumilla; a ese coliseo iban varios señores, como el Sr. Carrillo que a mí me decía ahijado por cariño. Este señor cuando llegó mi Padre, jugaron un buen gallo que tenía contra uno que trajo mi Padre. Los dos gallos se deshicieron e hicieron tablas. En ese entonces jugarían S/.20 soles y una hora de tiempo, con armas naturales aunque también se ponían cachos postizos. El cacho era natural y uno lo cuidaba y le sacaba filo. Después cuando se abre el coliseo de “La Grande”, vino el Sr. Monteiro del Brasil, un gran amigo del Sr. Constante Larco y del Sr. Eusebio Bravo, y comenzó a prensar los cachos y bueno, eran unos cachos que eran una novedad pues eran agudos. Pero también se prestó para actuar con maña porque a estos cachos le metían una aguja de vitrola, los prensaban y después les sacaban filo que quedaba la puntita de la aguja de vitrola y se jugaba con eso y cada cachazo era más hiriente y mucho peor que la espina actual; la aguja de vitrola era muy contundente. Los eventos, eran todos los Domingos y no habían peleas otros días. Se empezaba a la 1pm o 2pm y se hacían doce peleas, por decir así, y no era mucho también. A veces me ponía a ver una pelea, me dormía, me despertaba, iba a tomar mi sanguche o mi bizcocho y mi Coca cola, regresaba y seguían peleando los gallos; o sea que miraba el comienzo y venía a ver el final de la pelea. Conocí a los tres hermanos Berrospi, uno era Satuco y no me acuerdo el nombre de los tres, pero eran buenos aficionados. Satuco que era el preparador en el hip&oac
ute;dromo, era el más tratable. En el barrio, muchas veces había en el parque chuscas. Ya casi no se hace como antes; ahí en la calle se hacían peleas con los vecinos. A veces iba a jugar un gallo en la cancha y alguno decía “este gallo no vale; no lo juegues Benavente y si quieres te lo juego” y ahí venían los desafíos en la misma calle o también en carnaval muchas veces cuando se hacía una fiesta, también se hacían jugadas de gallos sin un ruedo, pero sí un campo para pelear los gallos regado con bastante agua o aveces en el parque también y era bonito, porque se pasaban carnavales, era muy bonito y ahora no se vive eso y lo que nos alegraba a nosotros más que nada era la pelea de gallos. El gallo “Tarú”, lo dejamos de jugar un año para sacarle cría pues tendría unas catorce peleas y después lo volvimos a jugar y tendría unos 10 años y también ganó el gallito, pero no perdió. Murió sin saber lo que era una derrota. El origen no sabría decirlo, pero me parece que tenía de Asil, porque era chico y era muy pelador y aguerrido. Nunca se quedaba y por lo que sobresalía era por su maña y su guardia y cada vez que metía la pata lo hacía con poder. Le sacamos camada y nosotros creíamos que teníamos lo máximo con los pollos, pero no salió ninguno bueno. Fue una decepción y al amigo este que le habíamos regalado una gallinita y siempre me pedía gallo, pero como tenía varios gallos del “Tarú” que no daban resultado, le obsequie uno de los gallos. Pasa el tiempo, ya me había olvidado que le había sacado camada y viene a ofrecerme y eran tres ajisecos amarillos me acuerdo muy bien, eran bonitos, que finura de pluma brillante. Me los vendió creo que por S/.200 soles los tres y el negrito que era hijo no de la gallina que le había dado sino de una gallina que trajo del Norte y no era de una pluma tan sedosa, pero sí tenía una cabeza redondita, el gallo era bonito para el que supiera apreciarlo y me dice ese te lo doy de yapa. Los tres amarillos resultaron buenos gallos, o sea que los nietos de “Tarú” salieron buenos mas no los hijos y el gallito de la gallina norteña, resultó mucho mejor que los otros, porque llegó a tener tantas peleas como el abuelo y entonces le dió la enfermedad de la llaga y se enfermó y le crecía la llaga e incluso murió también después de una pelea, porque empató y la cualidad que tenía es que mataba a los gallos, pero los gallos ni siquiera se movían y caían como un adobe, ni siquiera estiraban la para, ni se daban vueltas; no se donde les pegaba que caían pum. Muchas veces tenemos unos grandes gallos y nos decepcionan con los hijos y bueno ya se acaba la línea, pero muchas veces los nietos vienen a ser tan buenos como el abuelo, quizás por la línea que tiene el gallo por la sangre. Yo escuché hablar e incluso salió en los periódicos, sobre un gallo “Rehilete” del Sr. Eusebio Bravo un gran gallo. Más aun no llegué a conocer ese gallo, pero sí llegué a conocer un gallo del Sr. Eusebio Bravo que tuve la suerte de prepararlo. El nombre no me acuerdo, pero le decían “El Campeón” porque era un gallo que entraba a la cancha y le ponían coteja, pues antes se apostaba 5 a 3, 3 a 2, o 1 a ½  y aportar en ese gallo era fijo y entraba el gallo y con el poder los acababa y metía cacho como si fuera un Español y tenía guardia. Ese era cría de uno de sus gallinas con un gallo que le dió en Sr. Constante Larco Hoyle que también lo conoce y sabe de este gallo es Chale Díaz Hoyle, porque él también lo ha visto pelear e incluso también él ha ganado con ese gallo. Era una delicia verlo pelear al gallo. El Sr. Constante Larco, tenía en su hacienda Chiclín, que yo estuve trabajando ahí, tenía Shamos y Malayos; pero los Shamos, siempre salían a la carrera; tan es así, que no les tenían fe. Pero sí tenían de muy bonito estilo de pelea. Unos ajisecos largos bien hechos, bien espigados, bien conformados los gallos; entraban y estaban peleando lindo, bonito y  dominaban con la maña, con la guardia, que era muy bonito verlos pelear, tanto como a los Malayos, porque tenían un dominio que parecía ver un toro que lo envolvía al otro y lo llevaba y lo pateaba por todo el ruedo pero en una de esas le pegó un tirito y estaba peleando solo que ya lo tenía a merced el otro gallo y el “Chemo” agarraba y pum daba media vuelta y volaba por las tribunas. Una vez jugó un gallito allá y salió corriendo y el Sr. Monteiro lo vende al Sr. Ursino Orbegoso y el Sr. Ursino Orbegoso lo trae a Lima a jugar para un campeonato en un 28 de Julio, entra y pollonea el gallo pues antes eran dos o tres minutos de pollón y se lo lleva a jugar a la fiesta de Trujillo y yo en esa época estaba trabajando en la hacienda de Chiclín y había un famoso aficionado Larios de la hacienda Chiclín muy conocedor de gallos y le gustaba enseñar pues no era egoísta con las personas que él apreciaba y con sus amigos pues después era una persona un poco seca y era de pocos amigos. Siempre me enseño y he aprendido bastante; en el Norte aprendí bastante pues he viajado a Trujillo, he estado en Piura, bueno, donde más he aprendido es en Trujillo, de Larios y un aficionado Fabián, que era entrenador de caballos, bastante aficionado y conocedor de gallos en preparación y cruces y uno es muchacho, se interesa y hace preguntas y así aprende. Entonces este gallo, lo llevaron a jugar a Trujillo y nosotros sabíamos que era Shamo y el Shamo no aguantaba cacho y jugaba contra un buen gallo de Trujillo que lo vendieron aquí a Lima y de Lima, lo llevan a jugar a Trujillo y vea como era la jugada pues Ursino Orbegoso lo compra, lo trae, gana aquí, y lo vende el gallo en LIma y de aquí, lo llevan a jugar a Trujillo y recibíamos usura pues el gallo estaba favorito y comenzó a dominar la pelea y no pasaron 5 o 6 minutos y un par de cachazos y salió corriendo por la tribuna, que era lo que se pensaba. No era camarón o no era matrimonio, porque anteriormente con mucha frecuencia a esos gallos les decían camarones. Se veía mucho eso en Piñonate y en la cancha grande muy seguido; ahora se ve muy poco. El gallo campeón del Sr. Eusebio Bravo, era un cruce de Malayo con una gallina que tenía el Sr. Eusebio Bravo y el Sr. Bravo, se caracterizaba por sacar unos hermosos gallos que tenían tanto pecho y caja, que como el porte mismo que tenían ellos; era impresionante ver uno de esos gallos y su manera de pelea y la manera cómo los tenía, pues era un hombre de crianza muy depurada y le gustaba tener a sus gallos como lo mejor. Creo que no se preocupaba tanto de sus hijos como de sus gallos. Un gran amor y cariño les tenía a los gallo y también lo tuve de maestro porque también le preparé un tiempo. Estuve trabajando una mañana un gallo en casa del Sr. Eusebio Bravo y el estaba mirando y tenía una máquina para hacer correr al gallo; pero había un gallo que era quedado pero era bueno y le digo, Don Eusebio, este gallo es así por eso lo trabajo a mano y me dice “bueno pues tú trabájalo como quieras pero avívamelo bien”
y al gallo no le gustaba dar la vuelta, no le gustaba correr, “pícalo al gallo para que entre en calor”; cuando en una de esas lo hago picar en la cabeza y comienza a correr y comienza a brotarle sangre de la cabeza como si fuera un degüello y le digo a Don Eusebio que parece que el gallo estuviera degollado y Don Eusebio mismo, lo coge y “esto no es nada, o está cansado”; no, no está cansado, sino que le está saliendo sangre y lo seguí trabajando y para esto, fue saliendo más sangre y hasta los hombros le tapaban y le digo, Don Eusebio que vamos a hacer con esto, “caramba, verdad” me dice. Coge el gallo y recién se preocupa y le había hecho un huequito como si hubiese sido reventado con pitón y el Sr. Bravo me dice “felizmente que yo he estado aquí, porque si no hubiese estado, hubiese pensado que tú lo has topado con cacho y lo han degollado”, porque se le hinchó toda la cabeza de una manera impresionante que hasta los ojos se le cerraron y parecía un degüello interno como que se le había desparramado toda la sangre adentro. O sea, se sopló el gallo. Y él me daba tantos consejos y me enseñaba tanto de gallos que de él he aprendido bastante y como también a mi Padre no le interesaba la plata, a Don Eusebio no le interesaba ganar plata, porque sus gallos los jugaba poco dinero, era un aficionado y antes era así. Más se preocupaban en los triunfos que en la plata, mientras que ahora es todo lo contrario. La preparación de antes era el ocho y a la mano. Más mano que con gallo, porque en tiempo de una hora se jugaba, se trabajaba 30 minutos a los gallos y hasta 40 minutos también. Cuando bajó de 60 minutos a 50 minutos, cuando empataban los gallos, siempre había gente que decía “si jugaran los 60 minutos, eso no hubiera sido empate. Se bajó de 50 minutos a 40, y siempre lo mismo “si se jugaran los 50 minutos, eso no hubiera sido empate” y así hasta ahora que se han bajado a los 15 minutos a raíz del toque de queda, de la cantidad de peleas que habían y hasta ahorita el que se opone mucho para que sean 15 minutos en la cancha grande, es el señor de la Fuente que dice deberían ser 20 minutos, en parte tiene razón y en parte no, porque si yo preparo un gallo para que pierda o gane, como tienen buena preparación y sus gallos están bien criados, y vitaminado, ganan a los 20 minutos y el que me hacía guerra sobre los 15 minutos, fue el Sr. Arnoldo Guillen y una vez incluso perdió buena cantidad de plata con su amigo Lozada arequipeño, cuando comenzamos a implantar los 15 minutos, comenzó a apostar “con tablas gano, con tablas gano” y todas las peleas las apostaba a las tablas y de veintitantas peleas, hubieron 3 tablas. Después otra fecha hubieron varias tablas y estaban de acuerdo que si se hubieran jugado los 20 minutos, no hubieran sido tablas esas peleas y siempre hubo eso, que cada vez que se bajaba el tiempo y si no se hubiese jugado el mayor tiempo hubiera ganado el gallo. Hay muchas peleas de 15 minutos que se hacen aburridas, que la gente incluso comienza a pedir tablas y le dicen a juez “ponga tiempo Sr. Juez, ponga tiempo” y en realidad antiguamente se acostumbraba poner tiempo, cuando era 30 minutos o 40 minutos, que se le descontaban 10 minutos para que termine la pelea; pero si ahora están peleando los gallos por decir ya 15 minutos, qué tiempo les voy a dar. Continúa la pelea un poco pesada, cosa que en realidad más que nada no apuestan y están mirando la pelea y están esperando otra pelea para salir del aburrimiento, pero en 15 minutos creo que estamos bien. Hoy mientras que los gallos meten espuela se están hiriendo, es bonito el espectáculo, pero hay veces que los galos no meten espuela o incluso se han clavado mucho, que a la larga ya cansa la pelea y el mismo público pide tablas. En Piñonate, era igual a lo que ocurre en Chaclacayo y paraban el gallo, y muchas veces lo dejaban parado y se iban a jugar casino y un amigo llamaba; “oye, acá hay un gallo que le hace coteja a tu gallo” y venían “no me gusta” y se volvía a ir a jugar casino, o simplemente lo guardaba al gallo, pero lo picaban con la boca y le iban metiendo carbón y venía uno y “yo voy tanto a tu gallo” o que “si tienes miedo, cómprate un perro” hasta que llega y se hace la pelea. Así igualito entra antes, no como en Surco o El Agustino o en La Campiña, que son los coliseos donde estoy arbitrando, que se pactan un tanto de peleas y largamos las peleas y si se terminan  y Ud. no está acostumbrado a esperar a que se hagan cierta cantidad de peleas, porque cuando comienzan las peleas y terminadas la tantas peleas que se han hecho, a la gente ya no les gusta cotejar, porque se han ido o los que están esperando coteja, ya no tienen coteja porque se han ido, entonces en el Agustino por decir, ahora estamos largando las peleas con 14 cotejas, 12 cotejas que puede terminar a las 10 de la noche. Hay más gallos para cotejar, pero ya no cotejan y se van nomás. Para qué, el coliseo de la Campiña, que la señora si se despacha 6 peleas o 3 peleas que había en forma rápida, se le va la gente y se quedó con su comida; entonces acostumbro dar cierto margen de tiempo para que el aficionado tome su cerveza, coma y alargar un poquito más el espectáculo porque si yo despacho tan rápido las peleas, 20 peleas se van ni en dos horas y la señora se va con sus ollas llenas. No es como en Surco, pues si se queda la comida en surco, al día siguiente la despachan o se va a la pollería. Allá si se arranca la gente para su casa la señora se queda con toda la comida y es pérdida para ella. En El Agustino, no tanto, pues la gente desde que llega, todo el mundo se queda a comer y ojalá que tenga el placer de tenerlo un día en El Agustino, la entrada es un poquito oscura, pero no le pasa nada a su carro y no tenga temor. Nunca ha pasado nada; hay muchas historias que me han cuadrado con una chaveta aquí, mentira, porque nunca ha pasado eso y es que siempre hay alarmistas que no les ha pasado. Pero hablan como si les hubiese pasado. Llega gente y están viendo la pelea y sigue comiendo un grupo de gente y otro va viendo la pelea y así toda la noche comen y comen. Termina la pelea y una buena parte que no ha comido, comen apurados y después se van y no queda nada en la cocina. La comida es muy buena y barata. Lo que acostumbran hacer, es la sopa de mote que es una sopa con mote con pata de chancho y que mucho le gusta al público y también comen un frijol, que muchos de ellos no tendrían estómago para comer las dos cosas. La sopa viene bien servida y el frijol también. Gastan incluso menos que pagar un plato en Surco que se comen un plato y no se llenan y gastan más de lo que comen en El Agustino y allá se llenan bien el estómago y es un lleno total en el Agustino y quieren vender la cancha me dijo uno de los hijos del dueño, pero si la señora deja de cocinar y pierden la zasón, se acabó El Agustino pues lo que tiene parado al coliseo es la comida. Ahora es un barrio tranquilo, aunque ningún sitio es tranquilo. En cualquier sitio como está la situación, es peligroso. Volviendo a los gallos, en temporada de gallos en el Agustino, se hacen 26, 25, 24 peleas y aveces acaba a las dos de la mañana o aveces un poquito más, pero más de las dos y media no y empieza la coteja a las siete de la noche que empiezan a llegar la
gente y se comienza a pesar a esas horas y a las ocho arrancan las peleas. En el Norte, conocí un gallo bueno un pollito que le decían “El Diablo”, tenía cruce de español; Chale Hoyle él lo ha visto y él mismo lo ha peleado, puesto que Ud. Sabe que es sobrino de Don Constante Larco. Ese diablito peleaba con cacho armado cuando tenía 9 o 10 meses y lo bueno que tenía era una buena entrada. Entraba el gallito a patear y a patear con tal rapidez que al otro gallo no lo dejaba hacer nada y como se dice, todos eran premiados con cacho. La primera vez jugó contra un pollo y fue un espectáculo verlo pelear. Después volvió a jugar e igualito y tuvo un premio como un pollo campeón, después tuvo premio también como un gallo pero que en realidad llegó a tener un montón de peleas. El ultimo gallo famoso que he conocido, fue “El Pitrimitri”. Lo he visto pelear; metía cacho y con poder, a base de eso se hizo famoso. Después me dicen que fue a pelear al Norte y que en el Norte estuvieron a punto de ganarlo y de juez estuvo Gamarra (Bigote) y felizmente empató el gallo, porque sino, todos los de Lima se venían pelados, porque iban con tanto cartel y casi lo ganan al gallo. Ese gallo lo conocí, porque peleó en El Agustino también y para El Agustino, vino con renombre de la Cancha Grande y cuando estuvo jugando, recién me dijeron, “ese es el Pitrimitri” y en realidad era un buen gallo y no divulgaban que era el Pitrimitri y muchas personas que lo conocían se callaban y cuando estuvo a punto de jugar es que ya comenzaban a correrse la voz “juega el Pitrimitri” y las apuestas a 6 y a 7, a 6 y a 7; en realidad ese gallo era un ganador. No era un gallo inganable, pero peleaba muy bien, metía cacho y era fuerte. En la década del 50, el Sr. Asato era uno de los hombres que yo admiraba mucho. Un japonés, por su paciencia, por su manera de ser, un hombre callado, seco, pero no déspota. Él jugaba en el Callao en la cancha de Aguena. Anteriormente a la cancha de Aguena, había una cancha que era del Papá de Pedro Solano. Pedro Solano era aficionado del Callao; ese coliseo no llegué a pisarlo; no lo conocí. Era un coliseo famoso, donde se jugaban bastantes gallos; mi padre tampoco lo conoció. Fue juez también en el Agustino antes que yo sea juez, un trigueñito de bigotes; en el Callao, han habido varios aficionados buenos, entre ellos los Vega, Alberto Vega, Alejandro Vega que sigue yendo al coliseo, aunque a Alberto ya no lo veo; Pedro Solano, Marchand del Callao, que era juez en Lima, una gran persona; él estaba de juez en Lima y yo estaba de juez en Villa María que es donde me inicié como juez en la cancha de Herrera en el año 1969, fue para un 1ro de Enero, que teníamos un gallo para jugar y mi Padre no quiso ir y me dijo, anda juégalo tú y yo fui y no llegó el juez y para esto yo era muchacho y me bajaron como juez. Estuve nervioso y algo le gustó a la gente y al Domingo siguiente quisieron que siga como juez y en realidad en ese entonces tenía un trabajo que muy poco me dejaba y con lo que me dejó esa vez, en 1969, estaba enamorado con mi esposa con la finada que me dejó mis hijas y me dejó alguna entrada y me gustó porque tenía para llevarla a pasear y comer algo más. Muchas veces metiendo la pata equivocadamente, y ahora también, pero eso si le digo que muchas veces, errores puedo tener porque errar es humano, pero los errores los cometo involuntariamente y no por querer favorecer a cierta persona. Yo tengo trabajo en Motormóvil como Ud. sabe, el ingreso que tenemos semanal es algo más del mínimo y como está la situación ahora, no alcanza y entonces esta entrada de los gallos me da cierto margen para solventar los gastos de mi familia, de mi casa y quiero mantenerme siempre en esto y para esto yo tengo que tratar de hacer las cosas bien. Cuando he cometido un error, yo mismo me estoy reprochando y al día siguiente, estoy fastidiado conmigo mismo. Aveces recibo reproches de los amigos y yo acepto callado. Otros que vienen a querer pasarme la mano o congratularme, pero yo se que he hecho mal y me siento fastidiado y a veces siento cierto temor de volver a repetir ese error, es por el público qué dirá y trato de hacer siempre las cosas bien, pero no siempre salen bien y si por unos soles voy a favorecer a alguna persona, todos los ingresos que me representa un año, se pueden ir y perder el sacrificio de mi hogar, de mis hijos. Esta actividad de tener la campana, es un poco ingrata. Siempre olvidan rápido de los aciertos que uno ha tenido, pero siempre se acuerdan algo malo que uno ha hecho y rápido se lo enrostran, se lo encaran y siempre cualquier error que uno haya tenido, queda encima. Tengo 8 años consecutivos en Surco y esta vez se estaba voceando de que iban a entrar el Sr. De la Fuente, Luis Antonio y Manuel Fonseca y muchos me decían, ellos traen a Rázuri y tú te vas. Está bien les decía, me voy pero donde Chirinos me quieren y estoy de juez ahí. La vez pasada este señor que le dicen Chilala, Rivas, estaba en camino a mi trabajo y me llama y me dice que estuviera de juez en La Pascana y le pregunto ¿no está Bigote ahí?; “Sí me dice pero es que me pone ciertas condiciones y como que vive lejos, aveces me quiere dejar peleas listas que están para acabar las últimas peleas y quiere enrumbar a su sitio; y si yo tengo el cargo de juez, tengo que esperar a que acabe la última pelea; muchas veces en el agustino han terminado las peleas, pero de repente sale por ahí un desafío o una pelea adicional y uno está ahí presente; pero este señor quiere irse antes de que acaben las peleas”; entonces mi contestación fue “no se como será ahorita en Surco, voy a hablar con el Chino, voy a ver cómo van las cosas y según eso, voy a verte”. Gracias a Dios lo tiene Calicanto y sigo en Surco que en realidad viene a ser una entrada que llevo a mi casa. Soy de las personas que si están en la calle y ven un chicharrón o un cebiche, no se acercan y los comen pues primero pienso en mis hijos. Y siempre todo lo que gano, lo llevo a casa y ahora tengo dos hijos que son huérfanos de Madre y tengo un hogar con dos hijos, una mujercita y un varoncito de 6 y 4 años. Mi hija la mayor, está estudiando en CEPER y a ella le gusta mucho la abogacía, pero ella quiere comenzar a trabajar para ella misma pagar su carrera pues ve que vivimos con cierta estrechez y yo no voy a poderle pagar los estudios ahora como están las cosas. Felizmente mis hijas me salieron buenas. Muchas veces me invitan que tomar en Surco y yo evito que tomar, no tanto porque no pueda poner un par de cervecitas o cuatro cervecitas, aunque como está ahora la situación, con tres o cuatro cervezas se puede llevar un kilo de carne a la casa, pero no es eso sino, que muchos aficionados que no será Ud., o el Sr. Oscar Aspíllaga o el Sr. Granda o en el Agustino el Sr. Mego, que al ver tomando dos o tres cervezas, creen que uno se siente obligado con ellos para poderlos dar la mano en el arbitraje. Es por eso que terminan las peleas y arranco para mi casa, para no verme en ese compromiso. Ahora que están saliendo de muda los gallos, ahí tengo trabajando 4 gallitos que todavía están con la colita corta, pero estoy trabajando a mano, para que vayan entrando en pierna y tengan cierta fortaleza en las piernas. Hay muchas personas que creen que el trabajo de 15 minutos, darle trabajo de gallo es suficiente. El trabajo del 8, hacerlo to
rnear las piernas, darle un trabajo al cuello, poniéndole la mano en el pescuezo, y haciéndolo girar tanto para la derecha, como para la izquierda. Le voy a decir que si Ud. le hace ahora a uno de sus gallos eso, le pone la mano en puño, casi en el buche y la parte del brazo en el cuello y lo hace girar, creo que no le aguantan diez vueltas así, sino, comienzan a caerse para los costados, porque no tienen consistencia en las piernas y es un gran trabajo, porque incluso cuando el gallo se pone ciego, muchas veces el gallo comienza a darse vueltas y se marea y cae; pero con ese trabajo, comienza a equilibrarse y se abre de piernas y se estabiliza un poco más. Es un gran trabajo y antes de jugar, ya no se le da trabajo de mano sino, solamente trabajo con gallo, para soltarlo, porque si se le da trabajo de mano y mano, siempre, el gallo llega ciertamente agarrotado a la pelea y muchas veces dicen “no ha peleado, no ha querido pelear”, pero no es por lo que no ha querido tirar, sino que se siente agarrotado el gallo porque entra duro; entonces el trabajo con gallo, le quita ese agarrotamiento y entra más ansioso de pelear y más vivo incluso. Todos los gallos no asimilan igual el trabajo; hay unos que asimilan más que otros. En el caso de Don Oscar, muchas veces han podido jugar más plata o por el contrario hay gallos que no han debido jugar la cantidad de su pelea y se ha jugado porque el contendor lo ha exigido y como preparador a mí me da lo mismo que juegue poquito o mucho, pero lo que me complace y enorgullece es el triunfo del animal que uno ha trabajado. Aunque a veces es sacrificar un gallo que no merece jugar esa cantidad pues se va a encontrar con un gallo bueno que sí merece jugar esa cantidad y descuadra todo. Preferible es jugar un poco y lograr triunfos. Cuando mi Padre trabajaba para el Jnrl. Zenón Noriega, jugábamos en Sandia, también en La Molina en una encerrona entre grandes personajes, en Huacho, también. En casas residenciales, como en la casa de Odría también hemos jugado y nosotros íbamos y ellos tenían su banquete a parte, pero nosotros muy bien atendidos y los gallos que morían eran para nosotros. Peleas 7 – 4 y 5 – 3 esas eran las peleas que habían antes e incluso también habían las chuscas. Los gallos no han variado gran cosa hasta ahora. Muy poco frecuento ahora las peleas de navaja, pero me parece que sigue siendo la misma cosa. Hay muchos aficionados de navaja que le compran si soy un hombre pobre y tengo 10 o 12 gallos pero tengo 1 o 2 que les ha gustado a un señor de plata y eso señor está interesado por mis dos gallos pero no los vendo porque me quedaría sin los buenos, entonces compran todo el cordel para tener esos dos gallos buenos. El gallero de navaja es muy caprichoso y paga caprichos también. El gallo de navaja es mucho más fácil preparar que el gallo de pico. Es andarlo, andarlo, andarlo y darle un poco de pata al comienzo, porque la pelea de navaja es rapidísima y tiene que estar muy suelto de patas. No se requiere darle mucho trabajo a mano; no necesita fondo. E incluso con el Jnrl. Noriega, nosotros hicimos como una laguna, un pozo, una piscina redonda creo que era de 3mts por 3mts o 2 x 2 y la llenábamos de agua y ahí podíamos poner 10 o 15 gallos a nadar y eso es una gran cosa y todos los gallos querían mantenerse a flote y si alguno se quería ahogar, lo sacaba y lo ponían en el revolcadero y habían como 20 o 30 revolcaderos, cuartitos donde se le soltaba al gallo libremente después del baño, en la arena. Una hilera de cuartos chicos para un lado y para otro lado, con buena cantidad de arena y en la parte de arriba de las puertas había una malla de alambre para poder ver a los gallos y lo de la piscina para nadar, fue una novedad. El Jnrl. Noriega ganó varios campeonatos e incluso una vez salió en El Comercio, en un desafío que tenía el Jnrl. Noriega y el contendor presentaba todos los gallos bolos y en primera plana salían los gallos bolos. Fuimos mi Mamá, mi padre, y mi hermano y yo. Yo entraba a picar los gallos y en ese entonces estaba el Sr. Francisco que era profesor del ejército, una bella persona y le cuento que después salió la fotografía y todo eso, nos ganaron una sola pelea de 7 – 4; entonces llega una mañana el Jnrl. Noriega y dice “Benavente, tengo u desafío de 7 – 4, todos bolos” y entonces mi Padre le dice y qué quiere que le pongamos nosotros, ajisecos, negros o rayados, porque con la cantidad de gallos había para escoger y mi Padre puso todos Ajisecos; había para seleccionar, claro que los ajisecos eran mejores; habían rayados, blancos rayados, habían unos gallos gallinos también, claro que los gallinos salían de diversos colores. A mi padre siempre le gustó el ajiseco y el Cenizo fierro. También hemos tenido buenos gallos giros. Los gallinos también me gustaban pero últimamente los gallinos salen muy francos, muy tiecitos, muy paraditos, ya no tienen alegría para jugar. Después el que es un gallo de fondo que arrastra la sangre del Calcuta, es el Giro; es un gallo fuerte, pero en realidad, que infunda respeto para mí, los ajisecos negros, los Cenizos fierro, son los gallos que me gusta esa pluma. No respeto, sino, me gusta la pluma.

 

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